Es el sueño de cualquiera cuando se acerca el invierno: conocer la fórmula mágica para tener un sistema inmunológico a prueba de bombas que nos protegiera, sino de las enfermedades más graves -tampoco hay que pedir imposibles-, al menos de los molestos resfriados. 

Sin embargo, como recuerdan en la web de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, la idea de reforzar las defensas lleva siglos eludiendo a la ciencia, por la sencilla razón de que sería todo un sistema lo que habría que potenciar y no un sólo elemento. Y sobre ese sistema, el inmunológico, todavía queda mucho por saber. 

Por esta razón, a día de hoy no existen pruebas de que determinados estilos de vida mejoren las defensas, pero todo parece indicar que un estilo de vida saludable ayuda a que los distintos elementos del sistema inmunológico funcione mejor. Se trata más de una relación de asociación que de causalidad pero, sin duda, merece la pena estudiarla. 

La alimentación está relacionada con el sistema inmunológico. Se sabe que las personas que viven en situación de pobreza y malnutrición son más vulnerables a las enfermedades infecciosas, pero no está tan claro que esa mayor tasa de dolencias esté causada por los efectos de la desnutrición en el sistema inmunológico. 

También se sabe, que las deficiencias de algunos micronutrientes, como el zinc, el selenio, el hierro, el cobre, el ácido fólico y las vitaminas A, B6,C y E, alteran las respuestas del sistema inmunológico en animales, aunque es algo que sólo se ha demostrado en tubos de ensayo. 

Aunque el impacto del consumo de estos micronutrientes todavía no se ha asociado formalmente a la salud humana, los expertos tienen claro que conviene cubrir las necesidades de los mismos. Y lo que sí se sabe con certeza es de qué están compuestos los alimentos y cuáles son más ricos en dichos nutrientes. Y los ganadores son (¡Oh, sorpresa!) las verduras y la fruta. Sin embargo, no son las únicas comidas recomendadas. He aquí 14 alimentos que podrían dar el empujón necesario a nuestras defensas para mantener a raya a los microorganismos más molestos. 

Bayas de saúco

Ricos en nutrientes y antioxidante, estas frutas podrían ayudar a luchar contra la inflamación. En algunos estudios de laboratorio, el extracto de estas bayas ha bloqueado algunos virus de la gripe, pero los estudios distan de ser definitivos. Pero, sin duda, se trata de un alimento que no hace daño a nuestra salud. 

Champiñones

Este común tipo de setas no sólo es delicioso, sino que tiene determinadas propiedades que las hacen muy beneficiosas para la salud. Ricas en selenio, vitamina B, riboflavina y niacina, parece que podrían ayudar al sistema inmunológico y que su deficiencia se asocia a padecer gripes más graves. 

Ostras

Las ostras tienen zinc, un componente que en algunos estudios ha demostrado capacidad de acción contra el virus del resfriado común, aunque la evidencia científica no es muy potente.

Sandía

La sandía es una fruta que, además de ser muy refrescante, es rica en un antioxidante llamado glutatión, que parece mejorar -entre otras cosas- las funciones del hígado. También es rica en vitamina C y, por si todo esto fuera poco, está compuesta en un 92% de agua, por lo que su contenido calórico es muy pequeño. 

Germen de trigo

El germen de trigo es rico en zinc, antioxidantes y vitamina B. También tiene una mezcla de fibra, proteína y grasa saludable, por lo que es bueno incluirlo en nuestra dieta. Se puede tomar mezclado con yogur o solo y se supone que ayuda también a la mejora del tránsito intestinal. 

Yogures

A pesar del varapalo que ha supuesto el último estudio sobre su elevada cantidad de azúcar, la versión sin azúcares de este producto se asocia a una mejora del sistema inmunológico. La culpa es de los probióticos, organismos vivos dentro de los yogures, también ricos en vitamina D. Algunos estudios han demostrado que las personas con niveles bajos de vitamina D son más proclives a tener resfriados y gripe. 

Espinacas

Son tantas sus propiedades beneficiosas, que las espinacas entran dentro de los mal llamados superalimentos. Sus nutrientes son inmumerables, entre ellos folatos, que se supone ayudan a la reparación del ADN. Pero también es un alimento rico en fibra, antioxidante y vitamina C. Mejor consumirla cruda que cocinada. 

El té es una bebida milenaria rica en polifenoles y flavonoides, que se supone que buscan en el organismos a los radicales libres y los destruyen. La ventaja adicional es que su versión sin teína es igualmente útil para esta ayudita extra al sistema inmunológico.  

Batata

También llamada patata dulce, se trata de un alimento rico en betacaroteno, un nutriente que, de alguna forma, se convierte en vitamina A, que mantiene a raya a los radicales libres. Todo esto podría mejorar el sistema inmunológico y hay quien especula incluso con la posibilidad de que mejore el proceso de envejecimiento. 

Brócoli

Rico en vitaminas A y C, el brócoli es el típico alimento más asociado a un refuerzo del sistema inmunológico, aunque como con todos no se puede hablar de causalidad porque no está demostrada. También tiene el antioxidante glutatión, de cuyas propiedades ya se ha hablado. 

Ajo

Aunque existe un falso mito de que comerse un ajo en ayunas es bueno para la salud, este alimento, sin ser para tanto, sí es rico en vitamina C, yodo, fósforo y vitamina B6, todo ello asociado a un mejor estado del sistema inmunológico. 

Miso

Es una pasta de soja fermentada, que se suele consumir en sopa. Como los yogures, tiene probióticos. El miso es una fuente rica de fibra y proteínas, baja en grasa y con un alto contenido en isoflavonas, un compuesto similar a los estrógenos. Además, contiene ocho de los aminoácidos esenciales, vitaminas del grupo B, ácidos grasos omega-3 y antioxidantes.

Granada

La granada es una de las frutas con mayor poder antioxidante que existen gracias a su contenido en antocianinas, polifenoles y taninos. También es rica en vitaminas C y B7 y en potasio. 

Jengibre

Es uno de esos alimentos con los que hay que tener cuidado, porque parece -a tenor de ciertas publicaciones- que se trata de un milagro en vez de de una raíz. Pero la realidad es que tiene, además de fibra, vitaminas B6 y C, magnesio, potasio, fósforo, zinc, folato y antioxidantes como riboflavina y niacina. También hierro. 

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