Si le preguntaran a cualquier persona qué desearía si padeciera una enfermedad, la respuesta sería -casi con seguridad- que los mejores cuidados médicos. Sin embargo, este parámetro no es el más importante en los pacientes de demencias como el alzhéimer, en los que el factor determinante su calidad de vida no es otro que la relación con los demás.
Son las conclusiones de un informe elaborado por la Sociedad de Alzhéimer de Reino Unido que ha citado este jueves el consejero delegado de Sanitas, Iñaki Ereño, en la apertura de la jornada Innovando para las personas que viven con demencia, organizada por la compañía y en la que han participado destacados especialistas en alzhéimer de todo el mundo, incluyendo a expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y de la asociación Alzheimer's Disease International.
Ereño citó el caso de la novelista irlandesa Iris Murdoch, una prolífica escritora irlandesa casada con el crítico literario John Bayley, que cinco años después de la muerte de su esposa por alzhéimer publicó Elogio a Iris (Alianza, 1999), un libro en el que explicaba cómo la escritora fue perdiendo progresivamente la capacidad de escribir, de razonar y de expresarse.
El autor señala sin embargo que el último concepto que sobrevivió a su apagón cognitivo fue el amor. Esto encaja con las conclusiones del informe de la entidad británica, que superponen como factor determinante de su propia calidad de vida la relación con los demás por encima de la salud física, del ambiente en el que viven o de su independencia, entre otros.
El consejero delegado de la compañía, que cuenta con una red de residencias llamada Sanitas Mayores, habló de cómo era el cuidado en este tipo de centros, que a veces gozan de una injustificada mala fama.
Estas instituciones son en ocasiones la mejor opción para que una persona con alzhéimer y otro tipo de dolencias reciba el mejor cuidado que, como señaló Ereño, ya no se basa en el "enfoque médico tradicional".
Más bien se centra en el concepto "La persona es lo primero". "Es una evolución del conocimiento que los médicos de la manera en la que la demencia afecta a los que la padecen, y se basa en considerar a la persona como un todo, lo que incluye su trayectoria vital, su personalidad, sus gustos y aspiraciones, sus sentimientos y el resto de las patologías que pueda padecer", apuntó Ereño.
Adiós a la sujeciones
Por esta razón, en las residencias de Sanitas impera una política "libre de sujeciones". Aunque parezca un reducto del pasado, la realidad es que en muchos centros de mayores todavía se utilizan sujeciones físicas o farmacológicas. No se trata de métodos que se apliquen conscientemente con crueldad sino que, hasta hace poco, se ha creído que era una forma idónea para determinados tipos de pacientes de residencias, "especialmente con la finalidad de evitar caídas".
Sin embargo, tal y como señaló el consejero delegado de Sanitas, la evidencia científica ha demostrado que la utilización de estos métodos "trae problemas y disminuye la calidad de vida" y, sobre todo, que hay alternativas, lo que hace que dichas sujeciones sean historia ya en el 99% de los residentes de sus centros.