Los cigarrillos electrónicos, y los dispositivos para vapear en general, se han promocionado como una alternativa inocua al tabaco tradicional. Sin embargo, cada vez es más evidente que implican riesgos para salud. Los cigarrillos de toda la vida son, según los últimos estudios, los responsables de más de 50.000 muertes al año en nuestro país. Es prácticamente imposible dar con un fumador que desconozca las fatales consecuencias que tiene el tabaco, aunque prefiera ignorarlas. Las evidencias sobre los peligros de fumar se han ido multiplicando desde la segunda mitad del siglo XX.
No pasa lo mismo con los cigarrillos electrónicos; la tendencia de vapear comenzó hace relativamente poco. En concreto, los expertos señalan que, como máximo, pueden encontrar pacientes que lo llevan haciendo desde hace una década. Esto supone un problema para poder pronosticar cuáles serán los principales peligros a largo plazo de esta práctica y, sobre todo, cómo de prevalentes serán. Sin embargo, la corta historia del vapeo ya ha dejado algunos episodios de enfermedades agudas, en el corto plazo, que se han popularizado rápidamente en los medios de comunicación.
EVALI son las siglas anglosajonas con las que la comunidad científica ha decidido nombrar a esta alarmante patología. Su significado en español no es otro que enfermedad pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos y dispositivos de vapeo. Pero, ¿en qué consiste? Se trata de una combinación de enfermedades distintas que se caracterizan por provocar un daño agudo al pulmón. Suelen ser diferentes infecciones pulmonares, o neumonías, y daños en los alvéolos, los diminutos sacos de aire que hay en los pulmones y que permiten el intercambio de gases entre la sangre y la atmósfera.
La relación entre la EVALI y el THC
Todas las semanas los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) emiten un informe en el que actualizan los datos epidemiológicos sobre la famosa EVALI en su país. Hasta el 20 de noviembre, se habían registrado 2.290 casos de esta enfermedad y, de todos ellos, 47 personas habían muerto. Uno de los aspectos que más ha llamado la atención es que la edad media de los afectados era muy corta: 24 años. Entre las personas que murieron la media de edad subió. Se situó en torno a los 53 años, una cifra superior, pero igualmente llamativa. Además, el 70% de los pacientes que se observaron en este estudio eran hombres.
Los CDC analizaron los datos de 29 personas que habían muerto por esta enfermedad pulmonar aguda. De todos ellos, el 84% había vapeado nicotina, pero también productos que contenían tetrahidrocannabinol, o THC, más conocido por ser el principal componente psicoactivo del cannabis. Sólo el 16% de la población que se analizó había utilizado el cigarrillo electrónico exclusivamente para fumar nicotina. Lo que sí pudo encontrarse en todas las muestras fueron rastros de acetato de vitamina E, la partícula que los científicos observan como principal sospechosa de causar la EVALI. Esta sustancia es uno de los ingredientes de los líquidos para vapear ilegales que llevan THC.
"Este estudio, a pesar de ser una simple observación de casos, es muy importante. Ha establecido una conexión entre esta enfermedad aguda pulmonar y los líquidos que contienen THC. Además, parece ser que la nicotina per sé no es el problema por el que se producen estos episodios", explica John Britton, director del Centro para el estudio del alcohol y el tabaco de Reino Unido y profesor de Epidemiología en la Universidad de Nottingham, a EL ESPAÑOL. El experto formó parte del plantel de científicos de la E-cigarrete Summit 2019, una conferencia mundial que cita a productores de cigarrillos electrónicos y a investigadores para discutir sobre las últimas evidencias, y que se celebró en Londres recientemente. "No podemos decir que los porcentajes sean absolutos, pero son bastante precisos. Es posible que algunos pacientes no dijeran que consumían THC por vergüenza o que, incluso, la vapearan sin saber qué era".
Aunque el consumo de THC no es completamente ilegal en Estados Unidos, Britton explicó que la mayoría de los cartuchos que lo contienen se producen en el mercado negro. "Hay personas que hacen soluciones en sus garajes y luego las venden en la calle. Sin embargo, es la marca Dank Vapes la que más se relacionó con los casos de EVALI en Estados Unidos". La práctica de utilizar dispositivos de vapeo en Estados Unidos para consumir derivados del cannabis es conocida entre los jóvenes. De hecho, suelen llamar a los instrumentos con los que vapean weed pens que, literalmente, quiere decir bolígrafos de marihuana.
El 'e-cig' no es seguro
Esto no significa que los cigarrillos electrónicos que no incorporan THC sean seguros y completamente inocuos. Los cigarrillos electrónicos liberan un vapor que contiene nicotina, propilenglicol y glicerina, por el contenido de sus líquidos; y partículas de metal, nitrosaminas, formaldehído, propionaldehído y acetonas, entre otras sustancias, por la vaporización del líquido. Además, el vapeo altera el tejido epitelial de los bronquios y de las fosas nasales, provoca rigidez en los vasos sanguíneos de los alvéolos e interactúa con la composición de los esputos que segrega el sistema respiratorio.
La sanidad inglesa aporta, sin embargo, el siguiente dato: el vapeo es un 95% menos dañino que el tabaco tradicional. "En realidad, es una estimación", explica Britton. "Yo era editor del informe que emitió el Royal College of Physicians y que aportó el dato. En realidad, dijimos que era poco probable que vapear excediera el 5% de los daños que provoca el tabaco, pero depende de la composición de los vapores que se inhalan. Es posible que la reducción posible de los daños sea, incluso, menor. Nadie lo sabe todavía".
En este sentido, el experto afirma que podemos esperar un incremento en el riesgo de cáncer de pulmón, enfisema, fibrosis e infección pulmonar, eventos cardiovasculares e hipersensibilidad a neumonías entre quienes vapean, aunque en una proporción menor que entre los fumadores tradicionales. "No hay acción que no tenga consecuencias. El vapeo no es seguro, pero no es tan dañino como el tabaco". Por esta razón, algunas marcas de cigarrillos electrónicos se muestran favorables a la limitación en la publicidad de sus productos y a la restricción de opciones de sabores que puedan llamar la atención de nuevos fumadores y, sobre todo, entre los más jóvenes. Pretenden vender sus e-cigs como un producto para gente que ya es fumadora y que quiere dejarlo reduciendo la proporción de nicotina poco a poco.