En el año 2015 (últimos datos disponibles) se estima que se detectaron en España 33.370 casos de cáncer de próstata, una cifra que convierte a este tumor en el más frecuente en hombres. Al contrario que lo que sucede con el más común en mujeres, el de mama, existen dudas sobre la aplicación de un cribado sistemático a todos los hombres, una prueba que se pueda llevar a cabo en hombres sanos con el objetivo de detectar precozmente la enfermedad y mejorar su pronóstico.
Un estudio publicado en la última edición de The BMJ puede ayudar a disipar dichas dudas, ya que ofrece un nuevo índice que permite identificar qué personas se beneficiarían de esas pruebas: los que tuvieran más riesgos de padecer un tumor agresivo según su perfil genético.
Al contrario que en muchísimo otros tipos de cáncer, sí existen pruebas que permiten la identificación precoz del cáncer de próstata. Entonces, la pregunta es obvia, ¿por qué no aplicarlas e intentar reducir las 5.855 muertes que, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se produjeron en España en 2014 por esta causa?
La respuesta es sencilla. Las dos opciones que existen para localizar este tumor antes de que dé la cara son test con efectos adversos o molestos pero, sobre todo, que pueden llevar a un sobrediagnóstico: a la localización de tumores de próstata con un grado tan bajo de malignidad que podrían incluso no requerir de tratamiento.
Las dos pruebas más usadas son la búsqueda en sangre del antígeno específico de la próstata (PSA), una proteína que -si está elevada- puede indicar la presencia de células malignas en la zona y el tacto rectal. La primera es la más utilizada, aunque pocas sociedades científicas recomiendan su aplicación generalizada.
Los autores del nuevo trabajo han utilizado datos de un grupo internacional, el consorcio PRACTICAL, para desarrollar y probar una herramienta genética que prediga la edad de aparición del cáncer de próstata agresivo, de modo que sirva para tomar decisiones sobre a quién y cuándo hacerle las pruebas de detección precoz.
Los investigadores del Center for Multimodal Imaging and Genetics de La Jolla (EEUU) analizaron alrededor de 200.000 variantes genéticas (polimorfismos de un solo nucleótido o SNP) de 31.747 hombres de origen europeo con y sin cáncer de próstata, lo que les permitió identificar 54 asociados con un riesgo aumentado de cáncer de próstata.
Estos SNP se incorporaron a un análisis de supervivencia para estimar sus efectos en la edad en el momento del diagnóstico de un cáncer de próstata agresivo en un formato de puntuación de riesgos.
Una vez desarrollada la herramienta, había que probarla y es precisamente lo que hicieron con otro grupo de 6.411 varones, éstos sí sin padecer la enfermedad en el momento de la prueba. En esa validación independiente, el resultado obtenido en esa puntuación se confirmó como una excelente forma de predecir la edad en el momento del diagnóstico del cáncer de próstata agresivo.
Así, los hombres que estaban en el 2% más alto de la puntuación resultaron tener casi tres veces más riesgo de desarrollar cáncer de próstata agresivo que los que estaban en la media.
Al ser esta cifra tan representativa, argumentan los autores, esta prueba genética se podría hacer mucho antes de la edad media en la que se suele presentar el cáncer de próstata y calcular desde una edad muy temprana si una persona debe o no someterse a un PSA y cuándo.