Incertidumbre, desasosiego, angustia… y miedo. Miedo por este maldito coronavirus que tiene en jaque al mundo entero y a la salud de todos y cada uno de nosotros, con sus consecuencias más inmediatas. Pacientes con cáncer que temen ir a su quimioterapia, padres que acuden a las urgencias del hospital cuando su pequeño ya tiene el apéndice perforado o personas que no llaman o retrasan marcar al 112 cuando parecen tener síntomas de infarto. Todo por el miedo de ir al hospital y poder contagiarse de la COVID-19.
María Teresa tiene el corazón delicado. Desde hace unos cuatro años su salud cardiovascular está muy resentida y tiene que poner especial atención en su cuidado (tiene dos válvulas puestas, un bypass y muchos stents) al igual que muchos otros pacientes cardiacos que seguro se verán reflejados en ella. Ahora, en época de cuarentena por coronavirus, tiene como todos, que estar confinada en casa. Ella forma parte de ese grupo de riesgo del que tanto alertan los expertos y tiene miedo. Miedo de que le ocurra algo en su corazón y tenga que ir al hospital.
"Tengo un miedo atroz porque estoy muy delicada de salud y a veces me dan pequeños infartos y tengo que salir corriendo al hospital. Y no quiero tener que salir corriendo ahora y poder contagiarme allí del coronavirus, y que sea peor el remedio que la enfermedad", cuenta Mª Teresa, vicepresidenta de la Asociación Cardiosaludable Madrid Sur a EL ESPAÑOL. En estos días, ella y otros pacientes con problemas cardiacos se pueden refugiar en los psicólogos y en los recursos que ofrece esta asociación para ayudarlos en todo lo que necesiten: "Que a pesar del miedo, hay que saber que hay gente a tu lado que te puede ayudar, que puede ayudarnos", anima.
Menos angioplastias
No es algo raro esto del miedo. Todo lo contrario. Y los datos son un fiel reflejo de toda esta situación tan devastadora (y tan de película) en la que nos encontramos. Un reciente análisis de la Sociedad Española de Cardiología confirma que "a nivel nacional, durante la pandemia de COVID-19 y el consiguiente confinamiento, las angioplastias primarias han pasado de 429 semanales (antes de la epidemia) a 258 (durante una semana de epidemia). Es decir, una disminución del 40% en el número de procedimientos". También ha habido una reducción en otros procedimientos como la realización de pruebas diagnósticas o intervenciones de procedimientos estructurales.
"Preocupa mucho esta situación. Porque esta reducción no responde a la realidad epidemiológica sino muy probablemente al miedo de los pacientes a contagiarse de la COVID-19 si van al hospital", afirma Oriol Rodríguez, primer firmante de este estudio y miembro de la Asociación de Cardiología Intervencionista de la SEC. Las regiones donde se han registrado mayores tasas de disminución de tratamientos para el infarto agudo de miocardio han sido Extremadura (-85%), Castilla la Mancha (-67%) y Andalucía y Asturias (-56%).
Llamadas al 112
"Es notable el riesgo de incremento de morbimortalidad que esto puede representar, sobre todo en el caso del infarto. No debemos olvidar que los infartos son la primera causa de muerte en España", añade Rodriguez. En España, en 2018, el infarto fue responsable de más de 14.521 fallecimientos.
Por ello, este especialista hace un llamamiento a que la gente que tenga síntomas de infarto llame corriendo al 112 para que se active el Código Infarto. Lo mismo con quien tenga síntomas de un ictus. "Que no duden ni un minuto en llamar. Es clave además que la población sepa que los servicios de cardiología siguen preparados para atender a los pacientes, a pesar de la COVID-19", asegura.
Ojo al cáncer
Y lo mismo sucede también con el cáncer. "Nos hemos encontrado a pacientes con mucho miedo y reticencia a ir al hospital a recibir su tratamiento de quimioterapia o radioterapia. El tratamiento que les salva de su enfermedad. Tal es la angustia que hay por la COVID-19 que esta situación al paciente oncológico le ha alarmado aún más de lo que ya estaba por su enfermedad", cuenta Marta Nadal, coordinadora de psicooncólogos de la Asociación Oncológica Extremeña.
Los psicooncólogos de esta asociación extremeña hablan mucho con los pacientes de esta situación, ya sea vía online o allí mismo en el hospital, y es que hay mucho miedo. "Hace días, un paciente recién diagnosticado de un melanoma tenía que intervenirse quirúrgicamente (los quirófanos de urgencia oncológicas están abiertos) y no quería operarse. Tuvo que intervenir el propio cirujano para que asistiera a la operación", confiesa Nadal.
