Fue un 14 de febrero de 2009. Charles Runels, un médico de Alabama, se encontraba trabajando en su despacho cuando, de repente, la que por aquel entonces era su amante abrió la puerta, se acercó hasta él y le pidió su regalo de San Valentín: "Quiero que me inyectes sangre en el clítoris". Runels había estado pinchándose plasma rico en plaquetas en el pene durante el último año. Gracias a esta nueva técnica había experimentado erecciones más fuertes y duraderas y mejorado sobremanera su vida sexual. Ahora, su amante reclamaba también su derecho.
El médico cogió una jeringa, anestesió la zona e hizo lo propio con su nueva paciente. La siguiente tarde, cuando ella volvió a visitarlo, comprobaron que los orgasmos de la mujer no sólo llegaban mucho antes, sino que también se habían vuelto mucho más intensos. Runels decidió entonces que comenzaría a tratar la disfunción sexual de algunas de sus pacientes con este nuevo método al que bautizó como o-shot (en castellano, disparo orgásmico).
Siete años después de aquel San Valentín, este tratamiento casi milagroso se ha convertido en todo un fenómeno en Estados Unidos y Reino Unido. Según los cálculos del médico norteamericano, más de 20.000 mujeres en todo el mundo ya se han sometido a un procedimiento cuya tasa de éxito, asegura, ronda el 85%. Sin embargo, en la comunidad médica, el o-shot despierta ciertos recelos y desconfianza. Algunos médicos consideran que el procedimiento carece de evidencias científicas sólidas y que sus efectos pueden ser fruto del placebo.
El o-shot se realiza tal que así. Las mujeres acuden a la consulta de un ginecólogo y se les extrae 50 mililitros de sangre del brazo. Acto seguido, la sangre se centrifuga y se obtiene plasma rico en plaquetas (prp). El médico utiliza una pomada anestesiante para el clítoris y el techo de la vagina y, una vez que se ha dormido la zona, inyecta con una jeringuilla cinco mililitros de este plasma enriquecido en distintos puntos. El procedimiento estimula el rejuvenecimiento vaginal y, supuestamente, consigue mejorar el orgasmo, la libido y la excitación sexual. Pero no sólo eso, también está recomendado en casos de incontinencia urinaria y enfermedades como el liquen escleroso atrófico.
'O-shot made in Spain'
En nuestro país, el ginecólogo Fernando Aznar es el único especialista acreditado por Runels para realizar el o-shot. De hecho, ha registrado un dominio en español con el mismo nombre para promocionar el método. Según cuenta, hasta su consulta acuden mujeres que, con la llegada de la menopausia, tras dar a luz o fruto de alguna enfermedad, experimentan distintos problemas que afectan al plano sexual: desde la anorgasmia hasta la atrofia vaginal o el dolor durante el coito.
"El o-shot es medicina regenerativa", asegura Aznar al otro lado del teléfono. "El plasma rico en plaquetas se ha utilizado en distintas especialidades de la medicina. Para tratar roturas musculares o para úlceras vasculares, por ejemplo. En ginecología empezó a utilizarse con enfermedades que atrofian la vulva y la vagina de la mujer, con la intención de regenerar la mucosa y la piel", cuenta este especialista en cirugía estética genital femenina con un puñado de clínicas repartidas por toda España.
Según explica Aznar, estas plaquetas, junto a los factores de crecimiento inoculados, estimulan la regeneración de tejidos y la creación de nuevas células, "aumentando la vascularización y la llegada de nutrientes necesarios para la reparación tisular y rejuveneciendo del órgano genital femenino". En un principio, esto se traduciría en un aumento de la lubricación natural, en una piel más sana y, también, en una disminución de posibles dolores durante el coito (dispareunia).
Sin embargo, el ginecólogo insiste en que la cosa no acaba aquí. "El tratamiento sirve también para mujeres totalmente normales, jóvenes incluso, a las que les cuesta tener orgasmos o que no los han experimentado nunca", asegura. "Suele decirse que en el orgasmo femenino está implicada la psicología. Esto es mentira. La mitad de las veces es orgánico, ginecológico. Tiene que ver con que no te funciona bien el pene o la vagina y luego, a lo mejor, entra en juego la cabeza", añade.
