La osteoporosis es una enfermedad que consiste en la pérdida de masa ósea, lo que aumenta el riesgo de sufrir fracturas patológicas, es decir, sin sufrir ningún tipo de golpe previo y tan solo por la fragilidad ósea asociada a la enfermedad. Aunque es posible sufrir osteoporosis a partir de los 50 años, normalmente tiende a detectarse en edades más avanzadas, sobre todo en mujeres debido a los cambios hormonales producidos por la menopausia.
En primera instancia, la recomendación es aumentar el calcio dietético o incluso recetarlo en forma de suplementos de calcio y vitamina D. Sin embargo, en algunos casos se dan unos fármacos llamados bifosfonatos, los cuales impiden la pérdida de masa ósea y por tanto la fragilidad de los huesos.
Sin embargo, algunos de estos medicamentos han llegado a aumentar el riesgo de fracturas por fragilidad en muchos individuos. Ahora, una nueva investigación llevada a cabo por Eve Donnelly y sus colegas de la Universidad de Cornell sugiere cuál es el motivo.
Bifosfonatos, unos inesperados fármacos rompehuesos
En su trabajo, publicado en la revista PNAS, los investigadores recuerdan que anteriormente ya se sabía que consumir bifosfonatos de forma prolongada -no se recomiendan durante más de 3 años de forma continuada- puede aumentar el riesgo de sufrir fracturas de fémur, pero el motivo era desconocido.
Por ello, Donnelly y sus colaboradores examinaron biopsias de la zona más externa de huesos de fémur de mujeres posmenopáusicas durante la cirugía de reparación de sus fracturas de fémur atípicas y las dividieron en cinco grupos, según el tipo de fractura y el uso o no de bifosfonatos previamente. De hecho, algunas de estas mujeres habían estado tomando estos fármacos más de ocho años.
Según sus hallazgos, las mujeres que consumían bifosfonatos y habían sufrido una fractura de fémur atípica tenían un hueso más duro y más mineralizado que aquellas que consumían los fármacos pero habían sufrido una fractura típica. Los investigadores sugieren que esto tiene sentido si se conoce cómo actúan los bifosfonatos: frenan el desprendimiento del hueso viejo y aumentan la remodelación o crecimiento de hueso nuevo.
En adultos sanos, el hueso se encuentra continuamente realizando este proceso de forma equilibrada, y dicho hueso se renueva completamente cada 10 años de media. Sin embargo, si se enlentece el desprendimiento de hueso -gracias a los bifosfonatos-, la remodelación también acaba viéndose afectada, lo cual con el paso de los años provoca una fragilidad ósea a pesar de tomar fármacos que deberían evitarla.
Los bifosfonatos y el empeoramiento de las fracturas
Por otro lado, otro efecto conocido de los bifosfonatos es que, a largo plazo, pueden aumentar la fabricación de hueso con el objetivo de tapar grietas microscópicas, pero las nuevas capas funcionarían como un parche, lo que en consecuencia daría lugar a que dichas grietas se propaguen y empeoren su gravedad.
Actualmente la FDA, el organismo que regula alimentos y medicamentos en EEUU, recomienda que los bifosfonatos solo se tomen entre tres y cinco años de media, evaluando de forma continua su riesgo. Aún así, Donnelly y sus colegas no desaconsejan la toma de este tratamiento, pues anteriores investigaciones afirman que el riesgo de sufrir una fractura de fémur atípica es de 1-10 por cada 10.000 individuos que toman el medicamento, lo cual sugiere que los beneficios superan con creces a los riesgos en este caso.
Asimismo, puntualizan, el objetivo del estudio era detectar los efectos de un tratamiento a largo plazo o más extenso de las recomendaciones actuales, ya que si se respetan los plazos establecidos por los protocolos no existen los riesgos mencionados.