Actualmente se prescriben de forma común los suplementos de calcio, o calcio junto a vitamina D con el objetivo de prevenir las fracturas óseas, ya que España y otros países occidentales han demostrado sufrir un claro déficit de ambos nutrientes a pesar de ser un territorio con gran cantidad de exposición solar -algo que mejora la producción de vitamina D-.
Sin embargo, ya en anteriores estudios se había sugerido que el calcio de estos suplementos se absorbe de manera mínima o incluso nula, por lo que sus efectos serian escasos o incluso inútiles. Incluso algunos trabajos sugerían que los suplementos de calcio aumentan el riesgo de lesiones cerebrales.
Ahora, un nuevo trabajo publicado en el Journal of the American Medical Association, tras revisar más de 33 estudios donde participaron más de 50.000 individuos mayores de 50 años que tomaban suplementos de calcio y vitamina D, ha vuelto a sugerir algo similar: no existe evidencia de que los suplementos puedan prevenir las fracturas óseas.
Suplementos de calcio y vitamina D, inútiles contra las fracturas
El objetivo de los investigadores responsables de este trabajo era vislumbrar si realmente la toma de calcio, vitamina D, o la combinación de ambos disminuye el riesgo de sufrir fracturas óseas. Sin embargo, sus resultados sugieren que no existe tal disminución de riesgo en comparación a aquellos que no toman ningún suplemento.
Además, los datos no se quedan ahí, sino que se ha llegado a la conclusión de que ciertos tipos de personas -como los que ya poseían una cantidad mínima de vitamina D en sangre-, podrían aumentar su riesgo de sufrir fracturas de cadera si tomaban más vitamina D de la que necesitaban en realidad.
Los investigadores afirman que sus resultados se han mantenido estables, incluso teniendo en cuenta factores como el género de los individuos estudiados, la dosis de suplementación, la ingesta de calcio natural procedente de la dieta, y las cargas previas de vitamina D en sangre.
Aunque en primera instancia pueda parecer que la toma de un suplemento de vitaminas en general es algo inocuo, sin efectos secundarios, la realidad es que cada año solo en Estados Unidos, 23.000 personas acaban siendo atendidas en los servicios de urgencias de forma secundaria a la toma de suplementos, como afirmó un reciente trabajo publicado en el New England Journal of Medicine. Y esto se debería en gran parte a la escasa legislación que existe sobre los mismos, incluyendo los suplementos deportivos.
De hecho, la Foods & Drugs Administration (FDA) y los consumidores en general no tienen respaldo legal para asegurar que lo mismo los ingredientes que figuran en las etiquetas de los suplementos son los que realmente contienen los productos vendidos. Asimismo, tan solo suelen sugerir dosis por toma, pero no suelen aportar datos sobre posibles interacciones medicamentosas o con la toma de otros suplementos, según comenta S. Bryn Austin al portal web Business Insider.
La gran variabilidad y escasa seguridad de los suplementos
La realidad es, como ya han demostrado muchos trabajos, que la forma más eficiente de evitar falta de vitaminas o micronutrientes en general es llevar a cabo una dieta adecuada, ya que el organismo humano no procesa de la misma forma los suplementos artificiales que los alimentos. Aunque los trabajos al respecto son polémicos, la mayoría afirman que los multivitamínicos son inútiles, ya que contienen determinados micronutrientes que no deberían suplementarse, pero existen otros que sí abogan por la toma de determinados micronutrientes como la vitamina D o el zinc (aunque el metaanálisis comentado hoy afirma, contradictoriamente, que demasiada vitamina D es perjudicial).
Finalmente cabe destacar que, en determinadas situaciones de salud y ante determinadas enfermedades crónicas, en ocasiones sí puede ser necesaria la suplementación controlada de determinadas vitaminas y micronutrientes. En tal caso, se debe consultar siempre con un médico. Sino, ante un estado libre de enfermedad, lo ideal es llevar a cabo una dieta equilibrada y evitar la toma de suplementos vitamínicos sin prescripción por parte de un médico o un nutricionista.