Los aeropuertos y los aviones son lugares donde, salvo excepciones como las retratadas en la película La terminal (Steven Spielberg, 2004), no vive gente, lo que podría hacer pensar que se trata de sitios asépticos donde la presencia de gérmenes no es la norma. Pero, como suele suceder, nada es lo que parece y diversos experimentos han puesto de manifiesto que los microbios de todo tipo son tan habituales como los pasajeros, aunque no en todos los sitios por igual.
El diario estadounidense Huffington Post ha elaborado un ránking de zonas en aviones y aeropuertos según su presencia de gérmenes, que demuestra que no todo es lo que parece y que que no haya suciedad a la vista no es sinónimo de que no haya microorganismos. Aquí algunos de los lugares con más gérmenes de este medio de transporte y el lugar de donde parte.
La mesa plegable del asiento
En 2015, el sitio de viajes Travel Math, mandó a un microbiólogo a recopilar muestras en diferentes superficies de cinco aeropuertos y cuatro aviones. La mesa plegable del asiento resultó la ganadora de tan dudoso honor, con 2.155 unidades de gérmenes con capacidad (CFU, de sus siglas en inglés) para producir colonias por pulgada cuadrada.
En comparación, el botón con el que se tira de la cadena en los baños de los aviones tenía sólo 265 unidades de este tipo en la misma superficie. Los conductos por donde sale el aire acondicionado situados encima del asiento tenían 285.
La buena noticia es que el microbiólogo que llevó a cabo el estudio no encontró muestras de bacterias fecales como la E.coli, aunque en una entrevista con la revista Time el microbiólogo de la Universidad de Arizona Charles Gerba declaró que se habían localizado en las mesas plegables virus del resfriado, norovirus y la bacteria MRSA.
Las fuentes de los aeropuertos
En la mayoría de los aeropuertos hay fuentes para quienes quieren evitar pagar los escandalosos precios del agua embotellada en estos lugares. Pues bien, estos han resultado ser los lugares con más gérmenes de los aeropuertos, con 1.240 CFU por pulgada cuadrada. Curiosamente, los urinarios resultaron ser espacios mucho más limpios, con sólo 70 CFU en la misma superficie. The Travel Math atribuye este fenómeno a la continúa limpieza por parte de profesionales de los baños, que suelen estar religiosamente pautadas a lo largo del día.
El asiento del avión
En 2014, investigadores de la Universidad Auburn demostraron en un estudio de dos años de duración que las bacterias podían mantenerse en un avión durante varios días. Para ello, una gran aerolínea mandó a los investigadores fragmentos de varios lugares de los aviones, incluyendo las cortinillas plásticas de las ventanillas, las bandejas plegables y los bolsillos de tela de la parte trasera del asiento.
Los científicos esterilizaron las muestras y después las infectaron con bacterias como la MRSA y la E.coli y después simularon los niveles de temperatura y humedad habituales en los vuelos comerciales para ver cuánto tiempo sobrevivían.
Las bacterias fueron las más longevas. Así, las MRSA sobrevivieron durante 168 horas y las E.coli 96 horas. Aunque la investigación no pretendía ser alarmista, los autores advirtieron de que era una información "útil" para las aerolíneas.
Los compartimentos donde se sitúa el equipaje de mano
En el engorroso ritual necesario antes siquiera de acceder a la zona de embarque de un aeropuerto, un elemento especialmente odiado son esos compartimentos plásticos donde se ha de situar el equipaje de mano, el móvil y el cinturón para que pasen por los ojos escrutadores del personal de seguridad, que ven sus entrañas a través de un escáner.
Pues bien, en 2014 el periodista Jeff Rosen recogió muestras de distintos lugares de un aeropuerto y su estudio por parte de microbiólogos demostró que dichos compartimentos son especialmente amigables para los gérmenes. Incluso encontraron muestras fecales "capaces de hacer que la gente enferme".
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