El oncólogo Delvys Rodríguez, del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, tiene una paciente que lleva tres años curada de un cáncer de pulmón avanzado, un diagnóstico que reciben cada año casi 30.000 españoles. Tres años puede parecer poco tiempo para vivir -sobre todo si se es joven-, pero es una cifra nunca vista en este tipo de cáncer, el tercero más común en España.
El cáncer de pulmón es de esos tumores que se suelen detectar tarde y mal. Tarde, porque sus síntomas son bastante inespecíficos -tos, fatiga, signos de lo más habitual en los fumadores sanos que son sus principales víctimas- y mal porque, cuando se localiza, muchas veces no se hacen todas las pruebas que se deberían hacer para ajustar el tratamiento al tipo de tumor.
Por esta razón, su manejo protagoniza muchas de las sesiones celebradas en el congreso anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Médica (ASCO), que se celebra estos días en Chicago. Aquí se están dando a conocer los resultados de diversos estudios que permiten a pacientes como la que cita Rodríguez llevar tres años libre de enfermedad "haciendo vida normal".
El oncólogo canario es el principal reclutador en España de uno de esos trabajos, denominado IMPOWER 150, que ha demostrado lo que se lleva años escuchando en este y otros congreso similares, que la inmunoterapia -los tratamientos que estimulan al propio sistema inmunológico del organismo para que acabe con el tumor- es una revolución en el manejo del cáncer y que va a dar todavía mucho que hablar.
Inmunoterapia sola o en compañía de otros
En este estudio se probó la combinación de una de estas inmunoterapias -atezolizumab- con un anticuerpo monoclonal -bevacizumab- y una quimioterapia estándar -carboplatino y paclitaxel-, un cóctel de cuatro medicamentos muy distintos unidos frente a un enemigo común. Lo que se logró con ellos fue un aumento significativo de la supervivencia, casi cinco meses que, de nuevo, pueden parecer poco desde fuera pero son casi un milagro en comparación con la situación anterior.
Este estudio lo protagonizaron pacientes del cáncer de pulmón más común, el no microcítico no escamoso, la clásica enfermedad del fumador, que supone alrededor del 70% de todos los casos de la patología. Pero un hermano suyo -llamado IMPOWER 131- ha demostrado un beneficio similar con el cáncer de pulmón de peor pronóstico, el no microcítico escamoso. También con inmunoterapia, y también en combinación.
La inmunoterapia sonó también en la llamada sesión plenaria del congreso, la que recoge los estudios que los organizadores consideran más importantes. En uno de ellos -denominado KEYNOTE-042- se demostró que un tratamiento de este tipo -el pembrolizumab- superaba a la quimioterapia como tratamiento inicial del cáncer de pulmón más común.
"En el cáncer sin mutaciones, el más frecuente, es en el que la inmunoterapia funciona mejor", explica el presidente del Grupo Español de Cáncer de Pulmón, Mariano Provencio, quien cree que no podemos saber cuánto van a vivir los pacientes con los nuevos escenarios porque las estadísticas en uso son "de hace 20 años". "Lo veremos en cinco años", subraya.
Distintos tipos de cáncer de pulmón
El oncólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid es, obviamente, un gran defensor de la inmunoterapia. "No es una moda pasajera, sino algo que ha llegado para quedarse", explica mientras alaba sus "resultados espectaculares".
Pero si bien llevamos décadas escuchando que no se puede hablar del cáncer como una única enfermedad, esto mismo hay que aplicarlo a los distintos tipos de tumores malignos. También al de pulmón, en el que las mutaciones determinan el tratamiento, dándose incluso una paradoja inquietante: que una quimioterapia que podría suponer alguna ventaja en algunos tipos de cáncer pulmonar, puede acortar la vida a alguien con una determinada mutación.
En este tipo de cáncer con mutaciones conocidas que responden a tratamientos dirigidos "de forma espectacular" también se han presentado estudios interesantes en ASCO, donde no sólo se habla de inmunoterapia.
Es el caso del ALEX, un ensayo clínico que compara dos de estas balas personalizadas para los pacientes del llamado cáncer del no fumador, el ALK positivo. El trabajo ha demostrado la superioridad del alectinib sobre el crizotinib pero, más allá de ese dato concreto, vuelve a poner de manifiesto la necesidad de analizar el perfil molecular de los tumores de pulmón.
"Siempre se dice que este grupo de pacientes supone el 4% de los casos de cáncer de pulmón, pero probablemente la cifra sea mayor", reflexiona Provencio. La razón: si el cáncer de pulmón es siempre tremendo, casi lo es más en los que sufren esta variable: jóvenes, no fumadores y a quienes se les suele diagnosticar la enfermedad en estadios tan avanzados que ya presentan metástasis cerebrales.
"Hay mucha urgencia por tratar con lo que sea y no siempre se espera a las pruebas; además estos test moleculares se tienen que hacer a partir de biopsias y no siempre es fácil adquirirlas; muchas veces se gasta todo el tejido extirpado en diagnosticar la propia enfermedad y no queda para hacer estas pruebas", reflexiona.