Los 'karoshi' españoles: muertos por trabajar sin descanso
Acumular más de 100 horas extra al mes no es insólito en nuestro país: de hecho, va en aumento.
16 octubre, 2017 00:58Noticias relacionadas
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A Sebastián el corazón le dijo 'basta' en su puesto de trabajo, reventado por el esfuerzo. Era jefe de ambulancias para una empresa contratada por el Servicio de Salud balear. "Mi verdadera situación laboral era estar localizable 24 horas al día los 365 días del año" - esgrimiría en la denuncia presentada contra su empleador y la aseguradora. Cuando el 26 de octubre de 2012 sufrió un infarto de miocardio, la triste ironía es que el auxilio sanitario no estaba a mano. "Estuve muerto quince minutos" - alegaba, antes de ser trasladado al Hospital Son Espases de Palma.
Karoshi es el término con el que el Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar de Japón reconoce las muertes por sobrecarga de trabajo. Un caso revelado recientemente ocupó titulares en todo el mundo: Matsuri Takahashi, empleada de una agencia de publicidad, se quitó la vida el pasado diciembre. Solo tenía 24 años y dormía en su empresa para hacer jornadas de 20 horas. Para acreditarse como karoshi, el trabajador debe haber hecho más de 100 horas extra al mes o 80 en dos o más consecutivos sin descansos. ¿Fue el caso de Sebastián un karoshi español? "Indudablemente" - contesta su abogado, Pablo Alonso de Caso.
El jefe de ambulancias llevaba 34 años asumiendo funciones extraordinarias, de coordinar eventos fuera de la cobertura sanitaria a organizar las guardias de médicos. "A veces era imposible (...) a lo que la empresa me contestaba: arréglalo" - reza el texto de su denuncia. Su media de 12 horas laborales sin respeto por libranzas y descansos implicaban además una nocturnidad no reconocida. Sebastián se salvó pero quedó con secuelas neurológicas y cognitivas. Se le reconoció la incapacidad permanente en 2014. El pasado mes de julio, un juez de Palma le daba la razón y condenaba a su empresa a indemnizarle con 232.000 euros.
Es una fracción, sin embargo, de lo que el demandante reclamaba: el magistrado apreció "concurrencia de culpa" en el accidente ya el trabajador sufría sobrepeso, sumado a antecedentes familiares de hipertensión. "El trabajador está desprotegido, porque la legislación entiende mal los efectos exógenos de la presión y el estrés" - lamenta Pablo Alonso de Caso. "Cuando las jornadas son de doce horas comes mal, duermes peor, dejas de hacer deporte, empiezas a fumar... y todo ello son factores de riesgo. La empresas piensan que basta con tener un Plan de Prevención de Riesgos Laborales, y no es así".
El infarto le sobrevino a Sebastián en un momento de extrema conflictividad en el sector de las ambulancias: privatizaciones, recortes, alargamiento de jornadas e impagos. El letrado traza una línea directa entre la precariedad y el fenómeno de sobrecarga de trabajo. "Es un delito contra los derechos de los trabajadores pero temen que si hablan, se irán a la calle". Si bien otros fenómenos como el mobbing o las coacciones ya le son familiares a la jurisprudencia laboral, ni Trabajo ni los sindicatos dedican una gran preocupación a la acumulación de horas. "Desgraciadamente, aquí sólo se mueven cuando hay sangre".
Afecta a PYMES, autónomos y puestos de responsabilidad
El karoshi no es privativo de una situación laboral precaria, no obstante. La noche del 9 de mayo de 2014 el presidente de la Sala I de la Audiencia Provincial de Sevilla, Joaquín Sánchez Ugena, sufría un infarto y fallecía. Aquél día había estado trabajando al mismo ritmo que lo venía haciendo desde que fuera nombrado cinco años antes: jornadas de 12 horas que se solapaban a menudo con fines de semana y festivos, "sin volver a casa ni siquiera a la hora de comer".
