Exponer los dientes a un exceso de fluoruros, como el fluoruro de sodio con el que se elabora el flúor de la pasta dentífrica, altera la señalización de calcio, el funcionamiento de las mitocondrias y la expresión de los genes en las células del esmalte dental.
Esto da lugar a la fluorosis dental, un trastorno provocado por la sobreexposición a los fluoruros durante el desarrollo mediante un mecanismo que acaba de ser descrito por investigadores del Colegio de Dentistas de la Universidad de Nueva York en la revista Science Signaling.
El flúor del dentífrico tiene su razón de ser: derivado originalmente de un mineral, la fluorita, este compuesto contribuye naturalmente a prevenir las caries al fomentar la mineralización y reforzando la resistencia del esmalte frente a los ácidos.
Algunos países, entre ellos EEUU y España, permiten como medida de salud pública la fluoración del agua corriente: consiste, según el Diccionario de la Real Academia de Ingeniería, en la "adición al agua potable de pequeñas cantidades vestigiales de flúor, del orden 1 a 1,5 ppm [partes por millón] como medio preventivo de la caries".
Las autoridades sanitarias de Estados Unidos, aún reconociendo la fluoración como "uno de los diez mayores logros de la salud pública del siglo XX", limitan todavía más la concentración a 0,7 partes por millón. En cualquier caso, advierte el Comité Científico de la UE, la ingesta de fluoruros por parte de los niños que están desarrollando la dentición no debería superar los 1,5 mg diarios.
La exposición, sin embargo, puede variar enormemente según la región ya que hay aguas que contendrán de forma natural más flúor que otras. En EEUU, recoge el estudio, un 25% de la población presenta fluorosis dental por este motivo. Las consecuencias aparecen en forma de decoloraciones, placas o líneas opacas en el esmalte de los dientes, y en los peores casos, motas oscuras y desmineralización.
"Los beneficios del flúor para la salud dental superan considerablemente las contraindicaciones. Pero, vista la frecuencia con la que aparece la fluorosis dental y la pobre comprensión que tenemos de cómo funcionan los mecanismos celulares ligados a esta enfermedad, es importante estudiar el problema", afirma Rodrigo Lacruz, profesor de ciencia básica y biología craneofacial, y autor principal del estudio.
Para investigar la base molecular del problema, los investigadores analizaron sobre ratones los efectos de la exposición a unos niveles de fluoruros comparables a los que se dan en el agua de las regiones en los que la fluorosis está extendida entre la población. A continuación determinaron su impacto sobre la señalización de calcio, un mecanismo fundamental para mineralizar el esmalte dental.
Los dientes de los roedores, comprobaron, sufrían así una alteración en sus niveles de calcio: la cantidad que entraba y quedaba almacenada en los retículos endoplasmáticos, un compartimento en las células destinado a conservarlo, caía en picado.
Las células tampoco recibían suficiente energía al alterarse el funcionamiento de las mitocondrias, sus "baterías" orgánicas. Por último, la secuenciación del ARN reveló una mayor expresión de los genes responsables de codificar las proteínas de respuesta al estrés provocado sobre los retículos endoplasmáticos y a las mitocondrias.
"Esto nos brinda una visión muy prometedora de cuál sería el mecanismo por el que se manifiesta la fluorosis", explica Lacruz. "Si tus células tienen que fabricar el esmalte para tus dientes, un elemento muy calcificado, pero están expuestas al estrés por una gran cantidad de flúor que impide que manejen el calcio como es debido, esto quedará reflejado en los cristales de esmalte mientras se forman y afectará a su mineralización".
Para complementar el trabajo, los investigadores repitieron el experimento con células jóvenes humanas de riñón. Para su sorpresa, la exposición a los altos niveles de fluoruro en las células que forman el tejido de un órgano relacionado con la filtración del agua ingerida por el organismo no presentó indicios de fluorosis, lo que les lleva a inferir que la composición y el comportamiento del esmalte dental son únicos.
"Uno pensaría que al exponer las células de esmalte y las de riñón al mismo estresor, es decir, la misma cantidad de fluoruro durante el mismo tiempo, se obtendrían resultados más o menos similares. Pero no ha sido así", se sorprende Lacruz.
"Bajo las mismas circunstancias, las células de esmalte reaccionan al estrés de forma muy diferente a cómo lo hacen otras partes del cuerpo. Estamos empezando a desentrañar un mecanismo que revela hasta qué punto son excepcionales y por qué la fluorosis es un problema que ataca principalmente a los dientes", concluye.