"Los primeros días pueden incluso ser divertidos, pero cuando pasen algunos más no va a ser fácil", advertía este lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón.
Lo ha dicho el mismo día en el se empieza a ver la luz al final del túnel, al menos en forma de predicciones. El hagstag que inunda Twitter desde hace unos días, #frenarlacurva, está ahora más cerca de convertirse en una realidad, tras la declaración del estado de alerta sanitaria y siempre que se cumplan las medidas decretadas por el Gobierno.
Entre ellas, la más difícil de mantener va a ser el aislamiento. No sólo será complicado por lo que afecta a cada persona individual y socialmente, sino porque los efectos de esta medida tardarán en notarse.
La buena noticia es que los expertos ya se atreven a poner una fecha. El primero que lo ha hecho es el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, en una entrevista en Onda Cero, que ha indicado que en diez días se verá realmente si las medidas han tenido el efecto esperado. Así, el mandatario cree que el 26 de marzo los contagios dejarán de crecer y confiamos en que 15 de abril habrá más altas que casos nuevos.
¿Qué ocurrirá ese día si se cumplen las previsiones? Es difícil saberlo, pero no lo es dilucidar lo que no debe ocurrir en ningún momento. "Hay que mantener la tensión", explicaba Simón que también se atrevía poco después a hacer su propia predicción: entre tres y siete días seguirán subiendo los casos un 25% más del día anterior y después dejarán de crecer. Una predicción algo más optimista que la de Ruiz Escudero, pero con un enorme condicionante:"Si seguimos las órdenes a rajatabla".
Joan Caylà Buqueras, coordinador de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona y portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología, explica a EL ESPAÑOL que el momento clave será entre diez y 15 días, pero que la cosa puede acabar muy mal "si todo el mundo se relaja".
Y esa tensión de la que hablaba Simón no hay que mantenerla hasta que empiecen a bajar los casos, sino hasta que "la mortalidad deje de ser un problema". En otras palabras, cuando los muertos sean casi anecdóticos. Caylà señala que esto no implica que el aislamiento se alargue todo ese tiempo, pero sí que se mantengan esas medidas de etiqueta respiratoria y distanciamiento social que se recomendaron desde el principio por las autoridades sanitarias y que, como se ha visto, no fueron muy escuchadas.
"En Madrid se actuó tarde, pero también por cómo lo hizo la gente, que se fue a la costa en cuanto cerraron los colegios", comenta el experto. La curva se empezará a frenar cuando empiece a disminuir el número de contactos, pero hay que llegar al descenso.
Es una situación en la que está el país más alabado por todos en la gestión de la pandemia del coronavirus, Corea del Sur, que hizo las cosas muy diferentes que en España. Caylà recuerda que este país ofrecía las pruebas a todo el mundo, algo que no se ha hecho en España y que tiene sentido hacer al principio. Es la famosa trazabilidad. Cada persona que se hacía el test y daba positivo era aislada y "muy bien estudiada". Esto consiguió dos cosas, contener el virus y que la tasa de letalidad fuera muy baja, ya que se calcula dividiendo los casos positivos por los muertos, que sólo son 77 a pesar de los más de 8.000 afectados.
Pero ahora que llevan tres semanas frenando la curva, las autoridades -que no tuvieron que recurrir a medidas tan drásticas como España- siguen insistiendo en recomendar que no se produzcan eventos con mucha gente, lo que sirve para hacerse una idea de lo que pasará en España cuando las cifras comiencen a bajar. Y será entonces cuando realmente haya que dar la talla.