Aunque actualmente se baraja la hipótesis de que diversos trastornos mentales, como es el caso el trastorno bipolar o "depresión maníaca", se deben a un desequilibrio químico desencadenado por una combinación de genética y complicadas situaciones de la vida, un reciente trabajo afirma que existen múltiples rutas que podrían acabar desencadenando la enfermedad. Y, de hecho, son también múltiples las experiencias que tiene cada paciente con dicho trastorno, aunque si pueden subdividirse en siete clases de trastorno bipolar.
En un reciente trabajo, llevado a cabo por un equipo de investigadores del Programa de Investigación Bipolar de la Universidad de Michigan y publicado recientemente en el International Journal of Epidemiology, se analizaron decenas de miles de datos durante años acerca de la genética, experiencias de vida, historias clínicas, motivaciones, dietas, emociones, patrones del pensamiento y del sueño de más de 1.100 voluntarios; 730 de ellos diagnosticados de trastorno bipolar y 277 sanos.
De la misma forma que un reciente estudio sugirió que existen cinco subtipos de enfermedades entre la ansiedad y la depresión, este nuevo trabajo centrado en el trastorno bipolar afirmaría que existen hasta siete subtipos de dicho trastorno, o concretamente siete fenotipos o formas de expresar la enfermedad.
Por ello, los investigadores han desarrollado un marco cuyo objetivo sería facilitar la investigación, el tratamiento y la forma de entender la enfermedad por parte de los pacientes diagnosticados de trastorno bipolar.
Según Melvin McInnis, autor principal del trabajo, existirían muchas formas de acabar desarrollando el trastorno bipolar, y también habría muchas formas de expresarlo. Según el investigador son diversos los mecanismos biológicos que conducen a la enfermedad y también los elementos que pueden alterar la forma en la que los pacientes la experimentan.
Para el trabajo, se usó la biblioteca masiva de datos de la cohorte de pacientes Prechter, de los cuales dos tercios eran mujeres, el 79% de raza blanca y una edad media de diagnóstico de 38 años. Asimismo, de promedio, los participantes sufrieron su primer episodio depresivo o maníaco a los 17 años. Además, muchos de los participantes asociaban otros problemas de salud mental al trastorno bipolar.
Entre los datos y mediciones obtenidas en esta biblioteca, se encuentran:
Cambios en la cognición, como el pensamiento, razonamiento y procesado de las emociones.
Personalidad y carácter.
Conductas de abuso de sustancias.
Aspectos de la vida como relaciones familiares, relaciones íntimas y posibles traumas.
Patrones de sueño y ritmos circadianos.
Cambios de síntomas a largo plazo y respuestas frente al tratamiento.
Las otras enfermedades y situaciones asociadas al trastorno bipolar
Gracias a todos estos datos, los investigadores han podido llegar a diversas conclusiones sobre el trastorno bipolar, tales como qué enfermedades suelen asociarse al mismo u otros factores originarios, incluyendo peculiaridades dietéticas, entre otros.
Por ejemplo, según los científicos, las personas con trastorno bipolar tienen hasta 3,5 veces más riesgo de migraña que los individuos sin dicho trastorno. Asimismo, estos pacientes también suelen asociar otras enfermedades tales como trastornos alimentarios, trastornos de ansiedad o problemas de alcohol o de síndrome metabólico.
Por otro lado, los individuos diagnosticados de trastorno bipolar tienen más riesgo de haber sufrido traumas infantiles, algo que se asociaría a su vez con problemas de atención y autocontrol.
En cuanto al ámbito dietético se refiere, los individuos diagnosticados con este trastorno solían tener niveles más elevados de grasas saturadas en sus dietas, algo que también se habría asociado con mayores niveles de ciertas moléculas de grasa en sangre y un peor estado de ánimo o mayor intensidad de sus síntomas. Además, la microbiota de estos pacientes tendría niveles más bajos de bacterias intestinales clave, incluyendo una menor diversidad de microorganismos en aquellos pacientes que consumían antipsicóticos.
Por su parte, la privación o falta de sueño parecería tener un papel clave en el trastorno, agradando la depresión y los episodios maníacos en mujeres, pero no en hombres.
En cuanto a la personalidad y las habilidades cognitivas, los individuos con una fuerte tendencia neurótica eran más propensas a sufrir una mayor gravedad, sobre todo si eran hombres. Por su lado, la memoria, la función ejecutiva y las habilidades motoras parecían ser peores en los individuos diagnosticados de trastorno bipolar respecto al grupo control. Asimismo, los patrones del habla de los pacientes parecían poder predecir los estados del ánimo, y dar lugar así a usar medidas más útiles para predecir la necesidad de intervención en episodios de manía o depresión.
Aunque el trabajo desdeñó la idea de que exista una causa genética en el trastorno bipolar -a pesar de que existe cierta tendencia hereditaria en familias-, se encontraron dos genes llamados CACNA1 y ANK3 que parecen jugar un papel de susceptibilidad para desarrollar el trastorno, aunque son muchas las variaciones genéticas que se han asociado al riesgo de sufrir trastorno bipolar.
Finalmente, tras cultivar células madre de la piel de los participantes con el objetivo de que se transformasen en neuronas, se demostró que las células bipolares serían más excitables, pero que se podrían controlar gracias al litio -un tratamiento muy común en el trastorno bipolar-.