María Rodrigo, la psicóloga del ajedrez: "Los niños no saben perder al estar en una burbuja de cristal"
"El ajedrez no solo mejora nuestra memoria, sino también las emociones" / "Hay pacientes con TDAH que han mejorado su atención con este deporte" / "El ajedrez es un reflejo de nuestra personalidad"
25 octubre, 2022 03:08El ajedrez se encuentra en uno de los puntos más mediáticos de los últimos años debido al escándalo de Hans Niemann, una joven promesa que ha sido acusado de haber hecho trampas en más de 100 partidas. A la psicóloga deportiva y ajedrecista María Rodrigo (Madrid, 1990) nunca se le pasó por la cabeza llegar hasta este punto: "Llevo perdiendo desde que empecé a los cinco años", confiesa entre risas. Aunque matiza, claro está, que ha ganado en alguna que otra ocasión. Y no serán tan pocas, pues en 2009 se hizo con el título de Maestra FIDE, que concede la Federación Internacional de Ajedrez.
Sin embargo, su interés por este deporte que sigue luchando por ser olímpico no se debía a que quisiera ser la nueva Gambito de dama española. De hecho, reconoce que la tolerancia a la frustración es el mayor aprendizaje que le ha aportado el ajedrez. Una cuestión que ve bastante complicada en las nuevas generaciones, inmersas en "una burbuja de cristal" que no les permite aceptar la derrota.
La palabra que lo cambia todo para ella es "jugar", pues no es lo mismo decir que debes ejercitar la mente a diario que tener una partida de ajedrez. "Estoy promocionando el libro", responde en primer lugar Rodrigo cuando se le pregunta por su profesión actual. Se refiere a No te enroques. Psicoajedrez para mejorar tu vida [HarperCollins Ibérica], donde promete, entre otras cosas, "manejar el estrés y la ansiedad" moviendo los 16 soldaditos, como ellas los llama, por las 64 casillas. Esta psicóloga deportiva accedió a responder a las preguntas de EL ESPAÑOL mientras jugaba al ajedrez. Así que comience la entrevista, y con ésta, la partida.
¿Qué es el ajedrez terapéutico?
El ajedrez terapéutico es una forma de entrenamiento cognitivo y emocional con la que podemos trabajar nuestra salud mental. Antes las técnicas más clásicas solían utilizar lápiz y papel. Pero ahora se ha comprobado que con el ajedrez también se puede ejercitar la mente. Y sobre todo, lo más llamativo en este caso es su aspecto lúdico, que provoca en quienes lo practican una mayor ilusión.
¿Cómo surge la idea de combinar ajedrez y psicología?
Nace sobre todo a raíz de mi tesis doctoral, en la que utilicé el ajedrez como parte de un entrenamiento cognitivo en pacientes de TDAH. Lo realizamos en el Hospital Universitario Puerta De Hierro, en el que ya se había trabajado antes con musicoterapia, cineterapia y arteterapia. Y es verdad que los talleres de ajedrez que impartíamos eran obligatorios. Pero muchos de ellos terminaban diciéndome que habían notado cómo en su vida diaria conseguían prestar más atención.
Por otra parte, en el libro me centro en demostrar que el ajedrez puede servir a todo el mundo en su día a día. Si los médicos dicen que tenemos que estar bien físicamente, ¿por qué no vamos a practicar este deporte para mantener activa nuestra mente? Además, puede servirnos también para que la carga cognitiva sea más fuerte en la vejez.
¿Es el ajedrez un método curativo de enfermedades neurodegenerativas?
No se podría afirmar como tal. Pero sí que es cierto que supone una ayuda cognitiva en cuanto al proceso que se lleva a cabo en nuestro cerebro cuando jugamos al ajedrez.
¿En qué consiste ese proceso?
Se trata de un proceso en el que se activa todo nuestro cerebro. Por ejemplo, ahora que estamos jugando una partida, tienes que prestar atención a las 64 casillas, por lo que se activa el lóbulo parietal. Por otro lado, al estar observando el tablero, el lóbulo occipital también entra en juego. E incluso hay una parte emocional —que se asocia con el lóbulo temporal— donde debes ponerte en la mente de tu contrincante para descifrar cuál va a ser su próximo movimiento. Sin embargo, la zona del cerebro que más se ejercita con el ajedrez es la corteza prefrontal. Diríamos que ésta es como el director de orquesta del cerebro.
¿Nos cuesta cada vez más mantener la atención?
Sí, totalmente. Vivimos en una época de la inmediatez, fruto de las nuevas tecnologías, donde estamos pendientes del móvil las 24 horas del día. He de decir que yo estoy tratando de desquitarme. Y es que al final no estás prestándole atención al aquí y el ahora. En cambio, el ajedrez lo que te hace es parar. Quizá exagere un poco, pero lo considero como un acto introspectivo. Cuando juego al ajedrez, noto mis latidos del corazón. Es un poco contradictorio, pero se combina el estrés de la propia partida con la autoconexión que se produce con uno mismo.
