En el momento de escribir estas líneas hay casi dos millones de casos COVID-19 diagnosticados oficialmente en España, con más de 50.000 muertes oficiales por dicho diagnóstico en nuestro país.
A nivel mundial, los casos superan los 80 millones, y las muertes se acercan a los dos millones. Es evidente que aún estamos lejos de parar la pandemia.
Epidemiólogos y especialistas de salud pública han intentado pronosticar cuándo será el final, elaborando multitud de modelos matemáticos basados en el conocimientos científico previo.
Sin embargo, el SARS-CoV-2 parece escapar a todo modelo epidemiológico conocido. Ni los pronósticos ni el uso de inteligencia artificial (IA) para elaborar los modelos parecen ayudar.
Por ello, en lugar de intentar predecir el futuro, el historiador Nükhet Varlik de la Universidad de Carolina del Sur ha sugerido que miremos al pasado en su artículo publicado en The Conversation.
En qué momento estamos
La realidad histórica, como bien recuerda Varlik, es que prácticamente todos los nuevos microorganismos conocidos (bacterias, virus o parásitos) han logrado sobrevivir entre la especie humana.
La única enfermedad erradicada por completo es la viruela, gracias a un enorme esfuerzo por parte de la Organización Mundial de la Salud entre los años 1960 y 1980, con campañas de vacunación masivas en todo el mundo.
Se trata de una gran excepción; de momento, no hay ninguna otra enfermedad infecciosa que haya podido ser erradicada totalmente.
Algunos ejemplos conocidos de infecciones que parecen no tener fin serían la malaria o la peste, por ejemplo.
La primera, transmitida por el parásito Plasmodium, sigue afectando a millones de personas en todo el mundo.
Solo en el año 2018 se contabilizaron 228 millones de casos y 405.000 muertes a causa de la malaria.
Si bien desde el año 1955 ha intentado erradicarse esta enfermedad, de momento sigue causando estragos.
Otras enfermedades, como la tuberculosis, lepra o sarampión llevan miles de años acompañando al ser humano.
Por su parte, otros más recientes como el VIH, el Ébola, la influenza o gripe, y algunos coronavirus anteriores al actual como el SARS (o concretamente SARS-CoV-1) y el MERS siguen entre nosotros.
A todo eso, hay que añadir el SARS-CoV-2 actual, para rizar el rizo.
En total, las enfermedades infecciosas causan 1 de cada 3 muertes en todo el mundo, sobre todo en los países en vías de desarrollo: no se ha conseguido erradicar ninguna otra enfermedad infecciosa previa, y a todo ello hay que añadir las "infecciones jóvenes", que tampoco tienen plan de abandonar al ser humano en un futuro cercano.
La peste, pandemia recurrente
La peste es el claro ejemplo de una pandemia recurrente, a pesar de que los casos actualmente sean muy puntuales en comparación a épocas anteriores.
Hablamos de la enfermedad infecciosa más mortal conocida en la historia de la humanidad.
Causada por la bacteria Yernisinia pestis, ha causado multitud de brotes locales controlados durante el paso de los milenios. Sin embargo, se sabe que ha causado al menos tres pandemias documentadas en los últimos 5.000 años, matando a cientos de millones de personas.
La más reciente y conocida fue la Peste Negra. No fue una pandemia de uno o dos años, sino que fue recurrente y tuvo oleadas incluso tras el paso de varias décadas, causando estragos durante al menos seiscientos años.
Con cada brote causaba menos daños, pero fue incesante durante varias generaciones.
Algunas sociedades se recuperaron relativamente rápido tras los brotes de Peste Negra, pero otras nunca llegaron a superar el hachazo. Un ejemplo fue Egipto, que no llegó a recuperarse por completo tras la pandemia, la cual devastó su agricultura. En menos de dos siglos, los otomanos conquistaron el territorio tras el claro declive poblacional a causa de las infecciones.
De hecho, hoy en día siguen dándose pequeños brotes de peste, aunque más controlados y con menor devastación que las antiguas pandemias gracias a las mejoras en salud pública.
La vacuna, el anunciado final
Durante los últimos días se ha iniciado la vacunación a nivel global para parar la actual pandemia por coronavirus.
Sin embargo, como bien nos recuerda la historia, no será nada fácil erradicar esta nueva amenaza. Se espera que no dure siglos, o milenios, como los ejemplos anteriores. Pero no será fácil.
Los programas de vacunación no deben estar solo bien coordinados, sino también bien explicados. Existe un alto porcentaje de personas que dudan frente a la vacunación en los países desarrollados, y por desgracia existirán dificulades para vacunar convenientemente y en un corto lapso de tiempo a las personas de los países en vías de desarrollo.
Todos estos obstáculos dificultarán una erradicación de la enfermedad, y probablemente aún hará falta continuar con las medidas de seguridad durante una temporada.
Algunos ejemplos de dificultad para la erradicación de enfermedades sobradamente conocidas con la poliomielitis y el sarampión: las vacunas son seguras y eficaces, y aún no se ha logrado acabar con ellas.
La historia y los precedentes nos enseñan que es posible controlar pandemias, pero no es fácil, y no es posible hacerlo en un corto espacio temporal. Se requiere de un esfuerzo en común tanto de gobiernos como de población. Y paciencia, mucha paciencia.