Malas noticias para los consumidores habituales de omeprazol. Tras diversos estudios ya publicados que advertían que el uso de la familia de fármacos a la que pertenece este medicamento -los inhibidores de la bomba de protones- se está disparando sin motivo, un nuevo trabajo advierte de un efecto adverso no descrito hasta la fecha: su relación con la enfermedad hepática crónica, en concreto con tres variantes de la misma: la inducida por el consumo de alcohol, el hígado graso no alcohólico y la esteatohepatitis.
Un estudio publicado este martes en la revista Nature Communications ha dado la voz de alarma. Aunque se trata de un trabajo llevado a cabo en ratones, los investigadores de la Universidad de California en San Diego han comparado los mismos con estadísticas del consumo de estos fármacos en personas con el hígado dañado. Sus hallazgos en animales parecen confirmarse en humanos.
"Nuestro estómago produce ácido gástrico para matar los microbios que ingerimos y tomar medicamentos para suprimir esa secreción de ácido gástrico puede cambiar la composición del microbioma intestinal", explica el autor principal del trabajo, Bernd Schnabl.
Lo que sucede, concretamente, es que la ingesta excesiva de fármacos como el omeprazol promueve el crecimiento de una bacteria denominada Enterococcus en el intestino, que se transloca al hígado, donde exacerba la inflamación y empeora la enfermedad crónica hepática.
De hecho, los investigadores probaron sus hallazgos analizando la presencia de la bacteria en cuestión en el hígado de los ratones que participaron en el experimento, aunque posteriormente hicieron lo propio en personas que abusaban del alcohol: entre estos, los que más inhibidores de la bomba de protones tomaban más niveles de la bacteria dañina tenían.
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