Actualmente, la Enfermedad de Alzheimer se diagnostica bajo criterios clínicos. En otras palabras, para poder llevar a un diagnóstico claro de esta enfermedad neurodegenerativa la base son los síntomas que presenta un paciente. De momento, ninguna prueba actual ha demostrado poder diagnosticar la enfermedad de forma específica, ni siquiera pruebas de imagen como la tomografía computerizada -TAC- o la resonancia magnética.
Ahora, un nuevo estudio a cargo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, y publicado en el Alzheimer's & Dementia, afirma haber logrado desarrollar un análisis de sangre capaz de detectar biomarcadores de la Enfermedad de Alzheimer circulantes. Específicamente, para hallar la proteína beta amiloide, la cual se cree que se acumula en el cerebro y produce la enfermedad -aunque hay estudios que discrepan sobre ello, culpando a otra sustancia, la proteína tau-.
El análisis de sangre que detecta la Enfermedad de Alzheimer
Según los investigadores responsables de este trabajo, medir la cantidad de proteína beta amiloide en sangre ayudaría a identificar a las personas en riesgo de sufrir alzhéimer con años de antelación, ya que dicha enfermedad comienza a desarrollarse décadas antes de que se produzcan sus síntomas.
Aunque la pérdida de memoria es uno de los síntomas más característicos asociados a la Enfermedad de Alzheimer, existen otros tales como los síntomas de depresión en edad avanzada, ansiedad o cambios de conducta que pueden asociarse a la enfermedad.
Actualmente existen dos formas de detectar la proteína beta amiloide en el cerebro de un individuo: mediante el uso de un PET, una prueba de neuroimagen muy cara y poco disponible en los hospitales, o una punción lumbar, un método invasivo y susceptible de acarrear complicaciones. De hecho, ninguno de estos métodos se usan en la práctica clínica habitual.
Ahora, gracias al análisis de sangre desarrollado por el profesor Randall J. Bateman y sus colegas, el diagnóstico sería más fácil, más rápido, más barato y menos invasivo. Según sus resultados, la proteína beta amiloide se va segregando poco a poco a la sangre cuando se acumula en el cerebro humano, y cierta cantidad de la misma también se segrega en el líquido que baña el sistema nervioso, el líquido cefaloraquídeo.
El nuevo estudio de la Enfermedad de Alzheimer
Para llegar a tal conclusión, Bateman y sus colegas midieron los niveles sanguíneos de tres subtipos de proteína amiloide en sangre -beta amiloide 38, beta amiloide 40 y beta amiloide 42- mediante una técnica llamada espectometría de masas en 41 personas de 60 años o más, con el objetivo de correlacionar los niveles de dicha proteína en sangre y a nivel cerebral.
De todos los individuos estudiados, 23 fueron amiloide-positivos -tenían signos de deterioro cognitivo- tras estudiarlos mediante pruebas PET o punción lumbar, mientras que había 18 individuos sin dicha proteína detectable.
Para medir estos niveles de proteína amiloide en sangre, se tomaron hasta 20 muestras sanguíneas de cada individuo durante 24 horas. Se detectaron niveles de beta amiloide 42 un 10-15% menores que la beta amiloide 40 en los pacientes que ya presentaban acumulación de dicha proteína a nivel cerebral.
Según Bateman, las placas amiloides cerebrales se componen sobre todo de beta amiloide 42; esto se reflejaría así en los análisis, ya que ese porcentaje de dicha proteína que falta se encontraría a nivel cerebral en lugar de circulando por la sangre.
La precisión de este análisis de sangre, tras hacer un promedio de las proteínas beta amiloide 42 y beta amiloide 40 entre las 20 muestras de sangre de cada individuo estudiado daban lugar a una precisión de acierto del 89% para los individuos beta amiloide positivos -los ya diagnosticados mediante PET o punción lumbar-; asimismo, cada muestra de sangre de forma individual, obtenía un 86% de precisión.
Finalmente, los investigadores afirman que en un futuro se intentará desarrollar un análisis que pueda detectar la otra proteína característica de la Enfermedad de Alzheimer, la proteína tau, con el objetivo de poder completar un análisis combinado y mucho más preciso si cabe que el actual.