En el congreso anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Médica (ASCO), que se celebra estos días en Chicago con la asistencia de más 30.000 oncólogos, se habla mucho de tratamientos, únicos o combinados, para lograr mejorar las tasas de supervivencia y curación de los muchísimos subtipos de la enfermedad.
Pero ante la alegría o la decepción que supone cada presentación -en ocasiones, estudios que llevan meses en marcha y que han involucrado a miles de personas y, sobre todo, millones de euros, no demuestran lo que deberían- un deseo subyace a todos los actores involucrados en esta lucha: encontrar una manera fácil, eficaz y segura de localizar el cáncer en sus estadios más precoces, los ideales para conseguir curarlos.
Lo decía la jefa de la Estrategia de Oncología de Roche -uno de los gigantes de la industria farmacéutica en este campo-, Cindy Perettie: "Llegará un día en que la biopsia será sólo de sangre, lo que va a cambiar todo". También hablaba de ello como algo muy deseable el presidente del Grupo Español de Cáncer de Pulmón, Mariano Provencio, en este caso no tanto para detectar precozmente el cáncer -que también-, sino para tener más facilidad para analizar sus especificidades, algo que cada vez está más claro que es clave a la hora de acertar con el tratamiento.
El clamor del que todos hablan, pero que aún no es una realidad en la clínica -aunque sí ha habido éxitos para la detección de metástasis en distintos estudios- podría estar más cerca tras la presentación en Chicago de los primeros resultados del ensayo CCGA, un multitudinario estudio que pretende demostrar la validez del análisis del ADN circulante en la sangre como método de detección precoz del cáncer.
En estos primeros datos se ha validado el test- consistente en un simple análisis de sangre-para localizar en concreto un tipo de cáncer en el que la detección precoz es más que necesaria: el de pulmón. Aunque, como comentó también Provencio, algunos estudios han avalado la realización de escáneres en determinadas poblaciones como método de cribado de este cáncer -algo equivalente a las mamografías para localizar el cáncer de mama-, ninguna de las técnicas se ha confirmado como alternativa real a la situación actual, en la que más del 70% de los casos de cáncer de pulmón se detectan directamente en estadio IV, con metástasis, debido a lo silente o inespecífico de sus síntomas.
Por esta razón, estos primeros resultados son una muy buena noticia. "Estamos un paso más cerca de ser capaces de detectar el cáncer de pulmón a partir de un simple análisis de sangre. Aunque todavía queda tiempo para el ADN circulante en sangre puede ser usado para detectar el cáncer a gran escala, esta investigación sirve de base para el desarrollo de futuros test", comentó el experto de la ASCO David Graham.
Los investigadores probaron tres tipos de técnicas de búsqueda en sangre de signos de cáncer: la secuenciación de mutaciones no hereditarias, la secuenciación del genoma completo en busca de cambios somáticos y la secuenciación WGBS para detectar cambios epigenéticos.
Las probaron en 127 pacientes con cáncer de pulmón de distintos estadios -entre el I y el IV, el más avanzado- y los resultados fueron positivos, aunque no tanto como para lanzar las campanas al vuelo. El problema es que se detectaron un porcentaje importante de los casos de cáncer de pulmón, pero las cifras disminuían según éste estaba menos avanzado. Así, los test detectaron entre el 38% y el 50% de los tumores en fase I y más del 80% en los más avanzados.
Aunque no sean muchos, la buena noticia es que las detecciones se confirmaron después, por lo que el método carece de falsos positivos, algo que preocupa mucho en los actuales programas de detección precoz. Tampoco se vieron signos de sobrediagnóstico. El equipo ya está trabajando en un subestudio con más participantes y se espera que a lo largo del congreso se presenten también datos de otros tipos de cáncer.