Lejos de ser una moda pasajera, o incluso actual, la alimentación vegetariana cuenta con firmes defensores desde la antigüedad. De los testimonios más antiguos en contra del consumo de carne, destaca el del filósofo griego Plutarco, que escribió De esu carnium (Sobre el consumo de carne) o el de su colega Porfirio, que defiende el hecho de ser vegetariano en su tratado Sobre la abstinencia.
Pero más de 23 siglos después, sigue habiendo dudas sobre si esta práctica es buena para la salud o no, así como si es factible como estilo de vida. Ahora, dos pósters presentados en el Congreso Europeo de Obesidad, que se celebra estos días en Viena, añaden algo más de evidencia científica a un asunto que, a pesar de no ser nuevo, sigue generando controversia.
El primero de los trabajos no habla sólo de los beneficios de una dieta vegetariana estricta, sino de lo más aproximado a ella que se pueda conseguir. Y quien dice beneficios dice huír de uno de los mayores factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular, la obesidad.
No sólo eso. El estudio, que llega a sus conclusiones después de seguir a 9.461 adultos durante 26 años, se centra en uno de los principales grupos de riesgo per se, la población de la llamada mediana edad. De hecho los participantes tenían una edad media de 62 años.
Tras cuestionarles por su investigación durante todos estos años, establecieron un índice de adherencia a una dieta basada en vegetales y puntuaron a los voluntarios en el mismo. A continuación, se vio la correlación de la puntuación obtenida con el desarrollo de obesidad durante el seguimiento.
La conclusión: los más empollones en dicho índice mantuvieron un índice de masa corporal más bajo a largo plazo, además de una menor circunferencia de la cintura y un menor porcentaje de grasa corporal.
"Nuestro estudio sugiere que una dieta basada más en vegetales que en animales, aunque no se siga una adherencia estricta, puede ser beneficiosa para prevenir el sobrepeso y la obesidad en las personas de mediana edad y más mayores", explica la principal investigadora del estudio, la endocrina del Erasmus MC Rotterdam Zhangling Chen.
¿Y más barata?
Si este primer estudio es interesante, no deja de ser la confirmación de una idea ya defendida por otros trabajos en la literatura médica. Otro trabajo sorprende más, ya que influye directamente en la facilidad para adherirse a este tipo de alimentación.
Según el estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación Nestlé de Lausanne, Suiza, consumir una dieta vegetariana rica en frutas, verduras y granos no es sólo bueno para la salud, sino también para el bolsillo.
Este tipo de alimentación es más barata, al menos si la compra se hace online. De hecho, los investigadores liderados por Hilary Green han calculado que cuesta dos euros menos que la dieta mediterránea o la considerada dieta saludable en EEUU. Eso sí, al tratarse de tres patrones de alimentación saludable, su valor nutricional era similar y, sin duda, eran más caros que la llamada comida basura.
De hecho, seguir la dieta vegetariana tenía un coste diario -en EEUU- donde se llevó a cabo el trabajo- de 15,4 dólares por persona y día, alrededor de 13 euros.