Y es que el apoyo de los sanitarios es fundamental en cualquier proceso oncológico, y más ahora. "El hecho de que ellos vean que estamos ahí les da confianza, les ayuda a mantener la calma y la templanza", comenta. Porque (los pacientes) nos cuentan cosas realmente preocupantes. Muchos están solos: "Antes la gente les llamaba para ver qué tal estaban o si necesitaban algo, pero ahora con esta situación no se acuerdan de ellos. Por eso, pediría a toda esa gente que tenga un amigo o un familiar que esté pasando por un proceso de cáncer que no se olviden de ellos. Que les necesitan más que nunca".
Sin pruebas de cribado
No cabe duda de que las dinámicas en oncología se han modificado por esta crisis. Según explica Mariluz Amador, directora médica de la Asociación Española contra el Cáncer (en el teléfono 900 100 036 resuelven todas las dudas que pueda tener la población), a los pacientes que iban a empezar un tratamiento se les valora por parte de sus oncólogos. Hay casos que podrán ser aplazados pero otros no. "Todo depende de cada situación. Todo se valora de forma muy técnica", afirma. Aun así, en todos los casos en los que se puede, se está fomentando la consulta telefónica.
En el caso de los programas de cribado frente al cáncer como por ejemplo mamografías o colonoscopias, o incluso las revisiones ginecológicas anuales de las mujeres, "Es importante dejar claro que son personas sanas y que no deben preocuparse. Hay que dejar tranquila a la población en ese sentido porque los programas de cribado seguirán adelante y se retomarán después", señala Amador.
Desinformación y desasosiego
En todo lo que concierne a la salud existe en general mucha desinformación. Y las personas con esclerosis múltiple lo saben bien. Cuenta Pedro Carrascal, director de Esclerosis Múltiple España (EME) que el no saber cómo afecta la COVID-19 a estos pacientes genera mucho miedo.
Al igual que en muchas otras enfermedades, existe un parón en muchos hospitales en cuanto a citas médicas y se han ido posponiendo para más adelante, aunque muchas de ellas se realizan por teléfono. Al ser una enfermedad crónica, la gente demanda información porque hay pacientes que por sus tratamientos no pueden estar a lo mejor cuatro meses sin ir al hospital. No obstante, estamos en continuo contacto con los neurólogos y los especialistas y muchas terapias rehabilitadoras se hacen de forma online, como se puede. Los expertos indican y mandan tablas ejercicios o actividades para que el paciente haga en casa.
Sin embargo, hay algo que sí preocupa a los expertos y es la adherencia al tratamiento farmacológico: "Es importante que no se abandonen porque podría tener consecuencias graves en la salud," admite Carrascal.
Vigilen a los niños
Los niños son una población muy sensible que hay que cuidar de forma muy especial. "En España, habitualmente, la población de padres y madres que acuden a los hospitales y los centros de salud es bastante demandante con nosotros. Tenemos un estado de bienestar y una salud pública excelente y los niños están acostumbrados a ir a sus revisiones, a ponerse sus vacunas, etc. O a ir a las Urgencias cuando pasa algo. Sin embargo, de eso, ahora hemos pasado casi por completo al otro extremo", explica María José Mellado, presidenta de la Asociación Española de Pediatría.
Los niños crónicos que tienen alguna enfermedad son los que más están yendo al hospital y la mayoría sobre todo, llaman por teléfono y están en contacto con sus médicos. También, por otro lado, a muchos niños se les está haciendo la revisión por teléfono, porque si se puede retrasar la cita o la revisión, se hace.
Pero hay algo en lo que la doctora sí quiere llamar la atención: "Durante estas semanas (de pandemia) estamos viendo casos de niños diabéticos que tienen que ingresar directamente en UCI porque llegan ya muy pasados. O de apendicitis que con frecuencia llegan ya perforadas (peritonitis). Y esto sí es una llamada de atención a los padres", lamenta.
Y esto no lo podemos permitir. Es decir, no podemos tener a un niño en casa con un dolor abdominal muy fuerte durante varias horas, cuando sin las circunstancias de la COVID-19 le hubieran llevado al hospital. "Hay que estar pendiente de los niños, de los síntomas que tengan, de que por ejemplo un bebé de un mes no puede estar en casa con una fiebre alta. Hay que estar atento a sus señales de alarma", concluye Mellado.