El único antiviral con éxito contra la viruela del mono: alivia los síntomas y reduce la contagiosidad
Un estudio en 'The Lancet' revisa los únicos casos de viruela del mono tratados con antivirales, todos ellos en Reino Unido.
25 mayo, 2022 01:40Noticias relacionadas
Una revisión en base al estudio de los siete casos de viruela del mono (monkeypox) diagnosticados en Reino Unido entre 2018 y 2021, y que hasta ahora se consideraban los principales brotes en suelo europeo, identifican qué tipo de antivirales podrían aliviar los síntomas y reducir el tiempo durante el cual se puede producir el contagio. Dado el ciclo de incubación de la enfermedad, las autoridades sanitarias británicas están recomendando a los pacientes cuarentenas de 21 días.
Los casos analizados en el trabajo que publica la revista The Lancet Infectious Diseases son especialmente valiosos en este contexto, ya que corresponden a las primeras instancias de contagios intrafamiliares e intrahospitalarios registrados fuera de África. También recogen los resultados de los primeros tratamientos de la enfermedad con dos antivirales distintos, brincidofovir y tecovirimat.
Según recogen los autores, el brincidofovir -un tratamiento antivírico experimental- dio escasas muestras de efectividad clínica. Por el contrario, el tecovirimat -un fármaco autorizado desde noviembre de 2021 por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para tratar las viruelas, tanto la humana como la símica y la bovina- sí demostró potencial terapéutico. Además, los investigadores apuntaron a la posibilidad de diagnosticar la enfermedad mediante muestras de sangre y frotis de garganta.
"Las autoridades sanitarias están intentando comprender qué está causando los brotes de viruela del mono de mayo de 2022 en Europa y Norteamérica, que afectan a varios pacientes que ni han viajado ni han tenido contacto con un caso previo conocido. Nuestro estudio ofrece algunas de las primeras conclusiones sobre el uso de antivirales para tratar esta enfermedad en humanos", explica el Dr. Hugh Adler de los Hospitales Universitarios de Liverpool, y autor principal del trabajo.
"Los casos recogidos en nuestro estudio, sumados a los brotes recientes, subrayan la importancia de mantener una red colaborativa de centros preparados para controlar los focos de contagio esporádico de patógenos de alto impacto, como la viruela del mono. Se trata de casos difíciles de manejar que requieren amplios recursos, incluso en países de elevada renta per cápita como Reino Unido", insiste por su parte otro de los autores sénior, el Dr. Nick Price de la Guy's & St Thomas' NHS Foundation Trust.
La investigación sobre esta enfermedad rara y emparentada con la viruela humana, aunque más leve, ha sido escasa en los países desarrollados, subrayan los investigadores. Desde que se registró el primer caso en 1970, un bebé en Zaire (actual República Democrática del Congo), los tratamientos han avanzado poco. Las principales medidas han consistido en vacunar a quien no se ha inmunizado contra la viruela, que se considera erradicada desde hace cuatro décadas, y aislar al paciente durante los 21 días de incubación.
En general, los síntomas se limitan a la fiebre, las erupciones cutáneas y la inflamación de los ganglios linfáticos. Sin embargo, se han descrito complicaciones como la inflamación de los pulmones, encefalitis, inflamación de la córnea con riesgo de ceguera, e infecciones bacterianas secundarias. La mortalidad varía del 3% en Nigeria al 10% en la cuenca del Congo, un factor determinado por las variantes -clados- del virus pero también la demografía: las muertes ocurren principalmente en niños o personas inmunodeprimidas por el VIH-SIDA.
Viruela del mono en Reino Unido
De los siete casos analizados entre 2018 y 2019, los tres primeros fueron importados de África Occidental y fueron tratados en áreas de enfermedades infecciosas de hospitales británicos. Se les suministró brincidofovir a los siete días de aparecer las llagas relacionadas con la enfermedad, pero el tratamiento no demostró "eficacia clínica" y se detectaron alteraciones en las muestras de sangre del hígado.
El cuarto contagiado fue un trabajador sanitario que dio síntomas 18 días después de verse expuesto al virus, y se convirtió en el primer caso documentado de transmisión de la viruela del mono en un ámbito hospitalario en Europa. Los cuatro experimentaron una recuperación completa, y los investigadores no descartan que la administración del brincidofovir en una fase más temprana de la incubación de la enfermedad pudiera ser más efectiva.
En 2021, se diagnosticaron otros tres casos de viruela del mono en Reino Unido, dentro de un mismo núcleo familiar procedente de Nigeria. Dos de los contagios fueron los primeros casos de transmisión de humano a humano registrados en un hogar fuera de África, y uno de los pacientes era un niño, lo que motivó un seguimiento especial al tratarse de una circunstancia riesgo. "Afortunadamente, este paciente solo experimentó síntomas leves y experimentó una recuperación total", escriben.
En este brote, uno de los pacientes fue tratado con tecovirimat. La duración de los síntomas que sufrió fue más corta, y se detectó una carga viral inferior en sus vías respiratorias en comparación con el resto de afectados por el brote. Los autores admiten que son necesarios estudios más amplios con una cohorte superior de pacientes para determinar mejor la efectividad de los antivirales frente a la enfermedad.
"El principio activo de Tecovirimat SIGA es el tecovirimat, una pequeña molécula antiviral sintética que inhibe la actividad de la proteína de la membrana periférica del ortopoxvirus (VP37), necesaria para la producción de las formas extracelulares del virus", explica la Aemps. "La eficacia en humanos se predijo a partir de estudios en monos expuestos a concentraciones letales del virus en los que se mostró mejora de la supervivencia".
En este segundo brote, la sintomatología fue de nuevo leve y no se registraron complicaciones asociadas. Los pacientes fueron ingresados en aislamiento durante la duración de la fase infecciosa hasta recibir el alta. Uno de ellos, precisan, sufrió un "breve relapso" seis semanas después, y otro desarrollo un absceso de tejido profundo que tuvo que ser drenado. Los autores también anotan que su "estado de ánimo" era bajo, "probablemente" a resultas del aislamiento.
Acortar los síntomas mediante antivirales no solo contribuiría a la recuperación del paciente, apuntan los investigadores: reducir la carga viral también puede ser un factor involucrado en aspectos de la contagiosidad que se desconocen. Así, se considera que los afectados por la viruela del mono dejan de contagiar cuando las llagas se cierran y cicatrizan. Sin embargo, en los siete casos se observó "desprendimiento viral" hasta tres semanas después de la infección.