Es el último escándalo médico que ha saltado a los tabloides y que ha escandalizado a la opinión pública en el Reino Unido. Simon Bramhall, un cirujano británico, ha admitido este miércoles ante un tribunal que grabó sus iniciales con láser en el hígado de dos pacientes durante sendas operaciones de trasplante.
Los hechos, según ha confesado el facultativo, ocurrieron en febrero y agosto de 2013 en el hospital Queen Elizabeth de Birmingham. Bramhall, de 53 años, intervino a dos pacientes de sus respectivas dolencias y dejó su rúbrica, 'SB', grabada en sus órganos con un láser de gas argón coagulador, un instrumento que se usa en las intervenciones quirúrgicas para evitar hemorragia. Todo ello en presencia del resto del equipo sanitario.
El cirujano fue descubierto por un compañero, después de que una de sus víctimas tuviese que volver a ser operada y se encontrasen las iniciales del médico grabadas sobre el hígado. Bramhall, que ejerció como cirujano en el Queen Elizabeth durante 12 años, fue suspendido en 2013 y presentó su dimisión en el año 2014, después de que se le abriese un expediente disciplinario.
El suceso, que ha quedado visto para sentencia, está siendo juzgado por un tribunal de la ciudad de Birmingham. Bramhall se ha declarado culpable de dos cargos de agresiones, pero ha negado que su acción causase daño físico alguno a los pacientes y ha rechazado los cargos de lesiones.
Según ha explicado el fiscal del caso a la BBC, Tony Badenoch, el cirujano llevó a cabo sus acciones "sin tener en cuenta los sentimientos de los pacientes inconscientes". "Sus acciones marcando los hígados de aquellos pacientes, de modo totalmente innecesario, fueron actos deliberados y conscientes", ha explicado la también fiscal Elizabeth Reid.
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