A estas alturas, todos sabemos perfectamente qué es un Satisfyer. Es posible que muchos de nosotros lo conozcamos por su nombre más técnico: succionador de clítoris. Pero lo que hace este artilugio es, más bien, emitir unas ondas vibratorias en un círculo que encaja con este órgano. Es decir, ni aspira, ni absorbe: quien lo haya probado —y al parecer, ha sido mucha gente— lo sabe.
Los medios de comunicación y las redes sociales tienen mucha culpa de su gran éxito. Las bondades de este aparato se han anunciado a bombo y platillo en múltiples escenarios. Aquí y allá se encuentran personas con clítoris que hablan maravillas sobre este artilugio y sobre las facilidades que aporta a la hora de tener un orgasmo. Por eso, ha sido la estrella de cumpleaños y Navidades.
"Una lectura buena que ha tenido el boom del Satisfyer es que ha puesto el tema del orgasmo femenino sobre la mesa", afirma María Fernanda Peraza, uróloga y experta en Medicina Sexual. "Antes era un tema invisible, como todo lo que tiene que ver con la sexualidad femenina. Es muy interesante que se hable y se exprese con permiso social".
Casi todos los mensajes que recibimos sobre este juguete sexual son muy positivos. Sin embargo, cada vez son más las mujeres que levantan la voz y proclaman "esto no es para mi". Una de las más populares fue la actriz Candela Peña que reconoció en el programa La Resistencia, de Movistar+, que no le iba bien con el succionador de clítoris: "Será que no lo sé usar", se justificaba al no compartir la opinión mayoritaria. "Es como un percutor. No lo veo claro todavía".
De todas formas, existen otras razones por las que un consumidor abandona a su Satisfyer. Una de las más frecuentes es pensar que su clítoris ya no es el de antes, que ha perdido sensibilidad. La youtuber Abi Power explica en su canal de You Tube con pelos y señales cómo fue este proceso. "A mi me llamaban la cocido porque tardaba cuatro horas en terminar, pero con esto [el Satisfyer], fue un minuto. [...] Mis amigas y yo íbamos a hacerle una religión".
Power confiesa, entonces, que comenzó a utilizarlo por aburrimiento entre partida y partida de videojuegos. Fue aumentando los niveles de velocidad porque ya no sentía de la misma manera y terminó afectando a sus relaciones sexuales con otras personas. "Tenía eso muerto. [...] Me acostumbré a él, pero claro, no hay nadie en el mundo que sepa hacer el movimiento del succionador. Eso es un milagro de la tecnología".
Una opinión diferente
María, que no quiere revelar su apellido, es una chica de 25 años que compró un succionador de clítoris recientemente. Dice a EL ESPAÑOL que lo adquirió por la buena fama que tenía y, también, "porque, ahora que vivo sola, mi madre no puede cotillear en mis cajones". Asegura que el aparato superó sus expectativas: "El primer día no sé si lo usé cinco o seis veces, de la emoción. No tengo palabras para expresar cómo fueron esas primeras experiencias", explica.
"La estimulación que proporciona el succionador de clítoris es muy potente. De todas formas, este tipo de vibradores existen desde hace bastantes años", comenta María Fernanda Peraza. "Satisfyer es la marca más económica y, por eso, todo el mundo la conoce ahora. El boom de sus ventas se ha unido a un terrible mensaje social a las mujeres. Les han dicho que ya no necesitan una pareja sexual y, más concretamente, un pene. Es cierto que las relaciones heterosexuales han sido siempre muy falocéntricas y eso ha dañado la sexualidad femenina, pero tampoco se puede excluir al hombre".
A María le llegó la decepción en torno a la sexta vez que utilizó el aparato. "Hasta la quinta vez fue lo máximo, pero a partir de entonces, empeoró. Empecé a usarlo con menos frecuencia que aquel primer día porque tenía la sensación de que no volvería a ser lo mismo". Al igual que la youtuber, María explica que empezó a utilizarlo en momentos en los que se aburría para ver si, por casualidad, volvía a tener una experiencia satisfactoria.
Tu clítoris está bien
Peraza llama a la calma: "Las terminaciones nerviosas del clítoris no varían, no se produce un daño ni neurológico, ni orgánico", es decir, que al clítoris no le pasa nada. "Lo que sucede es que aparece una habituación inadecuada a un estímulo muy potente". La médico lo explica de la siguiente manera. Practicar sexo es como acudir a un patio de juego, unos días te montas en el columpio, otros en el tobogán y "otros días juegas contigo mismo en la tierrita (sic.)".
Esto quiere decir que, lo más apropiado, es diversificar la manera en la que nos estimulamos sexualmente. El succionador de clítoris puede incorporarse a la colección de herramientas con las que explorar nuestra sexualidad, pero no debe sustituir a la masturbación con las propias manos ni a las relaciones sexuales con otras personas. Si se dejan algunos tipos de estimulaciones en segundo plano, pueden dejar de interesar y la persona "necesitará inconscientemente el vibrador para estimularse", explica la médico.
"Nosotras tenemos todo el arsenal biológico necesario para tener un orgasmo, no nos deben vender la idea de que las mujeres necesitamos un juguete erótico. Cuando utilizamos exclusivamente el succionador y observamos que sentimos menos es como si tuviéramos una pataleta porque siempre queremos el tobogán y, a veces, está ocupado".
María sigue utilizando su Satisfyer. Eso sí, cada vez de manera más espaciada e intentando hacerlo cuando más motivada se encuentra. "Alguna vez, de hecho, lo he dejado de usar en la mitad, era como que necesitaba algo más aparte del Satisfyer", explica desanimada. "¿Qué si lo recomendaría? Creo que sí, pero sin abusar". Para quienes todavía quieran hacer la prueba, el Satisfyer Pro 2 se vende en su página web por 49,95 euros, sin embargo, es posible encontrarlo en Amazon a un precio más económico.