Tener un cáncer de hígado no es una buena noticia para nadie, pero los avances de la medicina han hecho que hasta una tercera parte de los pacientes diagnosticados precozmente con esta enfermedad sigan vivos a los cinco años del diagnóstico. La extirpación quirúrgica del tumor es clave para conseguir superarlo, pero no todas las cirugías son iguales.
Lo sabe bien el jefe del Servicio de Cirugía Hepatobiliopancreática del Hospital Universitario Infanta Elena, del grupo Quironsalud, Santos Jiménez de los Galanes, quien opera este tipo de lesiones a diario. Y sabe que la diferencia entre hacerlo por laparoscopia o no no es sólo el tiempo de hospitalización -que se reduce considerablemente- sino una menor incidencia de complicaciones postoperatorias y una mejora del resultado estético.
Este cirujano ha desarrollado un innovador programa de modelización tridimensional avanzada, una técnica que pretende mejorar la forma de llevar a cabo la cirugía en pacientes de cáncer de hígado. Dicho en otras palabras, se trata de que más enfermos puedan beneficiarse de la manera de operar menos invasiva, la laparoscopia.
Como subraya Jiménez, el problema del hígado es que es una "encrucijada vascular", un entramado de vasos sanguíneos que se asemeja a la copa de un árbol. "Si el tumor está pegado a una de las ramas principales, todo el árbol se queda sin savia, lo que es incompatible con la vida". La dificultad añadida es que para que los cirujanos sepan si ese es el caso tienen que verlo con sus propios ojos; las pruebas de diagnóstico por imagen no dejan hacerse una idea del panorama completo.
Reconstrucción en tres dimensiones
Esto es lo que han resuelto con la nueva técnica, un software que permite reconstruir en tres dimensiones el hígado -y las lesiones- e imprimirlo de manera tridimensional. Lo hace a partir de la resonancia y el TAC al que se somete a todos los enfermos desde que se diagnostica la lesión hasta que entran en quirófano. Son ocho días en los que, desde ahora, los médicos no sólo entran en quirófano con más información sobre lo que hay en el hígado del paciente, sino que han podido ensayar cómo retirar el tumor, lo que harán de verdad en la sala de cirugía. Esto permite comparar vías de abordaje y optar por la más adecuada, eficaz, rápida y menos molesta para el enfermo.
El hígado impreso en 3D es de resina y esterilizable, lo que les permite meterlo en quirófano. "Nos permite tener el hígado en la mano", comenta Jiménez a EL ESPAÑOL.
Podría parecer que la nueva técnica aumenta los costes, ya que alguien tiene que hacer el modelo e imprimirlo, pero el médico subraya que se trata de un procedimiento barato y, sobre todo, que genera un ahorro para el futuro, ya que la recuperación del paciente será mucho más rápida. "Aún no hemos hecho un análisis económico, pero estoy seguro de ese ahorro", resalta. "Con un sólo día que ahorremos de estancia hospitalaria, ya estaría cubierto el coste", apunta el especialista.
Existe una última ventaja del uso de este procedimiento -que sólo se aplica, no igual pero muy similar, en otros dos centros españoles, el Hospital de Bellvitge y el de Virgen de la Arraixaca- y es que permite explicar al paciente qué tiene y qué se le va a hacer. "Es como una wikipedia". "Es difícil que se hagan a la idea con unas imágenes en blanco y negro de un escáner, de esta forma entienden qué les pasa y qué les vamos a hacer", añade.
El uso de este software no se va a parar en el hígado. Existen otros órganos de los que resulta difícil extraer tumores con cirugía laparoscópica y que también podrían beneficiarse de estos modelos en resina. Así, el programa será incorporado próximamente al tratamiento quirúrgico laparoscópico de los tumores pancreáticos, sin duda una buena noticia para los pacientes de este cáncer de pronóstico complicado.