Muy apreciado por sus colegas, el obituario de Sánchez Ugena en el ABC de Sevilla seguía colgado en un lugar visible de la Audiencia cuando el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía falló un año después que el juez había fallecido "en acto de servicio", a causa del "estrés producido por la inmensa carga de trabajo que soportaba". A esto se sumó "la angustia" provocada por el expediente disciplinario del Consejo General del Poder Judicial que pendía sobre él. La víspera, Sánchez Ugena había recurrido la sanción; no llegó a ver cómo el Tribunal Supremo lo exoneraba seis meses después. Ahora, el TSJA instaba al propio CGPJ a conceder una pensión extraordinaria a su viuda.
"La crisis trajo una reducción en los puestos de trabajo que no se están recuperando con la misma rapidez con la que crece la economía" - explica José Antonio Bautista, técnico en prevención de riesgos, perito y miembro de la Asociación de Especialistas en Prevención y Salud Laboral (AEPSAL). "Asimismo, la nueva economía ha traído el concepto de flexibilización. Pero ser flexible no significa hacerlo tú todo". El perfil del cargo del microgestor, que nunca desconecta, es el más vulnerable a los problemas de salud por sobrecarga de trabajo.
"Piensa en el obrero que está en lo alto poniendo tejas sin arnés ni línea de seguridad. Sí, es el más rápido de todos, pero no lo está haciendo bien. Lo mismo para el microgestor" - ejemplifica Bautista. La lucha contra la sobrecarga exige un cambio de mentalidad a nivel empresarial y comercial más allá de la legislación, considera el experto, escéptico ante la eficacia de leyes como la que prohíbe mandar correos electrónicos por trabajo a partir de las 18.00h que dictó Francia después de varios casos de suicidio por estrés laboral.
El suicidio es una de las tres causas de muerte que reconocen las autoridades japonesas por karoshi. Las otras dos son los accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares. El experto insiste en que se trata de reduccionismo. "Cada empleado somatiza de una manera diferente. Hemos visto casos de eccema o de ceguera por hipertensión que remiten tras una baja". Esa multiplicidad complica, además, cómo demostrar el caso ante un tribunal. "Las enfermedades profesionales son las reconocidas en una lista, no hay más. Y la empresa siempre puede alegar que, científicamente hablando, una cosa no está exactamente relacionada con la otra".
Las inspecciones, finalmente, sirven para la gran empresa, pero no para los autónomos y las PYMES de "dos o tres empleados". Forman el espinazo de la economía española y para ellos la sobrecarga tiende a producirse por satisfacer las demanda del cliente. La "espiral diabólica" que entremezcla la vida privada con la profesional, por lo tanto, se da con mayor facilidad. "¿Crees que muchos se han tomado el Puente del Pilar cuando hay que presentar cuentas a día 16?".
'Karoshi' con acento español
El imaginario popular retrata al empleado japonés como un abnegado samurai que empeña su honor en ofrecerlo todo, incluso la vida, por la prosperidad de su empresa. Según Bautista, no es un simple cliché. "En la posguerra, los japoneses vieron en el crecimiento económico la manera de reconstruir su grandeza. La empresa les devolvió el orgullo de pertenecer a un colectivo. Y éstas se implicaron enormemente en el desarrollo nacional, construyendo guarderías, colegios y viviendas".
En Europa, el movimiento obrero ya exigía jornadas de ocho horas antes de la I Guerra Mundial, y la burguesía asumía que ceder en algunas demandas servía como freno pragmático al comunismo. Mientras, en Asia, el karoshi se ha visto espoleado con la nueva economía globalizada. "También lo están sufriendo en China, Corea del Sur e India. Pero su cultura está basada en la productividad mientras que aquí seguimos obsesionados con lo presencial" - advierte Bautista. "Así que donde los japoneses echan doce horas, nosotros echaremos dieciséis".
La cultura presencial es una rémora en la productividad de la empresa española. "En otros países, el que se queda de más es precisamente el que tiene un problema. Significa que no consigue cumplir con los plazos de su trabajo"- señala. Pero también es un trastorno psicosocial: robarle de forma sistemática tiempo al ocio, a la realización personal y a las relaciones sociales y familiares provoca estrés y depresión, algo sobre lo que los directivos de nuestro país están raramente formados.
"La Prevención en el Trabajo ya no aborda la Salud como la mera ausencia de daño" - concluye el experto. "Ahora hablamos de Bienestar, que es algo que la empresa debe proporcionar: la realización, en un entorno gozoso si cabe, de las capacidades profesionales del individuo".