La salud bucodental está estrechamente ligada a la cardiovascular: como explicaba a EL ESPAÑOL la Dra. Mª José Jiménez, especialista en periodoncia e implantología, los pacientes con problemas de encías también tienen un riesgo entre un 25% y un 30% superior de sufrir accidentes coronarios. Así, la periodontitis en la edad adulta -una infección grave de las encías- implica mayores probabilidades de sufrir tensión arterial alta, según un nuevo estudio publicado en la revista Hypertension.
La periodontitis ocurre cuando los tejidos de la encías que mantienen a los dientes en su sitio se infectan, lo que provoca inflamación, sangrado y un deterioro que puede terminar con la pérdida de dientes o de hueso de la mandíbula. Mediante el tratamiento médico, se pueden reducir los marcadores sistémicos de la inflamación y mejorar al mismo tiempo la función del endotelio, la fina membrana que recubre las paredes arteriales y las del corazón.
"Los pacientes con enfermedades de las encías, especialmente los que sufren gingivitis activa o sangrado, presentan frecuentemente también una presión arterial elevada", confirma la Dra. Eva Muñoz Aguilera, investigadora del Instituto Dental Eastman UCL de Londres (Reino Unido). "La hipertensión es frecuentemente asintomática, y muchos pacientes puede que ni sospechen que padecen un riesgo mayor de complicaciones cardiovasculares". El sangrado de las encías, postulaban, podría ser una herramienta para localizar los casos.
En colaboración con la Universidad Internacional de Cataluña en Barcelona, se analizaron para el estudio a 250 pacientes con periodontitis generalizada y severa, es decir, con al menos un 50% de dientes con infección de encías presente, que no sufrieran ninguna otra enfermedad destacable o crónica. Se reclutaron a continuación a otros 250 que sí tenían buena salud bucodental para servir de grupo de control. La proporción de mujeres y hombres era equivalente, con una mediana de edad de 35 años.
Todos los participantes fueron sometidos a examinaciones periodontales exhaustivas, incluidos análisis detallados de la severidad de la gingivitis en la placa dental, la sangre de las encías y la profundidad de la infección en los espacios entre encía y diente. En paralelo, se tomaron tres medidas de la tensión arterial del paciente para garantizar la precisión. Por último, se tomaron muestras de sangre en ayunas para localizar niveles altos de glóbulos blancos y de proteína C reactiva de alta sensibilidad (hsCRP), ambos marcadores de la inflamación corporal.
La conclusión fue que un diagnóstico de periodontitis se asociaba a mayores riesgos de hipertensión, independientemente de otros factores habituales de riesgo cardíaco. Con sangrado de encías, los individuos tenían el doble de posibilidades de tener valores de alta presión sistólica superiores los 140 mm Hg frente a los sanos, un 14% frente a un 7%, y una presión sistólica mayor en general. Además, los pacientes con problemas de encías tenían niveles superiores de glucosa, LDL o 'colesterol malo', más hsCRP y glóbulos blancos, y menos HDL o 'colesterol bueno'.
En definitiva, cerca de la mitad de las personas con periodontitis sufrían hipertensión, definida como una tensión arterial de 130/80 mmHg, por un 42% en el grupo de control. "Esto evidencia que las bacterias periodontales causan daños a las encías, pero también desencadenan respuestas inflamatorias que pueden tener impacto sobre el desarrollo de enfermedades sistémicas, incluyendo la hipertensión", explica otro de los investigadores, el Dr. Francesco D'Aiuto, jefe de la unidad de periodontología del centro londinense.
"Esto quiere decir que el vínculo entre la infección de las encías y la tensión arterial elevada se produciría mucho antes de que el paciente desarrolle hipertensión", prosigue. "Nuestro estudio también confirma que una preocupante gran cantidad de personas no son conscientes de tener un posible diagnóstico de hipertensión". En ese sentido, el especialista apuesta por referir los casos de periodontitis de las clínicas dentales a la Asistencia Primaria para tratar de poner freno a esta enfermedad que sufren más de 15 millones de personas en España.
"Las estrategias orales como el cepillado de dientes dos veces al día han demostrado ser muy efectivas a la hora de prevenir y controlar los problemas dentales más frecuentes, y nuestros estudios demuestran que también pueden ser una manera asequible pero potente para mantener a raya la hipertensión", concluye D'Aiuto. Unas pautas saludables, en definitiva, que se suman a la recomendación de práctica de ejercicio y de mantener una alimentación cardiosaludable.