A todo el mundo le gustaría ganar dinero por dormir. Es una de las actividades más placenteras para el ser humano y, sin embargo, no le dedicamos el tiempo suficiente. De todas formas, dormir no es un capricho, es una necesidad fisiológica y cada vez más empresas se dan cuenta de esto. Es posible que dentro de unos pocos años se acaben los correos electrónicos y los mensajes a altas horas de la noche, las jornadas interminables y los madrugones. Los últimos estudios sobre el sueño advierten a los grandes jefes que si se preocupan de que sus empleados duerman más, sus empresas tendrán mayores ingresos.
La falta de sueño es uno de los males más comunes de nuestra sociedad. No sólo hace que al día siguiente estemos más cansados y seamos menos productivos, algo que cualquiera de nosotros ha podido experimentar en sus propias carnes. Cuando las malas noches se convierten en una costumbre, el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares e, incluso, cáncer se eleva. Por no hablar de los accidentes de tráfico que, en una gran proporción, están motivados por este problema. Cumplir con las horas suficientes de sueño no sólo reduce las probabilidades de tener estos problemas, sino que además mejora el bienestar.
Matthew Walker, profesor de Neurociencia y Psicología en la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), explica en su libro Por qué dormimos (Capitán Swing) las bondades del sueño para nuestra salud, sus funciones más inesperadas y las claves para volver a disfrutar plenamente de él. El científico advierte que nuestros antepasados dormían más que nosotros y que, aunque los avances de la sanidad nos han hecho más longevos, gozaríamos de una mayor calidad de vida si retomásemos esta costumbre. ¿Nuestros principales enemigos? Muchos aspectos que caracterizan a la sociedad actual.
Ritmos circadianos
Algunos de ellos son conocidos: abusamos del alcohol y de las pantallas de móviles y tablets en las últimas horas del día. Pero, en realidad, el problema es de base. Los horarios laborales no coinciden con los ritmos circadianos de bastantes personas. Aunque los ritmos circadianos están implicados en más funciones, regulan los períodos en los que estamos despiertos y dormidos. Eso sí, cada ser humano tiene un ritmo circadiano diferente, pero eso, en el fondo, ya lo sabíamos. Hay personas que prefieren madrugar y acostarse pronto, porque así aprovechan más el día, y quienes prefieren trasnochar y levantarse tarde. Alondras y búhos.
Pues bien, aunque los búhos son los principales damnificados del horario laboral que se impuso desde la época industrial, existe una cultura que relaciona la profesionalidad con la gente que duerme poco. Walker, de hecho, recoge en su libro frases de prestigiosos políticos como Margaret Thatcher que presumían de dormir unas 4 horas al día. Según el científico, no es una buena estrategia en ningún trabajo, y aporta datos: "Un estudio de cuatro importantes compañías estadounidenses demostró que el sueño insuficiente puede costar hasta 2.000 dólares por empleado al año en pérdida de productividad". Si la falta de sueño es severa, la pérdida es de 3.500 euros. Al final, la pérdida total de las empresas fue de unos 54 millones de dólares al año.
Pero, aunque podamos pensar que son datos de empresas muy concretas de Estados Unidos, Matthew Walker explica en su libro que la pérdida de dinero asociada a la falta de sueño en la mayoría de países industrializados se corresponde con el 2% del PIB de estos. Es decir, básicamente lo que se invierte en el Ejército o, incluso, en educación. Estas pérdidas se producen porque los trabajadores que duermen menos son también los menos productivos, pero no sólo eso. Los estudios que nombra el autor del libro señalan que estos trabajadores son menos creativos, más perezosos y, además, son menos felices y menos éticos. Sí, la sensación recurrente de que tu trabajo no te llena podría ser falta de sueño.
Más sueño, más beneficios
En cuanto a la ética, la falta de sueño parece ser un rasgo común de buena parte de los trabajadores corruptos. Así lo demostró un estudio de la Foster School of Business de la Universidad de Washington, liderado por el investigador Christopher Barns. Los trabajadores que dormían poco fueron más propensos a falsificar firmas y reclamos de reembolso, mentir para obtener entradas gratis e, incluso, culpar a otros compañeros de sus errores o atribuirse el mérito de estos. El libro Por qué dormimos también sostiene que quien duerme poco es más propenso a la "holgazanería social". Esto es, que trabaja menos cuando ha de hacer un trabajo en grupo y opta siempre por las vías más fáciles y egoístas.
Cuando son los jefes quienes duermen pocas horas los resultados parecen ser más catastróficos. Al parecer, un jefe que ha dormido poco es menos carismático y encuentra mayores dificultades para motivar, lo que redunda en una menor productividad de sus empleados a pesar de que estos hayan dormido lo suficiente. Es por esta razón por la que algunas grandes empresas han empezado a implementar ciertas medidas para que quienes trabajen en ellas se encuentren más descansados y, por tanto, aumenten sus beneficios.
El libro de Matthew Walker cita una serie de empresas pioneras en este sentido. La compañía P&G (Procter and Gamble) ofrece cursos gratuitos de higiene del sueño para sus empleados y, además, ha instalado una serie de luces que ayudan al correcto funcionamiento de los ritmos circadianos. Las famosísimas Nike y Google han establecido horarios flexibles, para que se adapten mejor a las necesidades de sueño; y una sala de siesta, donde los empleados pueden relajarse. Puede parecer una medida excéntrica, pero el neurocientífico asegura que una siesta de 26 minutos incrementa en un 34% el rendimiento de los empleados y aumenta en un 50% sus estados de alerta. Además, reducen el absentismo laboral.
El sueño en el trabajo es el futuro
Sin embargo, entre estas empresas destaca la aseguradora Aetna de Estados Unidos. Su compromiso con el sueño de sus empleados es uno de los más firmes. Su propuesta consiste en otorgar a los empleados bonos por dormir. Si consiguen dormir 7 horas o más durante 20 días, la empresa les otorgará 25 dólares por cada uno de ellos. La empresa realizaría el seguimiento a través de dispositivos como pulseras inteligentes. Así hasta un máximo de 500 dólares extra por cada mes. Es probable que nos parezca una medida utópica o que ya hayamos mandado nuestro currículum a dicha empresa, sin embargo, Matthew Walker propone unas medidas más sencillas a los jefes del mundo.
La primera de ella es crear bonos similares, pero cambiando los días de sueño por vacaciones, en vez de por dinero. Si aún así esta medida no convence a los jefazos, ahí va otra: marcar un horario en el que toda la empresa deba estar presente, por ejemplo, de 12 a 15 horas para reunirse. A partir de ahí, dejar que cada trabajador organice sus horas de trabajo por contrato como ellos decidan y, de esta manera, ajustar mejor la jornada a sus ritmos circadianos. Como dice Matthew Walker, no debemos tomar por ilusas a Google o a Nike: "son tan astutas como rentables".