Una pesadilla de apenas una semana de duración arroja un triste consuelo para los padres de Liam Flanagan: tras horas de dolor y angustia, de cirugías intensivas en las que se le practicaron extensas amputaciones para tratar de frenar la bacteria que devoraba su carne, de "ver cómo lo iban cortando pedazo a pedazo", el pequeño fallecía el pasado domingo en el Hospital Infantil Randall de Portland, Oregón (EEUU).
Como las peores pesadillas, comenzó de forma insospechada. Liam se había caído por una ladera mientras iba en bicicleta el domingo anterior en su ciudad de Spring Creek. El manillar le cortó el pantalón y le provocó una herida que fue tratada con varios puntos en un centro de salud. Pero el miércoles, cuando el niño se quejó de dolor, su madre Sara descubrió en la zona lo que describe como "una hinchazón púrpura y rojiza de aspecto gangrenoso".
La familia acudió al Hospital Infantil St Anthony de Pendleton en el que se diagnosticó al niño con fascitis necrotizante, una infección bacteriana muy grave que se propaga rápidamente y destruye los tejidos blandos del cuerpo, comenzando por la piel y extendiéndose a músculos y órganos. Es mortal en el 30% de los casos, se estima, y causa un centenar de fallecidos al año en EEUU. Por sus terribles efectos sobre el organismo se la conoce como 'bacteria devoradora' o 'bacteria comecarne'.
Los médicos del St Anthony trataron de extirpar el tejido necrotizado para frenar el avance de la infección, pero la gravedad del caso excedía la especialización del centro. El jueves por la mañana fue trasladado a Portland, al Hospital Infantil Doernbecher. Fue ahí donde los cirujanos optaron por amputar. "La mitad derecha de su cuerpo había desaparecido" - recuerda la madre con entereza. "Seguían cortando y esperando. Cortando y esperando".
Dado que el estado de Liam no mejoraba se optó por el tercer traslado, a una unidad especializada del Hospital Randall. Pero horas después de ingresar, el niño fallecía. Sus padres han hecho público hoy el caso para concienciar a otras familias de un tipo de mal que no sospechaban que existiera, instándoles a que sigan con atención la evolución de cualquier corte o herida por superficial que parezca.
"Le dije que estaría ingresado solo unos días hasta que se pusiera bien y volveríamos todos a casa. Él me dijo que solo necesitaba un abrazo" - recuerda Sara. "Era nuestro rayo de Sol". La escuela de Liam ha organizado varios eventos benéficos en su memoria y para ayudar a la familia a costear los gastos médicos que han contraído. Una página de GoFundMe también recoge donaciones online.