El botulismo es una enfermedad relativamente rara en el mundo occidental, dado que la provoca una toxina capaz de afectar al sistema nervioso, provocando debilidad muscular e incluso la muerte por fallo respiratorio cuando logra paralizar el músculo del diafragma. Sin embargo, dadas las mejoras en los sistemas de salud pública a nivel mundial durante los últimos cien años, es cada vez más raro encontrar individuos afectos por dicha enfermedad.
Sin embargo, siguen existiendo casos puntuales, como los cuatro bebés de Texas (EEUU) que han requerido hospitalización por esta patología. Según una declaración del propio Departamento de los Servicios de Salud del Estado de Texas, el diagnóstico de todos los bebés fue el mismo: botulismo causado por chupetes bañados en miel.
Aunque las toxinas botulínicas pueden ser producidas por varias especies de bacterias, el Clostridium botulinum es el principal microorganismo productor de las esporas que dan lugar a dichas toxinas. Y, según un comunicado de la Foods & Drugs Administration (FDA), el organismo que regula fármacos y alimentos en EEUU, dichas esporas también pueden encontrarse en la miel común.
Si dichas esporas son consumidas por un bebé menor de un año, pueden llegar a crecer en sus inmaduros intestinos y acabar liberando las toxinas potencialmente mortales. Y por esta razón no se aconseja alimentar con miel a los bebés menores de un año.
Ahora bien, cuando los bebés alcanzan el año de edad, también se producen otros tipos de bacterias en sus intestinos, los cuales pueden evitar que las esporas del botulismo puedan producir toxinas. Por ello, sí es seguro dar miel a bebés que ya hayan cumplido un año.
En este caso, los cuatro bebés de Texas habían consumido miel que se encontraba en sus chupetes, los cuales habían sido comprados en México (aunque también podrían haberse comprado por Internet). De hecho, la misma FDA aconseja que se elimine la venta de estos productos online, y aconsejan a los cuidadores que jamás usen cualquier utensilio bañado en miel en los bebés.
Además de la debilidad muscular, el botulismo es capaz de ocasionar visión doble, caída de párpados, dificultad para tragar, hablar e incluso respirar. En los bebés, estas toxinas pueden dar lugar a un llanto débil, letargo, estreñimiento, inapetencia y falta de rasgos faciales, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
El tratamiento del botulismo hoy en día implica el uso de antitoxinas yl ha mejorado significativamente desde hace 50 años: actualmente solo cinco de cada 100 personas que sufren la enfermedad mueren, en comparación al 50% de mortalidad que presentaba la enfermedad anteriormente.
Aún así, el tiempo en esta enfermedad es clave. Ante cualquier sospecha de botulismo, se debe consultar con cierta rapidez, dado que el tratamiento puede prevenir daños mayores, pero no soluciona el daño que ya se haya producido.
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