El dramático caso de la madre que no conseguía despertar a su hija de la siesta
La mujer pasó más de 15 minutos intentando que su niña reaccionase hasta que llegaron los médicos y consiguieron averiguar lo que había ocurrido.
2 agosto, 2017 17:29Noticias relacionadas
Si puede haber un momento espantoso y dramático en la vida de una madre, ése es el de no conseguir despertar a una hija. Jennifer Abma, una joven estadounidense, ha querido contar a través de las redes sociales el aterrador episodio que vivió hace unos días, cuando se encontró a su hija sufriendo un colapso y sin saber qué había podido ocurrir.
Anastasia, que así se llama la pequeña, se había subido a su habitación a echarse una siesta. Después de un tiempo, la madre decidió acudir a ver cómo estaba su hija y se la encontró, literalmente, "empapada en sudor, con la cara roja e hirviendo". Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que en la habitación hacía un tremendo calor. Desesperada, tras intentar reanimarla durante 15 minutos y ver que la niña de tres años no reaccionaba, la mujer decidió llamar a los médicos, que se personaron en el domicilio y descubrieron que la pequeña había sufrido un tremendo golpe de calor.
Tras el dramático episodio, esta madre quiso advertir en las redes sociales de los problemas que pueden plantear las altas temperaturas y los lugares cerrados. Para ello, publicó un mensaje en su cuenta de Facebook e Instagram junto a la foto de su hija: "No hay nada más aterrador que no conseguir despertar a un bebé. Esta es la prueba clara de que un niño no necesita estar al sol para sufrir un golpe de calor", escribió la madre.
Según recoge The Independent, los médicos pudieron atestiguar que el golpe de calor sufrido por la niña provocó que sus niveles de azúcar en sangre cayeran peligrosamente, así que decidieron administrarle sacarosa, consiguiendo que la niña se despertara.
Tras publicar el post en Facebook, la historia de esta niña y su madre se ha vuelto viral y ha dado la vuelta al mundo, llegando a compartirse más de 50.000 veces en la última semana. "Esta es una lección aprendida y espero que otros padres pueden aprender también algo de esto y asegurarse de revisar las habitaciones de sus casas, porque pueden ser tan peligrosas como un coche caliente", escribe.
El caso de Anastasia evidencia que los golpes de calor no sólo afectan a aquellos que se exponen al sol durante un tiempo prolongado, tal y como solemos pensar, sino que ocurren cuando el cuerpo es incapaz de mantenerse a su temperatura habitual, ya sea por la realización de ejercicio físico extenuante o, como en el caso de esta niña norteamericana, por encontrarnos en lugares con altas temperaturas, alta humedad y poca ventilación. De no actuarse con rapidez, un golpe de calor puede llegar a provocar convulsiones, la pérdida del conocimiento y hasta la muerte.