El cáncer de vejiga se asocia de forma directa al consumo de tabaco, aunque sea el cáncer de pulmón el relacionado más directamente con el tabaquismo. Su detección precoz es complicada, dado que en ocasiones puede confundirse con una infección de orina simple. Sus síntomas clave son molestias urinarias y sangrado, y resultan fácilmente confusos.
Actualmente existen diversas pruebas analíticas centradas en la orina: hay incluso estudios citológicos específicos donde se observa la forma de las células urinarias. Sin embargo, las sociedades de urología no recomiendan a día de hoy ningún tipo de prueba urinaria como forma de detección precoz del carcinoma por la falta de evidencia disponible al respecto.
Ahora, un reciente trabajo llevado a cabo por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), en colaboración con diversos grupos de investigadores internacionales, está tratando de cambiar la situación. Y es que, según sus hallazgos, sería posible detectar el cáncer de vejiga con hasta 10 años de antelación con una "simple" prueba de orina.
Según los hallazgos de este grupo, dirigidos por la Dra. Florence Le Calvez-Kelm, científica del IARC y autora principal del trabajo, su prueba de orina buscaría detectar mutaciones en el gen de la transcriptasa inversa de telomerasa o TERT, una alteración comúnmente asociada al cáncer de vejiga, como explican en la revista EBioMedicine de The Lancet.
Como comenta la Dra. Calvez-Kelm, esta prueba podría mejorar y simplificar el diagnóstico precoz del cáncer de vejiga al no tratarse de un diagnóstico no invasivo, y permitiría una detección temprana de una enfermedad potencialmente mortal en individuos con mayor riesgo de desarrollarla.
Actualmente el diagnóstico confirmatorio del cáncer de vejiga requiere procedimientos invasivos y costosos, como es el caso de la cistoscopia, una prueba donde se accede a la cavidad de la vejiga mediante una cámara de fibra óptica.
Los científicos del IARC demostraron en 2019 que la prueba de ADN en orina UroMuTERT era suficientemente específica como para detectar el cáncer de vejiga en el momento del diagnóstico. En esta ocasión, la prueba de las mutaciones en la TERT buscarían ir más allá con un diagnóstico precoz, sin síntomas previos.
Para evaluar la capacidad de la nueva prueba, los científicos del IARC, junto a los investigadores de la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán (Irán), y los investigadores del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, diseñaron un estudio piloto con datos del Estudio de Cohortes de Golestan.
Se recolectaron muestras de orina de 50.045 individuos iraniés, y se les realizó un seguimiento de 10 años. En total, 38 individuos asintomáticos acabaron desarrollando cáncer de vejiga. Para evaluar las mutaciones del promotor TERT, se estudió a estos 38 individuos, y se les comparó con 152 voluntarios sin cáncer de vejiga.
Según los resultados del estudio, las mutaciones del promotor TERT podían detectarse hasta una década previa al diagnóstico clínico en el 46.7% de los casos asintomáticos. En ninguno de los casos de control se detectaron anomalías, es decir, que no se produjo ningún falso positivo.
Los investigadores sugieren que, a partir de estos hallazgos, el estudio proporcionaría la primera evidencia de que el estudio de las mutaciones del promotor TERT sería una prueba efectiva, simple y no invasiva en cuanto a diagnóstico precoz se refiere.
Aún así, los científicos del IARC ya están colaborando en otros grandes estudios similares para valorar los hallazgos del presente trabajo. De hecho, sugieren, si se validan estos resultados, el próximo paso sería diseñar ensayos que analicen los beneficios reales del uso de esta prueba, y si su coste económico es viable.