El virólogo de la Universidad de Oxford Aris Katzourakis.

El virólogo de la Universidad de Oxford Aris Katzourakis.

Salud

Katzourakis, el virólogo de Oxford que desmiente en 'Nature' que los virus se vuelvan siempre benignos

En opinión de Aris Katzourakis, las políticas de salud y el comportamiento individual determinarán qué forma adoptará la Covid-19 endémica.

26 enero, 2022 06:05

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"La palabra endémica se ha convertido en una de las peores utilizadas de la pandemia. Y muchas de estas suposiciones erróneas fomentan una complacencia fuera de lugar. No significa que la Covid-19 llegará a un final natural". Así comienza una carta publicada en Nature por Aris Katzourakis, epidemiólogo de la Universidad de Oxford. En su opinión, pensar que una enfermedad endémica es leve e inevitable, más que erróneo, "es peligroso".

Los resfriados comunes son endémicos, como también lo son enfermedades como la malaria, la poliomielitis o la fiebre de Lassa. Estas afecciones siguen matando cada año, como también es muy probable que siga haciéndolo el covid. Según la tesis del virólogo británico, disfrazar la gravedad bajo el paraguas del endemismo no hace más que alargar la pandemia y fomentar un "optimismo perezoso" como excusa para no llevar a cabo medidas de salud pública.

De acuerdo al libro Principles of Epidemiology in Public Health Practice, una enfermedad endémica puede entenderse como aquella que está presente de forma continuada en una población y en un área geográfica determinada. Katzourakis precisa, además, que sucede cuando las tasas de infección se mantienen en unos niveles medios y no aumentan y disminuyen tan drásticamente como estamos observando ahora con cada ola de coronavirus.

No obstante, "una enfermedad puede ser endémica, generalizada y mortal", insiste el epidemiólogo. El ejemplo más claro está en la gripe, una enfermedad de tipo respiratorio y, además, estacional. Según indican las cifras publicadas por el Instituto de Salud Carlos III, en la última temporada de gripe en España (la del 2019/2020) hubo un total de 619.000 casos, 27.700 hospitalizaciones, 1.800 ingresos en UCI y 3.900 muertes. 

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) dispone de un modelo de fase pandémica que volvió a revisar tras el episodio de gripe de 2009. En esta revisión, la OMS señala que, en el período que podría considerarse posterior a la pandemia, la actividad de la enfermedad debe haber regresado a los niveles normalmente observados en la influenza (el virus de la gripe) estacional. Sin embargo, en lo que tiene que ver con el coronavirus, es posible que se aborden meses de mayor incertidumbre. 

En este sentido, Katzourakis cree que endémico no significa que el virus necesariamente tenga que volverse más inofensivo para poder volver a una normalidad, como sí ha podido ocurrir en cierto modo con la gripe. Es más, considera esto "una idea errónea generalizada y optimista", porque "no existe un resultado evolutivo predestinado para que un virus se vuelva más benigno, sobre todo aquellos como el SARS-CoV-2, en los que la mayor parte de la transmisión ocurre antes de que el virus cause una enfermedad grave". Por esa regla de tres, no habrían surgido variantes más letales (como delta) después de la de Wuhan en 2020.

¿Existe un verdadero final de la pandemia?

Se podría decir que existen dos formas de entender el final de una pandemia. Por un lado, está el final médico, cuando las tasas de incidencia, mortalidad y otros indicadores se desploman en el tiempo; y, después, está el social: cuando la epidemia de miedo y respeto a la enfermedad se va desvaneciendo.

Países como España viven estas semanas una auténtica explosión de contagios de covid, con más de 100.000 nuevos casos cada día. Sin embargo, expertos como Hans Kluge, director de la OMS en Europa, comparecía hace tres días para aseverar que "es posible" que estemos más cerca del final de la pandemia. Según sus declaraciones, más de la mitad de la población europea acabaría contagiada de la enfermedad en las próximas semanas.

Es cierto que es probable que se alcancen meses en los que nos mantengamos con una incidencia baja de covid, sobre todo por la cantidad de personas que están infectándose en esta sexta ola. Pero, igualmente, se está a merced, por ejemplo, de que surjan nuevas variantes más peligrosas que puedan escapar a las vacunas ahora inoculadas.

Enfermedades que causaron pandemias en el pasado, como es el caso de la peste negra, se han seguido sucediendo a lo largo de los siglos. Las últimas a finales del XIX y a principios del XX. Ya entonces algunos se escondían en sus casas para sortear la enfermedad y otros se negaban a aceptarla. 

Con cada reaparición, la peste mataba a millones de personas. O, como recuerda Katzourakis, sin ir más lejos, la malaria ocasionó más de 600.000 decesos en el 2020. Ese mismo año, 10 millones enfermaron también de tuberculosis, una enfermedad que se saldó aproximadamente con 1,5 millones de muertes.

De hecho, una de las únicas enfermedades que han causado pandemias y que tiene un verdadero fin médico es la viruela. En este caso, la existencia de una vacuna eficaz que brinda protección de por vida y el hecho de que no tuviera huésped animal permitieron su eliminación total. Además, los síntomas eran bastante particulares, lo que permitió también realizar un mejor rastreo de contactos y cuarentenas más efectivas.

Como señalaba Jeremy Greene, historiador de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en declaraciones a The New York Times, "cuando las personas preguntan: ¿Cuándo se acabará esto?, preguntan sobre el final social". Es decir, un final más determinado no tanto porque se haya vencido a la enfermedad, sino porque las personas se cansen del pánico y aprendan a vivir con ella.

Un hartazgo, en cierto modo, observable en unas políticas de salud pública más relajadas que las llevadas a cabo en las primeras olas de coronavirus. En España, por ejemplo, no existen medidas de obligado cumplimiento en interiores ni tampoco se ha reforzado la Atención Primaria, como han demandado en repetidas ocasiones expertos y profesionales de la salud.

"Como virólogo evolutivo, me frustra cuando los políticos invocan la palabra endémica como excusa para hacer poco o nada. Hay más en la política de salud global que aprender a vivir con rotavirus endémico, hepatitis C o sarampión", asegura Katzourakis. En su opinión, las políticas de salud y el comportamiento individual determinarán qué forma, entre muchas posibilidades, adoptará la Covid-19 endémica.

Lo cierto es que, como recuerda el experto, la mejor manera de evitar que surjan más variantes, más peligrosas o más transmisibles es detener la propagación sin restricciones, y eso requiere medidas de salud pública, incluida -de manera crucial- la equidad de la vacuna. "Cuanto más se replique un virus, mayor será la probabilidad de que surjan variantes problemáticas", recuerda, y esto "expone a la humanidad a muchos más años de enfermedad, incluidas oleadas impredecibles de brotes".