Actualmente existen multitud de suplementos dietéticos faltos de regulación a nivel mundial. Algunos de ellos han demostrado ser seguros hasta cierta dosis, pero muchos no tienen ni suficiente evidencia científica a sus espaldas, ni un control jurídico, ni nada de nada.
De hecho, existen casos como la levadura roja de arroz , donde los suplementos "imitan" el funcionamiento de fármacos conocidos que solo se dispensan bajo receta médica. Pero, a diferencia de estos últimos, dichos suplementos se venden en ocasiones sin especificar su dosis exacta ni una toma determinada de los mismos.
Entre los miles de ejemplos existentes, uno de estos suplementos ha cobrado un triste protagonismo tras haberse relacionado con una tragedia: el ácido alfa lipoico o ALA, vinculado a la muerte de Teresa, una joven de 28 años que supuestamente ingirió por confusión una dosis excesiva de dicho suplemento dietético mientras se preparaba para su boda.
¿Qué es el ALA?
El ácido alfa lipoico es un ácido graso que se encuentra de forma natural en todas las células del organismo humano, y que también es sintetizado por animales y plantas. Una de sus funciones principales es ayudar a convertir la glucosa ("azúcar") en combustible para el organismo, es decir, tiene un importante papel en el metabolismo energético.
Además, el ácido alfa lipoico es conocido como un antioxidante universal, dado que múltiples trabajos sugieren que ayuda a reducir los radicales libres que se crean en el organismo. Es tanto hidrosoluble como liposoluble, es decir, puede disolverse tanto en agua como en grasa, por lo que es fácilmente asimilable por las capas de lípidos de la piel.
Por otro lado, el ácido alfa lipoico ha demostrado colaborar en la regulación de la glucosa en sangre, pero también regula otros elementos como los triglicéridos y el colesterol, algunos factores hepáticos, y colabora en el buen funcionamiento del riñón.
¿Por qué se toma?
Teóricamente, el ácido alfa lipoico o ALA puede aumentar en el organismo al consumirlo en forma de suplementación para aumentar sus efectos naturales. En este caso, supuestamente, los suplementos de ALA combatirían los efectos de los radicales libres, reduciendo los daños de los mismos, como por ejemplo el envejecimiento celular.
Así mismo, este ácido graso ha demostrado controlar los niveles de glucosa tanto en individuos sanos como enfermos, como han demostrado los múltiples estudios en diabéticos. Esto se consigue mejorando la sensibilidad a la insulina, y por tanto mejorando la absorción de la glucosa por parte de las fibras musculares en lugar de por parte de los adipocitos o células de grasa.
Por otro lado, el ácido alfa lipoico mejoraría el metabolismo energético, dado que es su función primordial. No es un quema-grasas como tal, pero sí suele usarse para mejorar la definición muscular basándose en estas premisas.
Peligros y contraindicaciones
Como han sugerido diversos estudios, el ácido alfa lipoico podría consumirse a dosis de 600-800 mg diarios, aunque actualmente la recomendación es no superar la dosis de 300-600 mg diarios. De hecho, no se han evidenciado beneficios al superar dichas cifras.
Algunos expertos han llegado a sugerir que "no tiene dosis tóxica", pero la realidad es que cualquier sustancia, sea natural o artificial, fármaco o suplemento, posee una dosis tóxica determinada. Que no la detallen en las instrucciones de uso no implica que no exista.
Además, el ácido alfa lipoico en forma de suplemento puede interactuar con algunos medicamentos, por lo que no es aconsejable tomarlo si se consumen fármacos de forma crónica.
Actualmente este suplemento se considera seguro siempre que no se superen las cantidades recomendadas. A partir del consumo de 1200-1800 mg al día se sabe que un suplemento de ALA puede producir dolor estomacal, náuseas, vómitos, mareos o reacciones alérgicas.
En animales, dosis extremadamente altas de este suplemento han demostrado alteraciones hepáticas severas. La cantidad necesaria para producir efectos letales, como se sospecha en el caso de la joven fallecida por su consumo, no ha sido determinada aún por las autoridades sanitarias.
El ALA en la medicina
De hecho, durante el año 1997 ya se empezaron a realizar estudios respecto a los beneficios del ácido alfa lipoico, como el trabajo realizado en más de 70 individuos con diabetes tipo 2 donde este ácido graso demostró mejoras en diversos parámetros cardiovasculares, como la frecuencia cardíaca.
Una década después, en el año 2007, un trabajo comentó los posibles beneficios de este ácido graso contra el síndrome metabólico, dado que se sospecha que el ALA sería capaz de modular la expresión de algunos genes del tejido cardíaco y de la musculatura de la arteria aorta, pudiendo ser utilizado como tratamiento del mencionado síndrome.
En teoría, el ácido alfa lipoico suele usarse como suplemento por sus efectos antioxidantes, pero también como "quema grasas", aunque no es un suplemento adelgazante como tal.
Sin embargo, en 2010, un trabajo centrado en más de mil individuos con sobrepeso y obesidad llegó a la conclusión de que la toma diaria de 800 mg de ácido alfa lipoico reduciría el peso general, la cintura abdominal e incluso la presión arterial, pudiendo ser usado contra las enfermedades crónicas relacionadas con el peso. Poco después, en 2011, un estudio originario de Corea del Sur llegó a una conclusión similar, siempre en individuos con obesidad y patologías asociadas.
Posteriormente, en el año 2013, otra investigación sugirió que el ALA podría reducir los síntomas desencadenados por la neuropatía diabética, es decir, la afectación de los nervios secundaria al exceso de azúcar sanguíneo.
Más adelante, durante el año 2015, otro estudio sugirió qu mejoraría los efectos de la diabetes tipo 2 precisamente por su poder antioxidante, e incluso se comentó el potencial uso de este suplemento como tratamiento para las complicaciones de esta enfermedad, como la afectación de la retina, la mencionada neuropatía diabética y otras complicaciones vasculares.
Durante el mismo año, otro trabajo diferente concluyó que la toma de 600 mg diarios de ALA durante 20 semanas disminuiría los niveles de triglicéridos y el peso corporal total en pacientes con diabetes tipo 2 y obesidad; de hecho, hoy en día se usan fármacos bajo prescripción médica con la misma finalidad.
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