Ésta es y así se previene la primera causa de muerte de mujeres en España
Aunque la enfermedad cardiovascular se consideraba más prevalente en hombres, el estilo de vida actual ha hecho que golpee también a las mujeres con fuerza.
26 octubre, 2020 14:04Noticias relacionadas
"El hombre falleció de un infarto", "se puso la mano en el pecho y cayó fulminado", "estaba estresado de tanto trabajo"... estas tres frases -nada raras de escuchar- tienen algo en común: hablan de la enfermedad cardiovascular-primera causa de muerte en España- como una patología masculina.
La jefa del servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Barcelona, Pilar Tornos, señala que esta percepción no es extraña. "Hace años se consideraba que era una enfermedad que afectaba de manera muy preferente al sexo masculino. Esto se debía a la relación de la enfermedad con el tabaquismo y el estrés laboral, hábitos de vida mucho más frecuentes en hombres", comenta.
Sin embargo, añade la experta, en el momento actual los cambios en los estilos de vida hacen que las mujeres estén expuestas a los mismos riesgos y por tanto en las mujeres la enfermedad coronaria es una posibilidad real que, de hecho, se ha traducido en que la enfermedad cardiovascular sea la segunda causa de muertes en mujeres.
Para sufrir enfermedad cardiovascular se tienen que dar una serie de circunstancias, unos factores de riesgo que, a su vez, se dividen en dos grupos: los que no podemos controlar y los que sí. Actuar sobre los segundos es la mejor forma de reducir el número de papeletas de sufrir una patología de este tipo.
Los primeros son la edad -todavía no sabemos retrasar el reloj humano- y la herencia genética, sobre la que poco se puede hacer.
Factores prevenibles
Pero los del segundo grupo sí que se pueden prevenir. Como señala Tornos, se trata del tabaquismo, la hipertensión, la dislipemia, la diabetes, la obesidad, el estrés y el sedentarismo. Son factores muy ligados al estilo de vida en la mayoría de los casos, especialmente a la dieta y la práctica de ejercicio.
Sin embargo, esos factores de riesgo modulable tradicionales afectan por igual a hombres y mujeres, poniéndose de manifiesto que en los estudios clínicos y observacionales se analiza poco al sexo femenino por separado.
Es algo que está empezando a cambiar ya que, como comenta la experta, recientemente estudios focalizados sólo en mujeres han empezado a desvelar una serie de factores que parecen jugar un papel en el desarrollo de la patología cardiovascular en las mujeres.
En concreto, se ha demostrado que condiciones que sólo afectan a féminas aumentan su riesgo cardiovascular, como la diabetes gestacional, la preeclampsia y la eclampsia, aumentan el riesgo de presentar en el futuro hipertensión arterial o diabetes, por lo que también aumentan las posibilidades de sufrir enfermedad cardiovascular.
La utilización de anticonceptivos orales, especialmente asociados a tabaquismo supone un riesgo de trombosis y se desaconseja el tratamiento hormonal para controlar los síntomas de la menopausia.
Sólo en mujeres
Ciertas enfermedades más prevalentes en mujeres, como las autoinmunes, el lupus eritematoso o la artritis reumatoide, también se asocian a un riesgo cardiovascular elevado, posiblemente en relación con la inflamación crónica. La radioterapia torácica, utilizada en tratamientos como el linfoma de Hodgkin o las neoplasias de mama se asocia a la aparición de lesiones coronarias.
Existen también variables psicosociales que se relacionan con infartos y arritmias. Es bien sabido que una situación de estrés agudo puede provocar infartos, algo bien descrito por ejemplo en las guerras o tras terremotos.
Si bien esto ocurre en ambos sexos, en mujeres son mucho más prevalentes algunas enfermedades cardíacas como la miocardiopatía de estrés o el síndrome de Tako-Tsubo (que remeda clínicamente a un infarto) en relación con respuestas anormales a las catecolaminas liberadas durante el estrés, apunta la cardiológa.
También se está estudiando el papel de la depresión y el uso de antidepresivos como factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres. Un reciente estudio sueco demostró que en mujeres hospitalizadas por cardiopatía isquémica el grupo tratado con intervención psicosocial mejoraba su pronóstico.
El estrés es un conocido enemigo de la salud cardiovascular. En mujeres se ha observado como el llamado estrés marital, es decir, relacionado con la vida personal, tiene un efecto mucho mayor que el estrés laboral y empeora el pronóstico de las pacientes con enfermedad coronaria.
Mensaje para médicos
Así pues el médico debe tener en cuenta, además de los factores de riesgo clásicos, todos estos antecedentes de la historia clínica en el momento de evaluar el riesgo vascular de una paciente.
Desde el punto de vista clínico existe la preocupación de que la enfermedad coronaria en mujeres se diagnostica tarde y, en consecuencia, se trata tarde, lo cual implica un peor pronóstico.
Está bien establecido que la mortalidad del infarto de miocardio en mujeres mayores de 65 años es mayor que la mortalidad en varones y posiblemente el retraso en el diagnóstico y el menor uso de tratamientos invasivos jueguen un papel. Probablemente los motivos del retraso diagnóstico obedecen a dos causas.
En primer lugar, los síntomas de la enfermedad son algo distintos en las mujeres. En varones el dolor torácico es la manifestación más común, tanto en la angina de pecho como en el infarto y el diagnóstico suele ser evidente en la mayoría de los casos.
Las mujeres suelen tener síntomas más inespecíficos: se quejan de cansancio, molestias digestivas o dolores torácicos considerados poco sugestivos de angina (no olvidemos que los estudios clásicos sobre los síntomas cardiovasculares se han realizado en poblaciones mayoritariamente masculinas).
En segundo lugar, además de la atipicidad de los síntomas, la creencia de que la enfermedad coronaria es una enfermedad "masculina" hace que las propias mujeres no contemplen la posibilidad de padecerla e incluso los médicos estén poco alertas y los diagnósticos se retrasen y con ello también los tratamientos y aumente la mortalidad.
La prevención es crucial y además de la corrección de los factores de riesgo clásicos deben también tenerse en cuenta estos nuevos factores de riesgo que hemos comentado.
Es importante concienciar a las mujeres para intentar disminuir los riesgos y para que tengan presente que la enfermedad coronaria también les afecta, de manera que no minimicen sus síntomas y acudan al cardiólogo ante cualquier síntoma dudoso.