"A mi consulta siguen llegando mujeres de 50 y 60 años que no han tenido un orgasmo en su vida o que, directamente, no se han visto nunca los genitales". En pleno siglo XXI, son muchas las mujeres que aún no han descubierto lo que supone alcanzar el clímax. Que nunca se han masturbado. Y lo que es peor, que no se responsabilizan de su propio placer porque durante muchísimos años ha sido invisibilizado socialmente, censurado o mitificado. Ésta es la realidad a la que se enfrenta cada día María Fernanda Peraza, una médica especialista en Urología y Medicina Sexual venezolana que trabaja en el Hospital Universitari Dexeus de Barcelona.
Harta de atender a mujeres que se sentían incómodas con su naturaleza o que no habían experimentado con el placer, Peraza decidió lanzar Getmine Healthy Pleasure, un proyecto web dirigido a mujeres en el que ofrece información relacionada con la sexualidad y el placer femenino desde un punto de vista científico. "Queríamos crear un espacio serio de sexualidad femenina, con el objetivo de que cada vez más mujeres asuman el placer como una forma de conseguir un bienestar personal, como una forma de crecimiento y, sobre todo, de empoderamiento", asegura.
En este web sitio se puede acceder a distintos tipos de contenidos en los que se aborda el placer femenino de forma "normalizada". El primer manual elaborado por la experta -disponible online- aborda el orgasmo femenino, un proceso fisiológico que obsesiona a miles de parejas, cuya respuesta es distinta en hombres y en mujeres y sobre el que aún existe un gran desconocimiento generalizado.
Una descarga de adrenalina brutal
Mucho se habla sobre el orgasmo pero muy pocas personas saben qué mecanismos entran en juego para que se produzca. Tal y como señala la experta, ocurre justo después de la fase de excitación, a la que se puede llegar por múltiples vías, desde la imaginación hasta la estimulación genital. "El cerebro envía señales para que la piel se enrojezca, los pezones se endurezcan, la lubricación vaginal se active y se sucedan los cambios que dan lugar a la plataforma orgásmica”, explica la sexóloga. A continuación, se ensancha la porción proximal de la vagina, el útero se eleva un poco y -¡tachán!- se dispara el sistema nervioso simpático, provocando una brutal descarga de adrenalina y esa sensación de placer desmedido.
"La realidad es que las mujeres requieren de una gran concentración para alcanzarlo. Pero, cuando se da, es un momento tan descontrolado que llega a alterarse hasta el estado de conciencia", apunta la experta. Es entonces cuando aparecen espasmos generales y contracciones involuntarias en la vagina, se dilatan las pupilas, sube la tensión arterial y se desata una sensación de euforia inigualable. Además, durante el periodo refractario se liberan hormonas como la oxitocina y endorfinas (conocida como la hormona de la felicidad).
Por qué hay que ir más allá de los genitales
El orgasmo en general, pero en particular el de las mujeres, no se reduce solamente a la estimulación genital. ¿Por qué? "La respuesta sexual femenina es circular. Se trata de un sistema complejo en el que entran en juego factores biológicos, pero también psicológicos, que hacen que el deseo en las mujeres se pueda disparar de muy diversas formas", afirma Peraza.
Así, las imágenes, por ejemplo, cobran una importancia determinante en el placer sexual femenino. "Lo físico es importantísimo, pero hay muchos otros factores que también entran en juego a nivel cerebral. Lo físico y lo no físico van de la mano, pero existe una variabilidad muy grande sobre cómo se percibe. Y esto puede variar tanto como número de mujeres hay en el mundo", subraya la experta en su manual sobre el placer femenino.
Sólo hay un tipo de orgasmo
Durante mucho tiempo se ha hablado de que las mujeres tienen dos tipos de orgasmos, el clitoriano y el vaginal. En realidad, tal y como apunta la andróloga, esto no es cierto. "Si nos referimos al proceso físico y emocional que se produce en nuestro cuerpo, sólo podemos hablar de un tipo de orgasmo. Aunque sí que es verdad que los desencadenantes pueden ser muchos".
El orgamo es la respuesta placentera que da nuestro cerebro a una cantidad de estímulos que llegan por distintas vías sensoriales. "Hay mujeres que experimentan orgasmos sólo con la manipulación de los pezones", apunta. "Podríamos decir que es una bombilla que puede llegar a encenderse tocando distintos interruptores". Tal y como señala la experta, el 65% de las mujeres necesitan de la estimulación del clítoris para alcanzarlo.
Todas las mujeres pueden ser multiorgásmicas
Las mujeres multiorgásmicas son aquellas que son capaces de alcanzar el clímax varias veces durante un mismo acto sexual. Durante mucho tiempo se ha pensado que la multiorgasmia era casi un don de la naturaleza al que sólo tenían acceso algunas elegidas. Peraza lo desmiente. "Todas las mujeres pueden tener varios orgasmos, varios picos de intensidad en un mismo acto. De hecho, tenemos periodos refractarios más cortos que los hombres y nuestra respuesta sexual puede llegar a ser realmente rápida", explica.
Sin embargo, tal y como advierte la facultativa, hay mujeres que tienen este tipo de respuestas sexual sin ningún tipo de entrenamiento y otras que no. ¿Se puede entrenar? Sí. ¿Es necesario? Según la experta, no. "El orgasmo no es el objetivo, sino la consecuencia. Así que la idea debería ser alimentar todo lo que lo precede antes que llegar a tener un gran número de ellos", finaliza.
Los dogmas coartan el placer sexual
Tal y como explica la facultativa, el constructo de la sexualidad femenina es realmente complejo. "No basta sólo con tener vagina, vulva y clítoris. El placer sexual viene determinado por toda una serie de vivencias y factores psicosociales que están directamente relacionados con nuestra habilidad para experimentar orgasmos", advierte.
El hecho de que la masturbación femenina y el sexo no reproductivo hayan sido condenados por la religión durante decenas de años ha influido negativamente en la capacidad de algunas mujeres para alcanzar el placer. "Un estudio demostró hace años que el 79% de las mujeres que no tenían afiliación religiosa tenían experiencias orgásmicas satisfactorias durante la masturbación mientras que el 67% de mujeres que sí tenían afiliación no lo alcanzaba”, explica Peraza. "Los dogmas y las creencias sociales determinan la vivencia del placer y limitan el permiso legítimo que tiene toda mujer de obtener una buena salud sexual", añade.