Actualmente alrededor de 50 millones de personas en todo el mundo sufren algún proceso de deterioro cognitivo, mientras que cada año hasta 10 millones de personas inician nuevos síntomas que podrían catalogarse como enfermedad de Alzheimer, o de algún tipo de demencia.
Se espera, así mismo, que para el próximo año 2050 estos números, lejos de mejorar, lleguen incluso a triplicarse, dado que cada año se van sumando 10 millones más de individuos con dicha sintomatología. En total, se espera que la cifra aumente hasta 150 millones de casos de demencia a nivel mundial en tan solo 30 años.
Por ello, la demencia y sus variedades se han convertido en una prioridad de salud pública para la Organización Mundial de la Salud, la cual ha decidido redactar nuevos consejos para prevenir el deterioro cognitivo y la demencia. Pero, al fin y al cabo, el resumen de estas directrices sería "intentar ser más sano".
Mejorar el estilo de vida, el consejo general para prevenir la demencia
Como bien comenta Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en un reciente comunicado, "lo que es bueno para nuestro corazón, también es bueno para nuestro cerebro", haciendo alusión a las nuevas pautas para prevenir la demencia, según la evidencia científica disponible actualmente.
Según dichas pautas, muy similares a los consejos para prevenir enfermedades cardiovasculares, idealmente se debería
- Realizar actividad física de forma regular,
- Consumir una dieta saludable basada en plantas (como la Dieta Mediterránea).
- Evitar el consumo de suplementos para "estimular el cerebro", inútiles y peligrosos según los estudios actuales.
- Evitar o mantener bajo control enfermedades como la diabetes o la hipertensión.
- Evitar el tabaco y el alcohol.
De hecho, estos consejos son muy similares a los que daba el año 2018 la American Heart Association en un estudio publicado en Circulation, según el cual sería posible vivir hasta 10 años más siguiendo estas mismas pautas, además de intentar mantener un peso saludable. Por su parte, la Universidad de Harvard dio exactamente los mismos consejos que la AHA durante el mismo año, pero en su caso para evitar la obesidad en nuestros hijos.
Como se puede observar, la esencia de todas estas directrices es llevar a cabo un estilo de vida saludable. Un estilo de vida que no solo puede prevenir enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, sino que también ayudaría a aumentar la esperanza de vida, reducir el riesgo de obesidad en la futura descendencia, y reducir el riesgo de demencia en la vejez.
Así mismo, cabe destacar que el nuevo informe de la OMS volvería a confirmar dos conceptos que no dejan de repetirse en los diversos estudios durante los últimos años: el primero es que el ejercicio regular y la dieta saludable son esenciales para mejorar la salud humana; y el segundo es que sabemos muy poco sobre el origen de las diferentes demencias en general, y del Alzheimer en particular.
De hecho, en el informe no se pudo comprobar qué papel en particular juega la soledad sobre el inicio del deterioro cognitivo, o cómo el compromiso social parece proteger contra dicho riesgo de demencia. Por su parte, parece que un buen manejo de la depresión, el tratamiento de la pérdida de audición o la realización de ejercicios cerebrales habrían demostrado poder evitar el deterioro cognitivo, o retrasarlo, pero no se sabe cómo ni por qué.
Como conclusión final, la OMS destierra el mito de que la demencia es una parte inevitable del envejecimiento: se trata de una enfermedad prevenible. Pero, eso sí, el dinero también importa. Según la OMS, las capacidades socioeconómicas de cada individuo tienen un papel clave, dado que la cantidad de dinero disponible para gastar en métodos preventivos (apuntarse a un gimnasio, o consumir una dieta adecuada), o poder garantizar la atención médica relativamente rápida cuando empiezan los síntomas del deterioro cognitivo, podrían marcar la diferencia.
Aún así, la OMS sugiere que los pequeños cambios en el estilo de vida pueden ser acumulativos, pudiendo así mismo reducir el riesgo de otras patologías como el dolor crónico o enfermedades cardiovasculares, además de la demencia.