Se está convirtiendo en el nuevo rey del patio. Tras las peonzas, los yoyós, los hula-hops o los tazos, un artilugio que gira a toda velocidad es el que está conquistando a los pequeños (y no tan pequeños). Apodado fidget spinner, nació en los 90, pero ha sido hace poco cuando se ha puesto de moda (Google Trends, un servicio que muestra la evolución de las consultas que recibe el buscador, es buena prueba de ello).

Spinner

Forbes lo ha apodado como el juguete imprescindible para la oficina en 2017, los vídeos que muestran trucos para hacer malabares con ellos (e incluso destrozar smartphones) tienen millones de visitas en YouTube y diversos modelos ocupan los primeros puestos de la lista de juguetes más vendidos de Amazon.

Hacer que un sencillo y económico objeto con rodamientos dé vueltas sin parar es el nuevo entretenimiento de niños y jóvenes, además de la nueva preocupación de los profesores. De hecho, algunos colegios de Estados Unidos y de Reino Unido han comenzado a prohibir su uso argumentando que hacen ruido y distraen a los estudiantes en las aulas.

Mientras tanto, muchos de los fabricantes que venden sus fidget spinners en el gigante del comercio electrónico de Jeff Bezos señalan que alivian el estrés, reducen la ansiedad y son útiles para personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o trastornos del espectro autista (TEA). ¿Se conocen exactamente los beneficios (o perjuicios) de estos rotatorios juguetes?

Poca investigación sobre los fidget spinners

En realidad, los fidget spinners no nacieron con fines terapeúticos. Su creadora, Catherine Hettinger, ideó el artilugio a principios de los 90 para pasar tiempo con su hija. Catherine padecía miastenia gravis, una enfermedad caracterizada por la debilidad muscular, y no podía recoger los juguetes de su pequeña ni jugar demasiado con ella.

Fue entonces cuando creó una primera versión del fidget spinner con el que ambas podrían divertirse. Tras varias mejoras, comenzó a venderlo, aunque por entonces el juguete no tuvo ningún éxito. En 2005, su patente expiró y no pudo permitirse renovarla, así que Hettinger no ha se ha hecho millonaria con la repentina popularidad de su invento, de la que ahora se siente "contenta". Aunque ella no lo ideara con ese fin, ¿ayudan realmente este tipo de juguetes a niños con autismo o TDAH?

Algunos profesores ya los utilizaban para ello. Tras la prohibición de los fidget spinners en un colegio británico (que continuará permitiendo utilizar a los niños con necesidades especiales bolas de relajación), Carol Povey, directora del Centro de Autismo de la National Autistic Society de Reino Unido, espera que los fidget spinners o juguetes similares que ayuden a determinados pequeños a "concentrarse, relajarse y aprender" sigan permitiéndose en los centros educativos.

En la misma línea, el fundador de la TDAH Foundation británica ha destacado que la vinculación entre el movimiento y la mejora de las habilidades de razonamiento en los niños con déficit de atención está probada. Algunos padres de niños con esos trastornos también defienden la utilidad de este tipo de juguetes.

Un estudio publicado en la revista Journal of Abnormal Child Psychology en 2015 llegó a la conclusión de que zapatear, mover las piernas o desplazar la silla ayudaba a los niños con TDAH a recordar mejor la información y a realizar tareas cognitivas complejas. Lo comprobaron sometiendo a una prueba a 52 niños de entre 8 y 12 años, 29 diagnosticados con TDAH y los otros 23 sin trastornos clínicos.

Para estudiar su "memoria de trabajo", se les mostró una serie de números desordenados y una letra que después debían ordenar. Los niños con TDAH obtuvieron un mejor rendimiento cuando se estaban moviendo más, mientras que el resto, por el contrario, obtuvo un peor resultado en esos momentos.

Pese a sus conclusiones, Mark Rapport, psicólogo clínico en la Universidad de Florida Central y uno de los autores del citado estudio, ha explicado que, en la ausencia de investigaciones centradas en los fidget spinners, es difícil determinar si los juguetes benefician a los niños con TDAH. "Usar un gadget tipo spinner es más probable que sirva como una distracción que como un beneficio para las personas con TDAH", ha señalado.

Este experto ha puntualizado que estos juguetes no requieren un gran movimiento del cuerpo, que sí provoca un incremento de la actividad en la área frontal y prefrontal del cerebro responsables de mantener la atención. Por ello, defiende que probablemente actividades como montar en una bicicleta estática mientras leen serían más beneficiosas para esos niños que los fidget spinners, que además distraen visualmente.

¿Terapia o juguete?

Un estudio publicado en la revista Child Neuropsychology también relacionaba moverse nerviosamente con una mejora del rendimiento cognitivo en los jóvenes que padecían trastorno por déficit de atención e hiperactividad, si bien los que no padecían trastornos no mejoraban su rendimiento por ello.

Julie Schweitzer, investigadora del UC Davis MIND Institute y autora del estudio, tampoco respalda los juguetes fidget todavía. Algunos fabricantes han intentado contar con su apoyo para promocionar estos productos, pero ella se ha negado, aludiendo a la falta de investigación en el campo.

Mientras tanto, un trabajo publicado en American Journal of Preventive Medicine sugería que realizar ciertos movimientos repetitivos podía contrarrestar los efectos negativos sobre la salud de permanecer todo el día sentados, una buena nueva para los que no saben estar quietos en la silla o tienden a juguetear con los objetos que tienen entre manos. También hay investigaciones que apuntan a que las pelotas antiestrés mejoran la concentración o reducen la ansiedad durante una operación.

Ahora bien, ¿se puede afirmar tajantemente que los fidget spinners son útiles para algunos niños (o para todos) o que por el contrario distraen a los pequeños? ¿Depende del uso y el caso? "Francamente, hemos descubierto que los fidgets tienen el efecto contrario a lo que anuncian", ha explicado Kate Ellison, directora de la escuela primaria Washington en Evanston (Illinois), que ha prohibido los fidget spinners en las clases. Al fin y al cabo, los niños se dedicaban a hacerlos girar en sus aulas en lugar de escribir.

"Necesitamos estudiarlos para descubrir si logran un cambio y para quién", ha defendido por su parte la investigadora Julie Schweitzer. De un modo u otro, lo cierto es que miles de niños están utilizando ya los fidget spinners como un simple juguete con el que hacer malabarismos para divertirse, un entretenimiento que trae de cabeza a muchos profesores. Al menos, hasta que pase de moda.

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