Hay quien piensa en 2021 como el año del fin de la pandemia de Covid-19, pero no hay ningún dato que así lo avale en España ni en otros países. Al menos si hablamos del año en su conjunto.
Si bien es cierto que las vacunas frente a la Covid-19 serán una realidad para el año que empieza es importante destacar que no estarán disponibles ni en todo el mundo ni para todos los habitantes de los países a los que lleguen.
Así, el año comenzará previsiblemente en España con una única vacuna aprobada, la desarrollada conjuntamente por Pfizer y BioNTech, de la que a España le corresponden 20 millones de dosis, lo suficiente para vacunar a 10 millones de españoles, que llegarán a España progresivamente según las capacidades de producción y distribución de los fabricantes.
Según el plan de vacunacion del Ministerio de Sanidad, para finales de marzo se habrán vacunado en España 2,5 millones de españoles, todos ellos sanitarios, mayores y grandes dependientes.
Hasta entonces, lo más probable es que vivamos -si no estamos viviéndola ya- una tercera ola de Covid-19, que podría facilitar la aparición de la nueva variante inglesa del coronavirus Sars CoV-2, aparentemente más transmisible que la predominante en España ahora mismo.
2021 puede ser el año en que tres anticuerpos monoclonales frente a los casos menos graves de Covid-19 lleguen a España, ya que EEUU los ha autorizado. Se trata del fármaco bamlanivimab, de Lilly y de los principios activos casirivimab e imdevimab, que fabrica el laboratorio Regeneron y se administran conjuntamente.
Esta combinación se hizo famosa porque los médicos se la administraron al presidente estadounidense Donald Trump durante su enfermedad.
Sin embargo, según este artículo publicado en Invertia, no queda claro que la Unión Europea tenga mucha prisa en aprobar el fármaco de Lilly, pero 2021 debería ser el año de la entrada en Europa de los dos / tres.
Pero no parece que estos medicamentos, bastante caros por cierto de producir, vayan a ser la panacea para los casos leves de Covid-19. Por esta razón, la industria farmacéutica tiene casi 2.000 productos en fase de investigación, tanto individualmente como en combinación con los pocos aprobados indicados actualmente para su tratamiento, como el remdesivir y la dexametasona.
Queda también por saber si es eficaz el plasma de pacientes curados, un tratamiento prometedor sobre cuya eficacia aún no hay evidencia científica, al menos publicada en una revista de referencia.
Pero además, son muchas las incógnitas que quedan en torno a las vacunas. Sí, es cierto que ya están aquí. Y que a la recién aprobada de Pfizer se le sumará pronto la de Moderna (ya se ha aprobado en EEUU) y otras más que están en desarrollo.
Pero a día de hoy sigue sin saberse si van a proteger de las infecciones además de la enfermedad, si todas van a ser útiles para las personas con más riesgo y, sobre todo, cuánto va a durar la protección.
Según los últimos estudios, los anticuerpos naturales frente a la infección duran al menos seis meses, pero no se sabe cuánto más. Se han detectados ya algunos casos de reinfección -al menos uno documentado en España- y es un asunto que preocupa en el largo plazo.
La vacunación debería acabar con este problema pero, de nuevo, faltan datos. No se sabe cuánto durará su protección, si harán falta dosis de recuerdo e incluso si habrá que modificar ligeramente las vacunas cuando salgan nuevas cepas, aunque esto parece improbable en un principio.
Además, es difícil que en España y al menos hasta el segundo semestre del año no se consiga la ansiada inmunidad de grupo, por lo que la investigación en fármacos es muy necesaria, como también la de nuevas vacunas que pudieran, por ejemplo, ser eficaces en alergícos muy graves.
En definitiva, 2021 puede ser el año del principio del fin de la Covid-19 pero es mucho lo que la Ciencia todavía tiene que hacer al respecto. La carta a los reyes debe incidir en esto.