España se debate estos días entre dos sentimientos: la esperanza que provoca ver cómo el ritmo de vacunación bate récords prácticamente a diario y la desazón de asistir a un nuevo e inquietante incremento de los ingresos y la incidencia del virus. ¿Qué está ocurriendo en nuestro país? ¿Estamos asistiendo realmente a una cuarta ola? ¿Qué papel está jugando el proceso de vacunación en este contexto?
La última semana ha traído de nuevo datos completos tanto de incidencia como de hospitalizaciones y fallecidos tras el parón de Semana Santa. Aun así, las cifras siguen muy alteradas por la mezcla de laborables y festivos, lo que dificulta ver con claridad exactamente cuál es el momento actual de la pandemia en España. La incidencia a 7 días dio este viernes un salto importante (de 79,68 casos por 100.000 habitantes a 90,79) al eliminar el dato del pasado Jueves Santo, pero es algo con lo que se contaba.
Como todos los festivos de Semana Santa siguen incluidos en la incidencia a 14 días, la subida es más ligera (de 174,52 a 180,09). Con la excepción lógica del Sábado Santo, cuando el Ministerio publicó los datos por sorpresa, esta última incidencia lleva subiendo ininterrumpidamente desde el 15 de marzo, es decir, estamos terminando la cuarta semana de incremento. No hablamos, por tanto, de un "cambio de tendencia" puntual, desde luego.
Ahora bien, si después de casi cuatro semanas -y nada hace pensar que la próxima no sea la quinta viendo las cifras y los retrasos pendientes- todavía estamos dudando si llamar a esto "ola" o no es por una sencilla razón: el crecimiento es claro pero es suave. Desde ese 15 de marzo, de hecho, apenas un 40,91%. Por poner un ejemplo, en los 25 primeros días de crecimiento de la tercera ola, (del 28 de diciembre al 22 de enero) la incidencia subió de 246,19 a 828,57 es decir, más de un 300%.
Tener un crecimiento tan relativamente suave tiene una ventaja muy clara en estos momentos: das tiempo a que los grupos de riesgo se sigan vacunando. Con más del 50% de los mayores de 80 años ya con la pauta completa y el 91,4% con al menos una dosis administrada, es normal que las defunciones sigan bajando en nuestro país pese a las cuatro semanas de crecimiento en los contagios. Según los datos de las comunidades autónomas -mucho más fiables, sobre todo en el caso de Cataluña- la media de muertos en las últimas dos semanas es de 81,5 por día. Puede que eso no llegue a subir o lo haga muy poco.
Casi tres millones de dosis
En esta ecuación hay que tener en cuenta que, en la última semana, nuestro país ha multiplicado por cuatro su ritmo de vacunación, y son ya más de 10,2 millones de dosis administradas desde que comenzó la campaña. Unas cifras que ponen de manifiesto que la campaña de inmunización va cogiendo ritmo a medida que van llegando más viales.
Desde el pasado 29 de marzo hasta el 9 de abril, España ha administrado casi tres millones de dosis. Un número muy superior a la media semanal desde que se inició la campaña de vacunación. Así, en las últimas 24 horas, las comunidades autónomas han pinchado 420.296 dosis de las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Cabe recordar que España recibió sólo durante la Semana Santa dos millones de vacunas, lo que ha permitido que la campaña se acelere sobremanera.
Según las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Sanidad, son más de 7,1 millones de personas las que ya tienen al menos una dosis (15,1% de la población) y más de tres millones con pauta completa, lo que supone el 6,5% de la población española.
Ahora, el principal problema está en la franja de los 60 a 69 años -algo que se solucionará con el cambio de criterio a la hora de administrar las dosis de AstraZeneca- y sobre todo en la franja de 70 a 79 años, que quedó fuera de la primera vacunación masiva con Pfizer y Moderna y ahora ha quedado fuera también de la ampliación de AstraZeneca.
De hecho, tan solo el 3% de los ciudadanos españoles de esta franja de edad han recibido las dos dosis y se pueden considerar inmunizados a falta de los diez días de rigor. Es un pequeño progreso, ya que hace una semana era el 2,3%. Del resto, solo un 10% más ha recibido la primera dosis, un porcentaje que nos sabe a poco teniendo en cuenta que hablamos de una de las dos franjas que mayores ingresos en UCI registra. La otra es la citada de 60 a 69 años.
Tal vez por este desajuste en el proceso de vacunación, estamos empezando a ver algunos datos que no nos gustan nada en lo que respecta a los nuevos ingresos y a la ocupación hospitalaria en general. Tal y como señalábamos al principio, es una semana en la que comparar es difícil, pero se puede intentar: según los informes del Ministerio, desde el lunes se han notificado un total de 5.510 nuevos ingresos en hospitales españoles. Hace dos semanas, cuando este cuarto repunte estaba ya consolidado, fueron 4.107. En otras palabras, vemos una subida del 25,46% en las hospitalizaciones.
Esto provoca a su vez, como es lógico, un aumento importante de la ocupación hospitalaria. Ahora mismo, hay en los hospitales de España 9.359 pacientes con clínica Covid, de los cuales 2.050 ocupan una cama UCI. En Madrid y Cataluña volvemos a rozar los 500 hospitalizados en estado crítico, lo cual es una auténtica desgracia a estas alturas, pues se trata de dos comunidades que no han alcanzado desde el pasado verano un momento de respiro.
La positividad, al alza
El Consejo Interterritorial de Salud Pública fijó en su momento el 35% de casos Covid dentro del total de camas UCI despegables (no las pre-pandemia sino las que se han ido adaptando después, a menudo ocupando otras zonas del hospital que han quedado inutilizadas) como el indicativo de que un hospital está a punto de colapsar. En la actualidad hay tres Comunidades Autónomas por encima de ese umbral (sumen La Rioja a las dos mencionadas) y a nivel nacional la media queda justo por encima del 20%.
Sin duda, se trata del dato más preocupante pues queda un poco en tierra de nadie: las incidencias no tienen pinta de dispararse como en octubre y mucho menos como en enero porque partimos de una base muy baja y ya hemos visto que el crecimiento es suave. También sabemos que el número de defunciones no debería ser demasiado alto, aunque cada una nos duela por mil.
En medio, quedan los hospitales y sus trabajadores, es decir, los que llevan más de un año dejándose la vida por que nosotros mantengamos la nuestra. Aunque la bajada de la tercera ola fue notable, lo cierto es que aquí sí que quedamos en una base de ocupación superior a la segunda ola y eso se puede notar en cualquier momento si la cosa se complica.
¿Hasta qué punto se puede complicar? Bien, el índice más fiable ahora mismo es el de positividad, al que apenas afectan los días festivos acumulados (aunque en este caso, curiosamente, quizá influyan al alza). La positividad en el conjunto del país está ahora mismo en un 7,76%. El miércoles pasado, justo antes de que se iniciara la Semana Santa, estaba en un 5,98%.
Se trata de una subida del 29,76% que va más o menos en la línea de lo que estamos viendo en los demás parámetros, aunque en un período de tiempo comparativo más corto. Si se mantuviera a este ritmo, en otros diez días superaríamos el 10% nacional y algunas comunidades rozarían el 15%. Ahí sí que habría justificación para hacer saltar todas las alertas.