Sin evidencias científicas sólidas
En los últimos tiempos, el propio Charles Runels, tal y como reconoció al diario The Guardian, ha puesto dinero de su propio bolsillo para financiar algunos estudios y probar las bondades del o-shot, tanto en enfermedades como el liquen escleroso como en la disfunción sexual femenina. De hecho, en su página web hay una pestaña en la que se pueden consultar los trabajos publicados hasta la fecha sobre la aplicación del plasma rico en plaquetas en distintos ámbitos médicos.
Un estudio realizado por el propio Runels en 2014 con una muestra muy reducida encontró que el plasma rico en plaquetas producía "algún grado de mejora" en la vida sexual de siete de las 11 participantes. No en todas. Los propios autores, que publicaron los hallazgos en Journal of Women’s Health Care (una revista poco reconocida en el ámbito de la investigación), explicaban que "el número limitado" de participantes en la investigación restringía cualquier tipo de conclusión.
Así, otro trabajo realizado este mismo año por un colega brasileño de Runels con 68 mujeres sugiere -de forma ambigua- que el 94% de las participantes quedaron "satisfechas" con el procedimiento después de haberse sometido a él y experimentaron "una mayor lubricación" tras las dos sesiones a las que se sometieron. Sin embargo, según los expertos consultados por EL ESPAÑOL, la inexistencia de un grupo placebo o el dudoso planteamiento metodológico en ambos casos invalida los resultados obtenidos y dinamita cualquier tipo de hallazgo.
Así lo asegura María Fernanda Peraza, médica especialista en Urología y Medicina Sexual del Hospital Universitari Dexeus de Barcelona. "No niego que con el plasma rico en plaquetas sea posible mejorar el tejido genital. Pero la respuesta sexual de una mujer es mucho más compleja y, por supuesto, esto no quiere decir que vaya a tener más orgasmos", apunta la especialista.
Peraza tampoco cree que este procedimiento sea capaz de estimular la libido y la excitación. "El deseo sexual es una fase que no tiene traducción física porque se gesta sólo a nivel cerebral. De hecho, la mayoría de los resultados que se han obtenido cuando se ha estudiado la disfunción genital femenina se deben al efecto placebo", añade. La andróloga subraya que su intención no es "tirar al trasto" la medicina general regenerativa, pero "se necesitan resultados sólidos para recomendar el o-shot como un tratamiento que podría tener una incidencia positiva en las fases de la respuesta sexual".
Sin efectos adversos
Tal y como apunta esta especialista, "las causas orgánicas de la disfunción sexual en las mujeres son muchísimas menos de las que se cree" y, en cualquier caso, su tratamiento debe ser integral e incluir el aspecto psicológico. "Las disfunciones sexuales femeninas son puramente psicológicas o mixtas. Puramente orgánicas no existen", apunta de forma tajante. "Puede que haya mujeres que les preguntes y te digan que sí, que han tenido una mejoría. Pero, ¿cómo mides esos resultados? ¿Cuánto tiempo dura? La respuesta positiva seguramente tenga más que ver con que existe una mejor percepción de la autoimagen y con que las mujeres se sienten más seguras con su genitalidad antes que con la inyección de plasma".
Justo Callejo, ginecólogo recién jubilado y responsable del equipo médico que realizó el primer trasplante de tejido ovárico en España en 2006 también apunta que el orgasmo femenino tiene un importantísimo componente psicológico. Así, al igual que la doctora Peraza, señala que no existen evidencias científicas que avalen este nuevo procedimiento como método para aumentar el deseo sexual o mejorar el orgasmo femenino.
En cualquier caso, Callejo explica que este procedimiento no quirúrgico no tiene por qué tener efectos adversos. "Si técnicamente se realiza bien, la técnica es inofensiva. Se trata de una cantidad muy pequeña de sangre de la paciente que vuelve a inyectarse en el propio tejido", apunta. Otra cosa será que el o-shot sirva para provocar los orgasmos espectaculares que promete. En ese sentido, algunos profesionales de la medicina tienen serias dudas.