Aunque a partir de cierta edad o debido a determinados problemas médicos puede ser complicado tener una erección, hay individuos que llegan a sufrir precisamente el caso contrario: mantener esta situación durante un tiempo excesivo hasta el punto de ser doloroso.
En términos médicos, esta situación se denomina priapismo, y las causas mayoritarias para sufrirlo suelen incluir el uso de fármacos para otras dolencias o bien el uso de medicamentos inyectables cuyo objetivo es precisamente el de provocar una erección, aunque en ocasiones este tratamiento puede ser excesivo.
En algunos casos, sin embargo, la situación puede llegar a complicarse más si cabe, requiriendo la amputación parcial o total del miembro viril. Eso es lo que le ocurrió a un ciudadano de la India, que sufrió una erección mantenida de más de 48 horas que desembocó en una terrible infección.
En esta ocasión, según el informe del caso publicado en el BMJ Case Reports [Advertencia: incluye imágenes médicas que pueden herir la sensibilidad], el hombre se presentó en un centro médico de Nueva Delhi, en la India, refiriendo una erección de más de 48 horas continuas. El motivo que provocó el priapismo, según apuntan los autores, consta como "desconocido".
Inicialmente, los médicos crearon una derivación en T, abriendo en el glande o cabeza del pene pene un "orificio de escape" para la sangre atrapada, buscando reducir el hinchazón. Se le colocó un catéter y un vendaje. Aunque suena complejo e incluso dañino, este procedimiento tan solo podría provocar algún hematoma en el pene y una erección semirrigida durante unos días, pero ambas opciones mejorarían el estado inicial del hombre.
Sin embargo, las cosas empeoraron, dado que al día siguiente el glande de este paciente perdió color y empezó a ponerse negro. A los cuatro días de iniciar la erección, precisó el traslado al Departamento de Urología de la Universidad Médica King George de Lucknow.
Allí se le retiró el catéter y se le realizó una cistostomía suprapúbica, un procedimiento que implica insertar otro catéter en el abdomen para drenar la vejiga, intentando así reducir el riesgo de infección asociada al uso de los sondajes por la uretra (algo que debía haberse realizado antes, según los autores del informe).
La gangrena que sufría el glande del paciente, donde se sufre una pérdida del suministro de sangre, implica la muerte del tejido afectado. Y en este caso continuó extendiéndose por el pene del paciente. Por ello, para detener la complicación, los médicos decidieron realizar una glansectomía o amputación del glande.
No se sabe qué causó el priapismo de este hombre. Por su parte, la gangrena secundaria pudo deberse a múltiples factores, como el tratamiento que llevaba el paciente, el uso de un catéter uretral (antes de realizar la cistostomía), la venda a presión alrededor del pene, y la infección local que acabó provocando todo este procedimiento previo.
Pudo ser uno o varios factores simultáneamente, según los autores del informe. Tras la amputación, en tan solo 48h el paciente pudo ser dado de alta, recuperándose correctamente tras tres semanas, cuando acudió a un control al hospital. La cirugía reconstructiva, en un futuro, podría devolverle la capacidad de mantener relaciones sexuales convencionales.