Nick Anderson es un empresario peculiar. Se podría decir que sus negocios se basan en hacer que la gente se drogue sin drogarse. En otras palabras, que consuma productos que den subidones y que no supongan un riesgo para su salud o, al menos, que éste no sea comparable al de los verdaderos estupefacientes.
La última ocurrencia de este emprendedor, hermano de un rapero que se conoce como Bezz Believe, es importar una práctica que es moda en Europa desde hace aproximadamente un año: esnifar chocolate. Se trata de algo que desarrolló un chocolatero belga, Dominique Persoone, en 2007, al que se le ocurrió que insertarse cacao en polvo por la nariz podía ser una buena forma de divertirse y, para ello, adaptó un artilugio del siglo XIX y lo rediseñó, creando el Disparador de chocolate, una máquina que permite insertar unos miligramos de una mezcla de cacao y picante directamente en las cavidades nasales. "Esnifar cacao con frambuesa o jengibre o menta te ayudará a ir más allá en en el placer de experimentar el chocolate", afirma en su página web, donde vende el artilugio y dos cargas -que se pueden adquirir en España- por 45 euros.
Persoone le regaló el pack completo a los Rolling Stone en una fiesta, o al menos es lo que cuenta en su página. Distintos medios destacaron el año pasado que se había convertido en una moda en las discotecas de Berlín y Madrid, aunque la coincidencia de todas las publicaciones hace sospechar de una estrategia de marketing por parte del chocolatero belga.
En cualquier caso, la información llegó a Anderson ,que ha gastado 10.000 dólares en crear su propia versión de chocolate para esnifar, como cuenta The Washington Post, aunque en su caso sólo ha creado el snuff -como se llama el tabaco que así se consume, muy popular en Suecia-.
Lo ha bautizado como Coco Loko y está compuesto de cacao en polvo, gingko biloba, taurina y guaraná, todos ellos ingredientes habituales en las bebidas energéticas. Esto preocupa a algunos expertos que ha consultado el diario estadounidense, ya que el producto no está sujeto a las regulaciones de la FDA, el organismo que regula los fármacos en EEUU.
Aunque el experto consultado por The Washington Post -Andrew Lane, director del Johns Hopkins Sinus Center- no cree que el asunto sea "preocupante", sí apunta a algunos datos que tendrían que analizarse, como la cantidad de cada ingrediente que se absorbe en las membranas de las mucosas nasales o qué pasaría si el producto se mezcla con la mucosidad y se crea una pasta que bloquea los senos nasales.
Nada de esto parece preocupar a Anderson, que explica que él usa Coco-Loko como una "alternativa a la bebida" cuando sale. También lo utiliza para aguantar tramos largos de conducción, festivales de música y, en definitiva, "ese tipo de situaciones que hacen sentir ansiedad".
Proyectos anteriores
La trayectoria de este joven empresario -que vende su nuevo producto a 25 dólares por diez dosis- no es ajena a la falsa drogadicción.
Hace dos años, creó su empresa para desarrollar una versión sin drogas de un cocktail llamado Sizzurp, que tiene como ingredientes principales la codeína y prometazina, principios activos de algunos jarabes para la tos .
Aunque al principio no tuvo éxito, su hermano rapero comenzó a hablar de él en videos que colgaba en Youtube y se generó interés. A día de hoy, se venden al mes entre 40.000 y 50.000 botellas del producto, con un coste de 12,50 dólares la unidad.
Sin duda, Anderson pretende repetir éxito con el chocolate esnifado, aunque es pronto para saber si lo conseguirá.