De hecho, menciona en el libro que una de las mayores dificultades con las que se encontraba en sus talleres era la presión del reloj. ¿No es irónico que con el estilo de vida frenético que solemos llevar?
Sí, les solía estresar mucho. Pero yo creo que es porque cuando empiezas a practicar un deporte piensas que inmediatamente después tienes que llegar a unas olimpiadas. Y no es así. Yo siempre se lo trasladaba a mis pacientes, y a partir de ese momento se le quitaba cualquier tipo de presión. Luego además el ajedrez es atractivo porque tienes muchas opciones de movimientos. Eso hace que tengas que ejercitar tu mente. Al final terminas queriendo jugar más y más porque paras el ritmo de vida frenético que solemos llevar.
¿El cerebro se ejercita más con la victoria o con la derrota?
Creo que en el ajedrez es como en la vida, toda derrota tiene que conducirte a un aprendizaje en el que entiendes que algo ha debido fallar en tus ideas. Aunque se puede aprender mucho más si se analiza con detenimiento el motivo o los motivos de la derrota. Parece que cuando perdemos lo único que queremos es olvidarnos de ella por no sufrir en exceso. Ahora bien, en la victoria también hay cuestiones que analizar. No se ha hecho todo perfecto. Es importante analizar la partida tanto cuando ganas como cuando pierdes.
En el libro tratas de eliminar el estigma de que el ajedrez es solo para inteligentes. Pero, ¿te puede hacer más inteligente?
No deja de ser un entrenamiento mental, como el que haces físicamente si vas al gimnasio. Entonces si juegas al ajedrez, pues está claro que potencias atención, memoria y razonamiento. Y al final, estos resultados no se quedan solo en el tablero, sino que también puedes ponerlo en práctica en tu vida. Por ejemplo, con unos 15 o 30 minutos de ejercicio mental como el que exige el ajedrez, luego seguramente seas capaz de prestar más atención, de parar ese ritmo desenfrenado del que hablábamos antes y de concentrarte mucho más.
¿Cuál es la relación que existe entre inteligencia emocional y ajedrez?
Se trata de una relación inseparable. Yo suelo decir que el ajedrez es una escuela de valores, tanto a nivel cognitivo como emocional. La empatía es una prueba de ello. Hay estudios científicos en los que se demuestra que con el ajedrez se activan las mismas áreas cerebrales que con la teoría de la mente al tratar de averiguar los movimientos del rival y poniéndote así en la piel de éste.
En mi caso, por ejemplo, la tolerancia a la frustración es el mayor aprendizaje que me ha aportado el ajedrez. Llevo desde los cinco años perdiendo. Bueno, gano de vez en cuando también —se ríe—. Pero me refiero a que aquellas derrotas me han generado una mayor fortaleza y una resilencia que luego aplico en mi día a día con dificultades que me encuentro. Y en eso en las nuevas generaciones no parece que lo tengan tan claro. Los niños de hoy en día no están acostumbrados a perder porque se encuentran en una burbuja de cristal. Y hay que perder en la vida. Hay que hacerles ver que no pasa nada, y que tampoco llorar es un problema. Es sano.
¿Qué se aprende del ajedrez, tanto a nivel cognitivo como emocional, que no lo enseñen otros deportes?
Todos los deportes, en general, te enseñan una gran serie de valores. Uno de los principales es que si quieres dedicarte a algo —ya sea deportivo o no—, tienes que ser constante y dedicarle un importante número de horas.
Otra de las enseñanzas es el lenguaje de la comunicación no verbal. Yo, por ejemplo, he jugado ante rivales de India o Pakistán con quienes no compartía el idioma. Pero tras el jaque mate, solíamos analizar la partida juntos, que es una cosa que se suele hacer mucho en el ajedrez. No veo a los jugadores del Real Madrid y del Barcelona encerrándose en una sala tras el partido para analizar su juego.
¿La técnica elegida para jugar al ajedrez refleja nuestra personalidad?
Sí. En el caso de la gente más extravertida, no es que tengan un juego más creativo como tal, pero sí que suele ser más animado, con más ataque. Por otro lado, los más introvertidos tienen una lectura más posicional, de ir poco a poco elaborando su jugada. Lo normal es que existan unos patrones entre personalidad y la forma de empezar y avanzar en una partida. Y con las piezas sucede igual, cada una tiene su personalidad.
Y usted, ¿con cuál se identifica más?
La dama es la pieza con la que mejor me identifico. Diría que es porque no es capaz de estar parada en ningún momento y siempre quiere estar en todas partes. Además, yo soy una persona muy agresiva —jugando solo, claro, en la vida no—, por lo que me gusta mirar con la dama y querer dar jaque al rey (spoiler: lo terminaría dando en muy pocos movimientos, como era de esperar).