La polémica propuesta de un médico de la Universidad John Hopkins para vacunar más rápido
Un especialista de la universidad estadounidense cree que se debería retrasar la vacunación de personas que tienen anticuerpos de la Covid-19.
31 enero, 2021 02:06Noticias relacionadas
A punto de cumplirse el primer aniversario del gran confinamiento en España a raíz de la pandemia por Covid-19, la vacunación masiva iniciada a nivel mundial parece ser esa ansiada luz al final del tunel que todo el mundo espera. Pero aún es pronto para cantar victoria.
De momento, en España y en la Unión Europea hay dos vacunas aprobadas: la de Pfizer y BioNTech por un lado y la de Moderna por otro, ambas basadas en RNA mensajero. En Reino Unido, además, está también aprobada la vacuna de Oxford-AstraZeneca, que podría aprobarse en Europa el próximo viernes.
Y, aunque en España ya ha empezado la distribución y la vacunación según diferentes fases, la realidad es que los escándalos por vacunación de gente que aún no le corresponde y los retrasos por parte de Pfizer no han hecho más que empañar el que va camino de ser un hito histórico en salud pública.
Distribución más efectiva
Así, muchos se preguntan: ¿cómo hacer una distribución más rápida y efectiva? Un médico residente de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins de EEUU ha querido dar su opinión al respecto en la web especializada en información biomédica Stat.
Michael Rose cita en su escrito la guía de vacunación del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) de los CDC de EEUU. En dicha guía, de forma similar a lo que sucede en España, se prioriza la vacunación del personal médico, personal sanitario en general, personal sociosanitario y usuarios de residencias. Posteriormente, indica, su "segunda fase" sería vacunar a personas mayores de 75 años (en este caso, en España se habla de mayores de 80 años).
En el documento se indica que "aquellas personas con una infección aguda documentada por SARS-CoV-2 en los 90 días previos a la vacunación pueden optar por retrasar dicha vacunación para facilitar la inmunización a otras personas que siguen siendo susceptibles". Es decir, se deja como prioridad secundaria a aquellas personas que se sabe que ya han superado la enfermedad, pero no se descarta su vacunación; y de hecho, se aconseja que igualmente se vacunen.
En este aspecto, Rose recuerda que existen muy pocos casos de reinfección, y que el suministro actual de vacunas es limitado, recordando además que se requieren dos dosis de vacuna para una inmunización total. Por ello, sugiere, conocer la existencia de una infección previa debería ser esencial en la priorización de vacunas: se estima que solo en Estados Unidos hasta 75 millones de personas se han infectado por SARS-CoV-2, pero solo 24 millones han sido realmente diagnosticados.
Para afinar más si cabe esta priorización de vacunas, Rose apuesta por basarse en dos grandes descubrimientos sobre el nuevo coronavirus: por un lado, se sabe que tras una infección leve o incluso asintomática, la inmunidad puede durar hasta seis meses, y hay muy baja probabilidad de reinfección. Por otro lado, los ensayos clínicos sobre las vacunas indican una eficacia muy cercana al 100%, rondando el 94-96% en los casos de Pfizer y Moderna.
Sin embargo, se sabe que aún faltan muchos meses para que se logre vacunar a todo el mundo, e incluso para lograr vacunar a los dos tercios de población necesarios para crear lo que se conoce como "inmunidad de grupo". En este caso, Rose sugiere una solución: usar pruebas de anticuerpos para priorizar la vacunación.
Test de anticuerpos
La polémica solución que propone este médico estadounidense pasaría por usar pruebas de anticuerpos para saber quién ha pasado realmente la enfermedad, aunque no haya sido diagnosticado previamente, con el objetivo de afinar más la priorización de las vacunas: si ya se ha pasado la enfermedad y se poseen anticuerpos, de forma asintomática y sin un diagnóstico previo conocido, ya no sería prioritario recibir la vacuna de forma tan rápida.
De hecho, cuando se presentaron las fases iniciales por parte del Ministerio de Sanidad de España, se nombró como uno de los 15 grupos en los que se dividiría la población para optar a la vacuna aquellos que ya habían pasado la enfermedad, lo que se podía entender cómo que constiturían un grupo aparte a la hora de ser vacunados, aunque no se supiera cuándo les tocara recibir el fármaco.
Sin embargo, esto no se ha cumplido y haber pasado o no la enfermedad no influye en la priorización a la hora de recibir la vacuna.
En este caso, Rose sugiere no solo no priorizar a este grupo, sino usar test de anticuerpos previamente a la vacunación. Como bien indica, la presencia de anticuerpos no es una medida perfecta de detección de inmunidad, pero sí se sabe que las reinfecciones son raras, y los test de anticuerpos tienen una baja tasa de falsos positivos (se estima que solo 1 de cada 100 podría ser un falso positivo). Por dicho motivo, indica, detectar anticuerpos podría considerarse casi con total seguridad un aval para aquella persona que los posee.
Así pues, su plan sería descartar a aquellos que ya poseen anticuerpos, al menos temporalmente, hasta que se posea un mayor número de vacunas. El uso de pruebas de anticuerpos sería algo más "fácil" que el de PCR, dado que son similares a los análisis de sangre comunes: es más asequible procesar las pruebas en lotes más grandes y en un menor tiempo.
Con el tiempo, todas estas personas también deberían vacunarse, dado que los estudios al respecto indican que es seguro y beneficioso, y un buen refuerzo para la inmunidad previa ya conseguida al superar la enfermedad. Como indica el especialista médico, su idea solo sería temporal, hasta que se estabilice el suministro de vacunas a una mayor escala.
De momento el enfoque es polémico, y también complicado: en España la realización de test de antígenos y pruebas PCR cada vez se está colapsando más, a la par que se está intentando acelerar en lo posible la vacunación masiva. Si se intenta añadir un obstáculo más dentro de la cadena, es posible que solo se consiga sobrecargar más el actual sistema de por sí debilitado.