Durante los últimos años, el uso de edulcorantes basados en aspartamo, sucralosa y stevia se ha disparado entre la población con el objetivo de reducir calorías de la dieta en forma de alternativa al azúcar. Sin embargo, el pasado año 2016 un estudio australiano alertó del paradójico efecto rebote que podían provocar dichos edulcorantes en el cerebro.
Ahora, una nueva revisión publicada en el Canadian Medical Association Journal de más de 11.000 estudios afirma que el uso de edulcorantes no tendría beneficios para la salud. De hecho, en algunos individuos podrían llegar a ser perjudiciales.
La realidad detrás de los edulcorantes artificiales
Según los resultados de este nuevo trabajo, llevado a cabo por Meghan Azad y sus colegas de la Universidad de Manitoba, los edulcorantes no calóricos tendrían un beneficio cercano a cero en personas con hipertensión arterial o diabetes. Asimismo, en otros individuos incluso podría elevar el riesgo de aumento de peso, diabetes tipo 2, hipertensión, accidente cerebrovascular y enfermedad cardiovascular.
En otras palabras, los edulcorantes no solo no ayudarían a perder peso, sino que tendrían otro tipo de efectos perjudiciales asociados a largo plazo.
En investigaciones anteriores ya se había sugerido que estas sustancias no calóricas no son tan saludables como se creía, pero dichos estudios eran demasiado pequeños como para tener en cuenta sus resultados. Además, estos trabajos tendían a centrarse solo en la relación entre los edulcorantes y el peso corporal, o entre los edulcorantes y la diabetes, de forma específica y centrada.
En esta ocasión, Azad y su equipo revisaron un total de 11.774 estudios donde se evaluara el consumo de edulcorantes artificiales en individuos mayores de 12 años, incluyendo ensayos clínicos y estudios observacionales.
Los efectos de los edulcorantes a largo plazo
Los investigadores tenían interés en la relación entre los edulcorantes y el índice de masa corporal de los individuos, incluyendo también otras medidas como el aumento de peso, la obesidad, los efectos sobre el metabolismo de la glucosa, el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y función de los riñones.
En base a estos criterios, la búsqueda se redujo a 37 estudios, donde 7 de ellos eran ensayos clínicos controlados con una duración mínima de seis meses donde participaron un total de 1.0003 personas con sobrepeso, hipertensión o diabetes al inicio de los estudios; el objetivo de los cuales era medir si los edulcorantes ayudaban a perder peso.
Los otros 30 estudios eran de tipo observacional, donde no se tenía en cuenta el sobrepeso. Asimismo, aunque en dichos estudios observacionales no se tuvieron en cuenta los efectos del consumo de edulcorantes, sí se preguntó a los participantes sobre su consumo de sustitutos de alimentos azucarados. Destaca, además, que en total hubo 405.000 participantes seguidos durante un total de 10 años en todos estos estudios.
Tras analizar todos estos trabajos, la conclusión de los investigadores fue que los edulcorantes no ayudan a perder peso y, en algunos casos, pueden llegar a ser perjudiciales.
Por ejemplo, en los 7 primeros estudios comentados, sí se produjo una pérdida de peso pero esta no fue significativa durante los seis meses de seguimiento. Por su parte, en los otros 30 estudios, el consumo de edulcorantes se relacionó con un aumento de peso, riesgo de obesidad, hipertensión, diabetes, enfermedades cardíacas y otros problemas de salud.
Los edulcorantes y las bacterias intestinales
Según Azad, esta nueva revisión apoyaría los resultados de anteriores estudios, donde los edulcorantes artificiales se relacionaron con el microbioma intestinal y la salud cardiovascular.
En anteriores trabajos se ha demostrado que la flora intestinal de las personas obesas es diferente a la de las personas con un peso saludable. Dichas bacterias intestinales tienen un papel esencial en la extracción de energía de los alimentos e incluso en la producción de vitaminas, algo que podría tener efectos importantes en el aumento o pérdida de peso.
De hecho, Azad y su equipo ya publicaron a principios de año otro trabajo en Archives of Pediatris & Adolescent Medicine donde demostraron que los bebés de madres que consumían edulcorantes artificiales eran más propensos a padecer sobrepeso al cumplir un año. No se pudo establecer un vínculo directo, pero en próximas investigaciones este grupo de científicos pretende analizar el microbioma intestinal de los bebés cuyas madres hayan consumido este tipo de edulcorantes en el embarazo.
La réplica de los productores
La Asociación Internacional de Edulcorantes refutaba en 2014 los hallazgos de Azad. Según los productores, "las personas con sobrepeso u obesidad, con diabetes u otros problemas de salud cardiometabólicos habitualmente ligados a la obesidad, suelen consumir con más frecuencia edulcorantes bajos en o sin calorías. No obstante, esto podría deberse a sus esfuerzos y su estrategia de reducir su ingesta calórica y de azúcar, que representa una recomendación alimentaria común en esos problemas de salud".
"Un conjunto sólido de ensayos en humanos ha mostrado de forma consistente que los edulcorantes bajos en o sin calorías pueden ser útiles para el control del peso, cuando se utilizan en sustitución del azúcar y como parte de una alimentación y estilo de vida saludables". Según el comunicado, los estudios observacionales "están sujetos a un sesgo de indicación y no puede descartarse una causalidad inversa".