El mundo de la cosmética en general, y el del cuidado del cabello en particular, están plagados de productos que prometen aportar al pelo un gran número de cualidades excelentes, sin dañarlo en el proceso.
Sin embargo, muchos de ellos no cumplen lo que prometen, o al menos no lo hacen en todos los tipos de cabelleras. Por eso, encontrar una fórmula que permita aportar al pelo brillo y fuerza, de una forma sencilla y segura, sigue siendo el objetivo de muchos de los investigadores que trabajan en esta área de la ciencia.
Para ello, uno de los recursos más típicos es el uso de sustancias presentes en la naturaleza, aunque algunas tienen un acceso limitado o cuentan con grandes impedimentos a nivel químico. Por eso, el reciente descubrimiento de un equipo de investigadores chinos resulta muy alentador, ya que utilizan un producto tan accesible como abundante y seguro: el gluten de trigo.
Química en la peluquería
Aunque no nos lo parezca, el pelo es pura química, por lo que necesita de la misma para ser perfeccionado.
De hecho, el componente general del cabello humano es una proteína llamada queratina, cuya estructura se mantiene gracias a unos enlaces conocidos como puentes de hidrógeno y puentes disulfuro.
Los primeros son bastante débiles, por lo que se pueden romper de forma fácil y reversible a través del calor con ayuda de aparatos como planchas o secadores, mientras que los segundos son bastante más duros de roer, por lo que se hace necesario recurrir a productos químicos mucho más fuertes.
El problema es que tanto estos productos, como las radiaciones solares u otros agentes naturales, pueden dañar estos enlaces, dando como resultado un pelo quebradizo y sin vida.
No es algo grave, pero vivimos en una época en la que muchas personas están dispuestas a gastarse grandes sumas de dinero en mejorar su aspecto, por lo que buscar una solución científica a este problema supondría sin duda un gran negocio.
Hace décadas que se investiga en este área, a través de la búsqueda de proteínas de origen animal o vegetal que pudieran rellenar el hueco dejado por los enlaces rotos. Sin embargo, este tipo de técnicas cuentan con un gran obstáculo basado en el punto isoeléctrico. Se define así al valor concreto de pH al que una proteína no tiene carga positiva ni negativa, sino cero. Para que se pudieran modificar los enlaces, el punto isoeléctrico de las proteínas reparadoras tendría que coincidir con el de la queratina, algo que de momento no ha sido posible.
Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad Jiangnan, ha logrado resultados bastante esperanzadores al respecto.
Para ello se han valido del gluten de trigo, una proteína procedente de dicho cereal que se usa a menudo como sustituto de la carne en dietas vegetarianas.
Concretamente extrajeron los péptidos (algo así como los ladrillitos que forman la proteína) hidratando una cantidad adecuada de gluten y, a continuación, los sometieron a un tratamiento químico con el que consiguieron elevar su punto isoeléctrico. Esto permitió que se pudiera trabajar al pH adecuado para la reconstrucción de la queratina, por lo que a continuación procedieron a lavar una serie de trenzas de pelo humano con un champú fabricado para la ocasión.
El método utilizado para medir el daño del cabello fueron los niveles de fricción tras el cepillado, ya que se conoce que el pelo dañado genera más fricción que el sano.
Tras comparar los resultados con el pelo de una misma persona, pero sin tratar, observaron que el pelo tratado generaba un 21% menos de fricción si se peinaba en seco y hasta un 50% menos de fricción tras cepillarlo húmedo.
Además, al mirar las fibras capilares con ayuda de un microscopio pudieron comprobar que los cabellos tratados eran visiblemente más lisos que los que no los estaban.
Esto lleva a pensar que la técnica había funcionado, aunque algunos profesionales de la materia apuntan a que el estudio, que ha sido publicado en Royal Society Open Science, estaría estadísticamente incompleto al no incluir información sobre el tipo de cabello utilizado en cada caso o un método para comprobar que la fuerza del cepillado fuera consistente en cada caso.
Por lo tanto, aún habría que mejorar un poco el procedimiento para que pudiese ser tomado como fiable; pero, de mantenerse los resultados, los vendedores de cosméticos para el cabello podrían estar a punto de hacer su agosto. Hasta entonces, no quedará más remedio que confiar en que el pelo cardado vuelva a ponerse de moda.
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