Queda lejos la Navidad, las felicitaciones del año nuevo y los propósitos de adelgazar y de llevar una vida activa y saludable. Hacer deporte o hacer más ejercicio físico es uno de los propósitos u objetivos más repetidos en los meses de enero y septiembre, cuando empiezan los "nuevos años". Sin embargo, no todo el mundo cumple sus promesas y más de uno/a y de dos se quedan en el intento. Pero ¿cómo recuperar de nuevo esa motivación?
"El domingo 19 de enero es el día en que es más probable que se deje de lado el propósito de llevar una vida más activa", según informa la red social deportiva Strava. Después de 19 días de comenzar el año es cuando "un mayor número de personas pierden la motivación, disminuyen su actividad y terminan las buenas intenciones".
Según datos de esta entidad, uno de los mejores consejos es hacer deporte en grupo: los deportistas que se unen a un club realizan un 10% más de actividad al mes. Es más, "cuando los atletas hacen deporte en grupo, recorren, de media, el doble de distancia que en solitario: en España, el 44% de todas las salidas en bicicleta se hacen, al menos, junto a otra persona. En el caso concreto del running, hasta un 24% de las personas lo hacen en grupo".
Si crees que puede ser tu caso o estás a punto de abandonar el gimnasio, el deporte o esa vida más activa que te propusiste llevar no hace todavía ni un mes, toma nota de estos consejos y (re) engánchate a esas ganas de llevar una vida saludable, o más saludable.
¿Cómo motivarse de nuevo?
Los hábitos saludables no se consiguen en un día, ni siquiera en un mes. Hace falta ser constantes y para ello es fundamental que la motivación no se pierda. Alfonso Méndez, psicólogo del Instituto Centta de Madrid ofrece a EL ESPAÑOL algunos consejos para seguir motivados y sobre todo que "nos ayuden a afrontar con garantías un programa de cambio de hábitos relacionados con la alimentación y la actividad física de forma sana, saludable y duradera".
El primer consejo y, quizá el más importante, no fijarse nunca en los kilos que queremos perder como meta final. Por ello es necesario establecer pequeñas submetas con periodos más cortos de tiempo que nos ayuden a mantener una motivación realista con todo nuestro proceso. Y en segundo lugar, valorar, siempre, al final de cada día o después de cada periodo o submeta lo que hemos conseguido, la manera de hacerlo y el esfuerzo que hemos realizado para obtenerlo.
Después, continúa Méndez, es fundamental trabajar nuestra autoaceptación y hacernos conscientes de que la gente que nos rodea y nos aprecia prefiere vernos más delgados/as o más felices. De modo que si estamos intentando adelgazar, es importante, y ahí va el cuarto consejo, "aceptar que los kilos que marca la báscula son apenas una parte de nosotros pero no todo. Somos mucho más que lo que marca la báscula. Somos personas con un peso o una talla y hemos de aceptarnos por multitud de cualidades positivas que tenemos que encontrar".
Por otro lado, y siguiendo esta misma línea de estar intentando adelgazar, como quinto consejo para retomar la motivación, hay que entender que nuestro sobrepeso es la consecuencia de unos malos hábitos mantenidos durante mucho tiempo y que no vamos a conseguir revertir sus efectos en un par de meses. Pero no hay que olvidar que aunque cueste, los malos hábitos se pueden corregir.
Aunque para ello "necesitamos paciencia, disciplina, perseverancia y sobre todo, confianza en los profesionales que trabajan con nosotros", asegura. Por ello, el sexto consejos es "mentalizarse y tomarse este trabajo como un aprendizaje a largo plazo que nos aportará otra manera de relacionarnos con nosotros, ahondando en la forma que tenemos de percibirnos: conocerse a uno mismo es la mejor manera de no volver a cometer los mismos errores", señala.
Y por último, no debemos olvidarnos de la importancia de huir de los productos, dietas o sistemas que prometen resultados inmediatos y a corto plazo sin esfuerzo: "Las cosas no se consiguen sin esfuerzo, al menos las cosas que merecen la pena. Todo tiene un coste y tenemos que estar dispuestos a pagarlo. No hay que tener miedo de que no vamos a ser capaces de cambiar las cosas. Por mucho tiempo que estemos cometiendo los mismos errores, se puede aprender a hacerlas cosas de manera distinta. Lo que se repite se aprende y el cerebro responde a esta disciplina con una plasticidad que puede variar de una a otra persona, pero con una funcionalidad efectiva para cada caso", concluye Méndez.