El reciente anuncio del laboratorio farmacéutico GSK de que ha llegado a un acuerdo con la Comisión Europea para proveer 220.000 dosis de su fármaco sotrovimab, pensado para la Covid-19 de leve a moderada, abre la puerta a una nueva generación de medicamentos contra la infección por SARS-CoV-2 después de chascos como el remdesivir o la hidroxicloroquina.
Sotrovimab y los próximos tratamientos en llegar, como banlanivimab o etesevimab, son anticuerpos monoclonales, medicamentos biológicos que han demostrado eficacia frente al cáncer, enfermedades inflamatorias e incluso patologías infecciosas.
Sin embargo, tienen una particularidad: se administran de forma intravenosa, por lo que su dispensación suele ocurrir en hospitales. Pero están pensados para el paciente ambulatorio, que ha sido diagnosticado y que se pretende evitar que evolucione hacia formas graves que impliquen ingreso.
"Aunque sean tratamientos para pacientes no ingresados, pueden requerir que su administración sea hospitalaria", afirma Lorenzo Armenteros, médico de Familia y portavoz para temas Covid de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
"Hay medicamentos intravenosos que se ponen en atención primaria, en urgencias, tipo Nolotil o Enantyum", añade, sin que por ello sean anticuerpos monoclonales. "Pero desconocemos cuál será su autorización de prescripción y administración".
Reorganizar el hospital
La dispensación hospitalaria de este y otros fármacos plantea un obstáculo: tienen que habilitarse nuevas zonas dentro del hospital para poder administrarlo, ya que los circuitos de pacientes Covid están muy definidos y no incluyen estas áreas ambulatorias.
"Si finalmente se aprueba, habría que ver dónde se pone y cuándo", afirma Ismael Aomar, especialista en Medicina Interna del Hospital Clínico San Cecilio, de Granada. "Habría que acotar partes del hospital de día [zonas dedicadas al tratamiento de pacientes no ingresados, como aquellos que acuden a las sesiones de quimioterapia] o en las urgencias externas". Este último punto es algo delicado, pues "puede suponer que se colapsen las urgencias", a pesar de que su administración conllevaría una única administración.
El jefe de Farmacia del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, José Manuel Martínez Sesmero, considera que lo ideal sería habilitar zonas del hospital de día, que no supondría un problema. Ve un mayor hándicap en la necesidad de personal, y es que las plantillas están muy ajustadas, sobre todo en verano, "donde no se cubre a la gente que se va de vacaciones salvo rara excepción", y con vistas a la finalización de los contratos adicionales de personal sanitario para atender la pandemia, que presumiblemente finalizarán en diciembre. "No sabemos qué va a pasar".
Martínez Sesmero recuerda que ya hay anticuerpos monoclonales que se utilizan de manera similar al sotrovimab, es decir, como forma de prevenir que una infección se agrave. "Tenemos el caso del palivizumab, que se usa frente al virus respiratorio sincitial en niños que puedan estar en riesgo, para que no evolucione a algo grave".
Frente a las dificultades que pueda ocasionar la forma de administración, ya hay otras compañías que están estudiando nuevas presentaciones, como PharmaMar, cuyo medicamento contra las formas leves y moderadas de Covid-19, Aplidin, también se daba de forma intravenosa. En fase III de ensayos, la previa a la aprobación, están buscando tipos de adminitración más sencilla para facilitar que llegue a todos los pacientes que lo necesiten.
Quién es candidato al fármaco
El mayor problema que ve el internista Ismael Aomar –autor de la primera tesis sobre tratamientos frente a la Covid en España– es el de qué pacientes deben recibir el fármaco. Y es que 220.000 dosis para toda la Unión Europea parecen, ciertamente, pocas en comparación con los millones de vacunas adquiridas.
"Este fármaco me gusta mucho pero no creo que deba ponerse a todo el mundo, incluido todos aquellos que tengan factores de riesgo conocidos para la Covid grave, como obesidad, diabetes, hipertensión, etc.", afirma. "Entiendo que es un fármaco caro y veo difícil que un sistema de salud pueda soportar administrarlo a todo el mundo".
Por eso, sostiene que hará falta acotar qué personas, dentro de las incluidas en la población de riesgo, pueden beneficiarse más. Y es que, a pesar de todo el conocimiento acumulado sobre el SARS-CoV-2 en el último año y medio, todavía no se conoce bien por qué hay gente más propensa que otra a sufrirlo de forma grave. No se trata solamente de una cuestión de edad o factores de riesgo: ya hay más de 70 niños y jóvenes que han muerto por Covid en España.
"Si se acota bien qué pacientes pueden recibirlo, podría salvar muchas vidas", indica Aomar. No solo eso, sino que se prevendría el ingreso, lo que también "sería mejor a nivel económico: una hospitalización cuesta infinitamente más de lo que pueda valer el fármaco, por caro que sea".