El peligro oculto del enjuague bucal: esto es lo que ocurre al usarlo tras hacer ejercicio
Un estudio angloespañol ha detectado que este producto de higiene dental interfiere en una función cardiovascular básica ligada al deporte.
2 julio, 2020 13:53Noticias relacionadas
Junto al cepillado dental, los enjuagues bucales son una de las grandes recomendaciones para mantener una correcta salud bucodental y evitar posibles complicaciones asociadas, desde las típicas caries dentales que azotan cada vez más a los niños y no tan niños, hasta diversas sobreinfecciones como las gingivitis. Sin embargo, estos enjuagues bucales podrían no ser tan beneficiosos como se creía; o al menos, no en todos los casos.
Los enjuagues bucales tienen como finalidad neutralizar la actividad de las bacterias que habitan la boca, llegando incluso a eliminarlas en su totalidad. Este efecto es inequívocamente beneficioso en principio, potenciando la higiene dental, pero estos microorganismos también tienen consecuencias simbióticas para la salud que deberían tenerse en cuenta.
Así lo sugirió un estudio publicado en noviembre de 2019 en la revista Free Radical Biology and Medicine, a cargo de un grupo de científicos de Reino Unido y España. Y es que, según estos investigadores, usar enjuague bucal tras realizar ejercicio físico podría reducir uno de los beneficios del deporte la reducción de la presión arterial.
Cuando se realiza un esfuerzo físico, los vasos sanguíneos se abren y se dilatan gracias a la producción de óxido nítrico. Es un proceso conocido como vasodilatación, que a su vez hace aumentar la circulación sanguínea hacia los músculos activos.
Durante mucho tiempo se pensó que este fenómeno solo sucedía durante el ejercicio, pero ahora se sabe que el aumento de la circulación sanguínea se mantiene incluso cuando hemos terminado, lo que a su vez produciría una reducción de la presión arterial. Y precisamente este fenómeno se produce gracias a la interacción entre las bacterias de la boca y el nitrato, un compuesto formado tras la degradación de óxido nítrico.
Según Raul Bescos, especialista en fisiología en la Universidad de Plymouth, el nitrato puede ser absorbido en las glándulas salivales y excretado con la saliva en la boca. Algunas especies de bacterias de la boca pueden usarlo y convertirlo en nitrito, una molécula que puede mejorar la producción de óxido nítrico en el cuerpo.
Cuando el nitrito se ingiere junto a la saliva, y se absorbe en la circulación sanguínea, se transforma de nuevo en óxido nítrico, manteniendo la vasodilatación (aumento del diámetro de los vasos sanguíneos) y reduciendo la presión arterial tras el ejercicio. Sin embargo, este mecanismo fisiológico puede interrumpirse significativamente al usar enjuague bucal antibacteriano.
Y así lo sugirió el pequeño trabajo anglo español. Se analizaron 23 adultos sanos que corrieron en una cinta durante 30 minutos, y se dividieron en dos grupos: un grupo usó enjuague bucal antibacteriano, y el otro un placebo con sabor a menta. Estos se ingirieron inmediatamente tras el ejercicio, a los 30 minutos, a los 60 minutos y tras 90 minutos de finalizar la cinta. Así mismo, se tomó la presión arterial de los participantes durante el experimento, inmediatamente después, y durante el descanso.
Según las conclusiones del estudio, transcurrida una hora después de finalizar el ejercicio, la reducción de presión arterial sistólica promedio en el grupo placebo fue de -5.2 mmHg. Por su parte, en el grupo que sí usó enjuague bucal, la reducción fue de tan solo -2 mmHg, lo cual significaría que dicho enjuague -basado en clorhexidina al 0.2%- inhibiría la reducción de la presión arterial hasta un 60% tras el ejercicio.
Tras el paso de dos horas tras el ejercicio, el grupo que usó enjuague bucal no mostró signos de reducción de presión arterial, mientras que el grupo del placebo aún mostraba una reducción significativa de la misma.
Según los investigadores, este estudio sería la primera evidencia que demostraría que las bacterias bucales y su actividad sobre el nitrato sería un mecanismo clave para inducir la respuesta cardiovascular aguda al ejercicio tras la recuperación en individuos sanos.
Es decir, que realmente las bacterias bucales no existen por casualidad, sino que tienen una importantísima actividad no solo a nivel bucodental, sino también a nivel circulatorio, por lo que su eliminación podría acarrear complicaciones en determinados casos.