En la película Hannah y sus hermanas (1986) un estresado Woody Allen acude a su neurólogo a recoger los resultados de un escáner. El actor visualiza a la perfección como el médico le dice que, tal y como se temía, la imagen preocupante que había visto en pruebas anteriores se han confirmado y, en efecto, padece un tumor cerebral que, para más señas, es inoperable.
A los pocos minutos, se demuestra que la realidad es bien distinta: el personaje interpretado por el actor y director no es más que un neurótico hipocondríaco. No padece ningún cáncer y se ha precipitado en sus pensamientos negativos. Es, como parece que también lo es Allen en la vida real, un neurótico de libro. Y uno que, además, no dudaría en responder "muy mal" si le preguntaran por su estado de salud.
Ahora, un estudio publicado en la revista Psychological Science apunta a que Allen, que tiene 81 años, podrá seguir algunos más deleitándonos con su tradicional película anual y que el secreto de su longevidad está, precisamente, en su carácter neurótico y en la mala percepción de su propia salud.
Los autores del estudio, de la Universidad de Edimburgo y el University College London, no esperaban concluir algo así. De hecho, creían que teniendo en cuenta que el estrés psicológico y la depresión están ligados a problemas de salud, los neuróticos correrían la misma suerte.
Pero tras analizar los datos de alrededor de medio millón de personas que tenían entre 37 y 73 años al empezar el estudio observaron un dato que les llamó la atención. En principio, los neuróticos tenían un ligero mayor riesgo de mortalidad. Pero, al separar a estas personas según la percepción de su estado de salud, la tendencia se invertía.
Así, los afectados por este rasgo psicológico que, además, consideraban que su salud no estaba muy allá vivían más que los que se creían en buen estado de salud a pesar de su neurosis.
La explicación residiría e que, como buenos hipocondriacos, los neuróticos que se consideraban poco saludables acudirían más al médico y lograrían así la detección precoz de sus enfermedades y, con ello, una reducción de su mortalidad.