Eran tantas las ganas que teníamos de que empezara a bajar la cifra de muertos por COVID-19 en España que casi es, ahora, a lo único que prestamos atención. Y lo hacemos porque los datos son buenos, si es que puede se puede considerar bueno que este lunes, por decir el dato más reciente y mejor desde que alcanzamos el pico, hayan fallecido 410 personas en España por la enfermedad.
Pero entre esta lucha por escuchar que cada vez hay menos muertos, puede que pase más desapercibida otra cifra que antes importaba mucho más: la del número de nuevos casos notificados, nada que ver con el de infectados reales, algo por el momento imposible de cuantificar.
Pero los datos se siguen haciendo públicos y parecen tozudos y difíciles de mover. Ni bajan como las muertes, ni afortunadamente se disparan. Pero la realidad es que la cifra sigue siendo muy alta. Tomemos por ejemplo los datos de los últimos siete días. Desde el 13 de abril hasta este lunes se han notificado 30.714 nuevos casos de infectados por el coronavirus Sars CoV-2, lo que da una media de 4.387 casos diarios, aunque no se han repartido así de uniformemente.
Contando con que las notificaciones van con algo de retraso, se podría deducir que estas cifras reflejan los infectados desde el 6 al 13 de abril. ¿Les suena? Seguro que sí: fue la semana de mayor confinamiento, la que coincidió con la Semana Santa y no permitía siquiera salir a los trabajadores no esenciales, que desde el pasado lunes ya han vuelto a sus lugares de trabajo.
Sin embargo, a los expertos no parece preocuparles ese elevado número de notificaciones, que siempre entra en "el rango de lo esperado". Hablamos con varios expertos para intentar entender ese estancamiento que, eso sí, todos coinciden en señalar que en algún momento bajará, como de hecho ha sucedido en los países más afectados en un principio que ahora han dejado atrás la pandemia, de China a Corea del Sur -donde se declaran menos de 20 casos nuevos diarios-.
Sí que es algo que genera curiosidad entre la población y que ha sido preguntado al Gobierno por los periodistas. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, reconoció que los domicilios eran un foco de contagio en estas infecciones en confinamiento y el director del Centro de Emergencias, Fernando Simón, aclaró que el aumento se debía a la realización cada vez mayor de test, que detectaban casos que antes hubieran pasado desapercibidos.
El jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública, Amós García Rojas, explica a EL ESPAÑOL que, en efecto, estas dos causas están detrás de ese número de infectados. Al principio, señala el experto, habría personas que se habrían infectado antes de decretarse el confinamiento y que todavía pudieron pasar días sin desarrollar síntomas, por lo que es posible que los transmitieran a su ámbito domiciliario.
Un segundo foco de contagios, que todavía estaría en vigor, es el sector sanitario, tanto el ámbito hospitalario como las residencias de mayores. Sin embargo, García Rojas no cree que esos contagios se deban ni a la ruptura del confinamiento ni a que la gente se infecte en las salidas justificadas. "Yo creo que la gente sale a la calle preparada, manteniendo las distancias y usando mascarillas", comenta el experto que, eso sí, señala que subrayar esta buena tendencia -a pesar de las 4.000 notificaciones diarias, el R del virus, es decir, las personas a la que transmite el patógeno cada infectados, ha bajado a menos de 1- no puede implicar que bajemos la guardia.
Para el especialista, es difícil que los casos nuevos desaparezcan del todo, debido a la estacionalidad que él -y otros muchos expertos- prevén para el Sars CoV-2. Sin embargo, cree que en el futuro, el virus no tendrá tanto impacto, al enfrentarse a "una ciudadanía que ya lo conoce" y con más tratamientos.
Para el portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología Joan Caylà, a la hora de evaluar este asunto, hay que recordar de dónde partíamos. Y ceñirse al parámetro al que también se ha referido García Rojas, la famosa R, que ha pasado de ser de tres o cuatro a menos de 1. "Esto confirma una tendencia a la eliminación", señala a este diario.
Este especialista apunta a la disponibilidad de los test como el gran responsable de que las cifras no bajen y también señala a que muchos casos antiguos de COVID-19 probablemente pasaron por gripes o catarros fuertes, por lo que no figuran en las estadísticas pasadas, pero sí podrían pasar a figurar en las actuales si se generalizan los test de anticuerpos.
Este médico también habla de los contactos de asintomáticos, personas que siguen siendo positivas cuando llevan varias semanas infectadas, como ha demostrado en ocasiones la realización de la PCR. En cualquier caso, Caylà cree que estamos en el buen camino, pero que puede no servir de nada si dejamos de hacer las cosas bien cuando se acabe el confinamiento.
Por último, el exdirector general de Salud Pública Ildefonso Hernández, apunta a que el contagio comunitario "contribuye poco" a los casos que se notifican actualmente. Tampoco cree que tenga mucho peso -aunque más que el primer factor- el contagio intrafamiliar, pero sí el de los colectivos institucionalizados y el laboral. "En el personal sanitario sigue habiendo casos, pero también en otros colectivos como las residencias e instituciones cerradas como los centros de menores o de personas con discapacidad", comenta e EL ESPAÑOL.