La importancia de tener hábitos de consumo saludables para evitar patologías y contribuir a nuestro bienestar general es una lección que, de mano de las tecnologías de la información, tenemos bien aprendida. Pero es una moneda de dos caras: abundan en las redes sociales los mensajes alarmistas y equivocados, fruto a menudo de la mala comprensión de los componentes de los productos que generan la quimiofobia.
Así, un post originado en un grupo de Facebook a finales de enero insta a "no comprar", e incluso a "tirar" si lo tenemos en casa, un aceite para higiene infantil vendido en Mercadona bajo la marca Hyppos Baby Care de Deliplus bajo el pretexto de que contiene parafina. La alerta se extiende según el texto a "perfumes, geles de ducha, jabones, desodorantes, champús, cremas de manos y corporales, etc...".
"Este aceite lleva parafina liquida, estas [sic] embadurnando la piel de tu bebé con petróleo y encima tienen la desfachatez de poner en mayúscula COSMÉTICA PEDIÁTRICA"- denuncia la autora. A continuación detalla los males atribuidos a este compuesto con un texto copiado de una web que se dedicaba a comercializar productos de "cosmética orgánica":
La parafina es otro de los ingredientes tóxicos y peligrosos utilizados en la cosmética industrial. Se trata de un conjunto de hidrocarburos derivados del petróleo que resulta extraordinariamente económico y que se utiliza para crear una capa impermeable en la piel que da un aspecto de suavidad y tersura.
Otro pasaje copiado de un artículo de La Vanguardia abunda en la misma línea: Ponerse parafina en la piel es como colocar un plástico. Al ser tan oclusiva, impide la respiración de la piel y tapona los poros impidiendo la expulsión de agentes contaminantes fuera de nuestro organismo. De manera que, cuanto más la usamos para hidratar la piel, más deshidratada se encuentra y más producto necesitamos. Lo que sí añade la autora de su puño y letra es que no podemos "metabolizarla".
¿Qué hay de cierto en todo ello? Poco o nada, según recoge Maldita Ciencia, un medio dedicado expresamente a desmentir las desinformaciones de tipo científico, nutricional y sanitario que pululan en las redes. Son ellos los que han sacado este bulo a la luz, un caso clásico de lo que se considera cherry picking: centrarse en un único aspecto de un conjunto complejo y quedarse únicamente con informaciones sesgadas.
La parafina líquida, efectivamente, procede del petróleo, como tantos otros productos de uso común. Si la idea de "embadurnar" la piel y el cabello con ella nos resulta alarmante, hay que pensar que también está en algunos alimentos: se usa por ejemplo para recubrir manzanas para darles un aspecto lustroso, la famosa "cera" que se puede ingerir sin que suponga riesgo alguno para la salud.
"Las características de una sustancia no dependen de su origen sino de su composición"- explicaba a EL ESPAÑOL Miguel Ángel Lurueña, Doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y divulgador, para desmentir otro bulo. "El cloro se hace en un laboratorio y sirve para potabilizar el agua mientras que las setas venenosas crecen el bosque y pueden llevarte a la tumba". Lo cierto es que el uso de la parafina líquida en cosméticos está regulado a nivel estatal y europeo, y se considera seguro en cualquier cantidad siempre que no contenga más de un 0,005% de impurezas.
Pero, efectivamente, la parafina líquida es oclusiva y evita que se pierda agua a través de los poros. Ese el motivo por el que se usa en cremas de belleza para mantener la piel hidratada y en la vaselina de labios para evitar, por ejemplo, que se nos "corten" cuando el aire frío provoca una súbita evaporación. Por otro lado, la idea de que impiden "eliminar toxinas" parte de otra premisa equivocada que alimenta la errónea 'fiebre detox': la filtración y eliminación de partículas tóxicas en nuestro cuerpo es tarea de los riñones y el hígado, no de la piel.
En esa misma línea, la parafina líquida tiene aplicaciones médicas en caso de estreñimiento: impide que las heces pierdan humedad a través de las paredes intestinales y facilita su evacuación. Finalmente, el principal motivo por el que se usa en productos cosméticos, alimenticios y sanitarios es que no hay evidencias de que se acumulen en el cuerpo provocando trastornos tal y como afirma el post.
Así, un metaestudio a partir de 13 ensayos sobre seres humanos y animales publicado en 2017 en Toxicology Letters concluía que los aceites y ceras minerales eran absorbidos por la piel únicamente a profundidad de la capa córnea, la más externa de la epidermis. Más allá, la penetración era "mínima" y no incidía significativamente en el organismo, por lo el consumo de sustancias como la parafina líquida se consideraba "seguro".