El secreto de los superresistentes a la gripe está en las bacterias de su nariz
Un "cóctel" de bacterias que vive en simbiosis con el organismo humano en la nariz y la garganta juega un papel para evitar las infecciones respiratorias.
23 enero, 2019 16:44Noticias relacionadas
La tasa de gripe ya ha alcanzado el rango de epidemia para el invierno de 2018-2019, pero la realidad es que a los servicios de urgencias no les ha pillado desprevenidos. Es una constante, año tras año, que la gripe llegará tarde o temprano a todos los rincones de España.
Sin embargo, no es el frío el causante de la epidemia. Existen multitud de factores que juegan un papel más o menos importante en esta célebre infección viral. De hecho, existe un factor en particular que no suele tenerse en cuenta, y que lejos de ser un problema, puede ser un factor protector: las bacterias de la cavidad nasal.
Al menos así lo sugiere un nuevo trabajo publicado en la revista PloS ONE, a cargo de los investigadores de la Universidad de Michigan. En él, los investigadores han llegado a la conclusión de que las bacterias que habitan la nariz y garganta humanas cumplen una función determinante a la hora de combatir la gripe.
Es bien conocido que las fosas nasales son uno de los primeros filtros que tiene el organismo humano respecto al aire ambiental. Son capaces de captar multitud de partículas externas y evitar que penetren hasta los pulmones. Eso incluye a microorganismos, que en algunos casos sí logran llegar hasta el gran órgano respiratorio causando estragos.
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El sistema no es infalible, y algunos patógenos como el virus de la gripe son capaces de evitar las trampas. Por ello, los investigadores estadounidenses se preguntaron si las bacterias que habitan comúnmente la nariz y la garganta tendrían algún papel, a favor en contra, frente a una infección por gripe cuando el organismo humano se expone al virus.
Para ello, recopilaron datos de una encuesta longitudinal realizada entre los años 2012 y 2014 en el Estudio de Transmisión de Hogares de Nicaragua. El trabajo consistió en seguir a 717 participantes procedentes de 144 hogares del país centroamericano con el objetivo de estudiar la propagación del virus de la gripe entre familiares y comunidades de vecinos.
Aunque estos datos han servicio para hacer múltiples estudios, los investigadores de Michigan centraron su análisis en los 537 de los participantes no sufrían gripe al inicio del estudio. Se tomaron muestras de bacterias de la nariz y garganta de cada uno de los participantes y se secuenció su ADN para determinar qué bacterias existían y en qué cantidad.
En total, se identificaron cinco grupos de especies de bacterias, que denominaron CST del 1 al 5, y se realizó un diagrama según los CST de cada individuo. El objetivo era determinar si habían contraído la gripe al final del estudio y si se reducían ciertos tipos de bacterias durante ese periodo de contagio.
Teniendo en cuenta otros factores que podían sesgar el estudio, como la edad, vacunación previa, consumo o exposición al tabaco, y la cantidad de habitantes de cada hogar, se llegó a la conclusión de que los individuos con CST4 (un grupo que incluía niveles elevados de Fusobacterium 1, Neisseria 1 y Streptococcus 1) parecían tener menos probabilidades de contraer la gripe que otros individuos con otros grupos de bacterias o CST.
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Aunque esta relación es llamativa, los mismos investigadores sugieren que es pronto para depositar esperanzas en nuevos tratamientos contra la gripe u otras enfermedades respiratorias como la neumonía, aunque opinan que sus resultados sí tienen cierto potencial al respecto.
En un futuro, sería posible usar las mismas bacterias que viven en simbiosis con nuestro organismo como potenciales defensas frente a las infecciones, en lugar de antibióticos como se hace hoy en día cuando la infección ya está instaurada.